Langman: “La mayoría de los establecimientos de faena requiere correcciones en el diseño de sus instalaciones”

1496 porcinos [1600x1200]El bienestar animal en la cadena productiva pecuaria es un tema que cada día toma mayor relevancia en el sector productivo y científico. Un trabajo del Instituto de Tecnología de Alimentos del INTA Castelar determinó que los frigoríficos porcinos necesitan reevaluar las condiciones a las que son sometidos los animales de producción, “para evitar una disminución en la calidad del producto y además, pérdidas económicas”.

Leandro Langman, uno de los autores del trabajo, señaló que con este estudio se busca brindar “resultados concretos para que los empresarios del sector puedan visualizar las prácticas de manejo del ganado porcino, en horas previas a la faena y sobre temas que abordan la cantidad y calidad de carne producida, la calidad ética y las exigencias reglamentarias”.

Con el título “Herramientas para la evaluación de bienestar animal en frigoríficos. ¿Cómo identificar problemas propios y de las etapas previas de la cadena?”, el trabajo toma como base indicadores de análisis en dos experiencias de bienestar animal: en la primera se evalúa el bienestar animal en la granja y durante el transporte y en la segunda, se realiza un diagnóstico y un plan de mejora en el frigorífico.

La investigación identifica el déficit en bienestar animal en los establecimientos de faena, mediante indicadores comportamentales, fisiológicos, de calidad de canal –parámetros propios del animal que afectarán a su rendimiento posterior– y de carne. “Con esto buscamos promover mejoras para los estándares a partir de hallar inconvenientes en distintas etapas de la cadena tanto en la planta como en las fases previas”, expresó Langman, quien agregó que “la mayoría de los establecimientos de faena requiere correcciones en el diseño de sus instalaciones y en la capacitación del personal involucrado en las distintas tareas, que va desde la descarga en corrales de espera hasta correcciones en la insensibilización efectiva y sangrado del animal”.

Con estos resultados, “buscamos mejorar las prácticas para generar un impacto positivo en la cantidad y calidad de carne producida, los aspectos éticos, donde se procura evitar el sufrimiento innecesario de los animales y las exigencias reglamentarias crecientes de terceros países que se transformarán en presiones para el sector productivo en cuestión”, indicó el especialista del INTA.

El equipo de investigación estableció dos ensayos, el primero estudió 180 animales con la misma genética, peso, dieta y tiempos de ayuno similares ubicados en tres granjas, en diferentes puntos del país. Así, mediante el análisis de indicadores fisiológicos –recuento de glóbulos blancos, hematocrito, proteínas plasmáticas, glucemia, cortisol, lactato y creatin-kinasa–, la evaluación de contusiones en orejas, frontal, central, caudal y patas y de calidad de la carne, los especialistas apreciaron diferencias significativas entre las granjas evaluadas.

En el segundo ensayo, efectuado en frigoríficos y sobre 1.315 animales, se evaluaron indicadores de comportamiento, como caída y resbalones en la descarga, caída en el manejo en los corrales, insensibilización en el primer intento y tiempo transcurrido entre insensibilización y sangrado, entre otros. El equipo de investigación integrado también por Sebastián Cunzolo, Darío Pighin, Fernanda Paschetta, Trinidad Soteras, Gabriela Grigioni y Fernando Carduza –investigadores del ITA– junto con Gisela Marcoppido, del Instituto de Patobiología del Centro de Investigación en Ciencias Veterinarias y Agronómicas del INTA Castelar y Patricio Davies del INTA General Villegas –Buenos Aires– obtuvo el primer premio de la Fundación ArgenINTA en la categoría “Investigación y Desarrollo en el área de tecnología de alimentos”.

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