La Suprema Corte de Mendoza autorizó a los jueces a usar togas

El titular de la Suprema Corte de Mendoza, José Valerio, autorizó el uso de una toga como vestimenta alternativa en el Poder Judicial local y defendió la iniciativa tanto en términos “simbólicos” como de “practicidad”.

Quien expresó en reiteradas oportunidades su deseo de llevar esa prenda es el actual titular de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, Carlos Rosenkrantz.

La toga es una prenda de vestir larga, generalmente de color negro, que visten jueces, fiscales, defensores, abogados y otros profesionales del derecho cuando están ejerciendo su función o en algunos actos protocolares. Dicha prenda se utiliza generalmente sobre la ropa y llega hasta abajo de las rodillas, inclusive hasta los talones.

“Ayuda al ciudadano a identificar al juzgador, es símbolo de sobriedad, sencillez y simpleza, y es liviana y fácil de lavar”, indicó Valerio en su resolución, que contempla que los jueces del fuero penal usen una toga de modo alternativo como reemplazo eventual de las prendas formales de uso cotidiano en el desarrollo de los juicios y debates virtuales.

Además, el magistrado destacó que “durante la emergencia sanitaria por la pandemia de coronavirus, las autoridades sanitarias recomiendan el uso de ropa liviana por ser fácil de lavar sin que implique dejar de lado el decoro que todo acto jurídico requiere”.

La decisión aclara que “si bien en la República Argentina nunca se exigió su uso ni existió cultura de su empleo, es universalmente reconocida como símbolo que identifica a los jueces, siendo la misma obligatoria en una gran cantidad de países (especialmente aquellos que realizan juicios por jurados), como en los tribunales internacionales”. En el país, solo se observa en algunos actos académicos.

Reino Unido, Estados Unidos, México, Venezuela y Colombia son algunos de los países donde se utiliza esta especie de “uniforme” en el Poder Judicial. La decisión tomada por el tribunal de Mendoza abrió la posibilidad para quien quiera, por lo cual será una decisión personal, que quedará a criterio de cada magistrada o magistrado.

Entre las virtudes del uso de la toga, la resolución menciona que “ayudará al ciudadano a identificar al juzgado, es símbolo de sobriedad, sencillez y simpleza, evitando los símbolos superfluos”, y es una “señal de solemnidad y de respeto, además de comodidad, practicidad y uniformidad entre los jueces”.

“La toga cumple una función simbólica de igualar, como una muestra de uniformidad, de que la ley es para todos, de que el juez es solo un engranaje del sistema y no tiene singularidad. Hace lo que la ley dice y no tiene voluntad propia, solo aplica la ley”, declaró a Página|12 el profesor de Derecho en la Universidad Nacional de La Pampa, Gustavo Arballo.

El abogado subrayó que “le da al acto una sensación de solemnidad, de imparcialidad, de plantear ‘a partir de este momento hacemos un debate entre iguales’, y la toga es como el viejo guardapolvo blanco”.

Por otro lado, Arballo señaló que la toga “puede ser percibida con cierta desconfianza y reticencia por parte de los mismos abogados, jueces y la sociedad” ya que “como no lo vivieron nunca, varios de ellos pueden sentir que es un acto que no corresponde o una pose implantada”.

La observación del académico quedó expuesta en las redes, donde los usuarios criticaron que se tratara este tema “cuando hay cosas más importantes” para impulsar dentro de la Justicia.

Arballo concluyó: “Así como hemos importado muchas tradiciones, no descarto que podamos implementarlo. No lo veo como algo aristocratizante o delirante. En muchos países se usa toga siempre. En España un abogado laboralista común tiene un locker en los tribunales y se pone la toga”.

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