Irací Hassler, la nueva alcaldesa comunista de Santiago que sorprendió a Chile

Desde que se unió al Partido Comunista, en 2011, su carrera fue en ascenso; se impuso por unos 3000 votos de diferencia.

Los resultados de las elecciones del sábado y domingo pasados en Chile dejaron perplejos a muchos, en especial a la derecha, la gran perdedora en la contienda. Una de las mayores victorias de la izquierda se dio en Santiago. Contra todo pronóstico oficialista, Irací Hassler ganó la alcaldía de la capital, frustrando las aspiraciones de reelección del alcalde Felipe Alessandri y marcando un hito histórico en el Partido Comunista (PC).

La concejal del Partido Comunista, de 30 años, se habría imaginado alguna vez que su intensa campaña para desterrar al derechista de Renovación Nacional del mando la llevaría a ser quien condujera por primera vez a su partido a la alcaldía de Santiago.

Desde luego debe haber soñado durante tiempo, fiel al feminismo, con hacer historia al convertirse en la segunda mujer desde el retorno de la democracia en estar a la cabeza uno de los mayores municipios de Chile.

Hassler logró imponerse por 38,85% de los votos frente a 35,26% (unos 3000 votos de diferencia), un duro revés para Alessandri, y estará en sus manos la gestión de Santiago junto con un concejo municipal formado en su mayoría por mujeres que la acompañarán durante los próximos cuatro años.

“Estamos muy contentas. Podemos decir con toda seguridad que hemos triunfado con la alcaldía constituyente por Santiago”, celebró en sus redes sociales la economista de la Universidad de Chile. “¡Tenemos alcaldía constituyente en Santiago y también un concejo municipal mayoritario para los cambios!¡Sean todos y todas muy bienvenidas!”

Deslumbrada tras encontrarse con los postulados de El Capital, de Karl Marx, durante la universidad, Hassler asumió esos ideales y decidió integrarse al Partido Comunista en 2011. Fue por medio de su fuerte presencia en el movimiento estudiantil, partícipe de varias movilizaciones que tuvieron lugar mientras estudiaba Ingeniería Comercial en la Universidad de Chile.

Desde allí, escaló en importantes cargos dentro del dirigencia del partido, como líder de las Juventudes Comunistas, hasta llegar a ser electa concejal de Santiago en 2016, donde sus pilares fueron – y planea impulsarlos aún más en su nuevo cargo- la lucha contra la violencia hacia la mujer, la igualdad de género y la agenda ambiental.

Viene de una familia ajena a la política, con un padre empresario de procedencia suiza y con una fuerte ideología de derecha y una madre brasilera preocupada por ver a su hija en el partido. En una entrevista el año pasado con el diario chileno El Siglo confirmó que sus raíces brasileras están conectadas con el comunismo ya que varios parientes lejanos militaron para el partido.

Me golpeó conocer la precariedad, la pobreza que existe en la comuna de Santiago. Ver el abandono, la discriminación, la falta de condiciones básicas para poder vivir, el hacinamiento, el miedo permanente a los incendios por sobre carga eléctrica, los arriendos abusivos, la realidad de los adultos mayores”, declaró en la entrevista.

Motivada por estas problemáticas, Hassler vio en la Alcaldía una oportunidad para construir una comunidad basada en un “co-gobierno del municipio con las organizaciones sociales y las vecinas u vecinos” en el cual la ciudadanía adopte un rol principal en la toma de decisiones. Tras cuatro años como concejal sintió en estas elecciones que “podía asumir esa responsabilidad”.

Actualmente tesista de una maestría en Estudios de Género y Cultura de la Universidad de Chile, los puntos cardinales de la política de Hassler para el futuro de Santiago son el fomento del comercio local, la protección del ambiente, la reducción de las brechas de género, y la incidencia de las organizaciones comunitarias.

“Estamos felices porque hoy comenzamos a construir un buen vivir para nuestros barrios. Tenemos un gran desafío por delante, pero junto a ustedes, lo haremos posible ¡Vivamos Bien Santiago!”, comunicó dando inicio a su mandato ante la inesperada victoria.

Fuente: La Nación

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