Investigación de la UNL sobre tratamientos contra hongos del maíz

Investigadores de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional del Litoral, encararon un trabajo para comparar diferentes momentos de protección química en el control de la roya polisora y tizón, dos enfermedades del “maíz tardío”. Margarita Sillón, responsable de la Cátedra de Fitopatología del Departamento de Producción Vegetal de la mencionada institución, explicó que los hongos son el grupo más numeroso de patógenos que pueden afectar a los cultivos y los que causan las epidemias más conocidas por técnicos o productores. Dentro de los mismos, la “roya común” es una enfermedad ampliamente difundida en la zona maicera, que afecta al cultivo desde estados vegetativos. “Necesita de los tejidos vivos de la planta para desarrollarse y que presenta más de un período durante la estación del cultivo, dependiendo la cantidad de ciclos y las condiciones ambientales predisponentes. En la zona noreste de Argentina (Corrientes, Chaco, norte de Entre Ríos y Santa Fe) también hay presencia de ‘roya sureña’, que se ve favorecida por temperaturas más elevadas (27ºC-30°C)”, sostuvo la profesional.

En cuanto al tizón común, “se presenta frecuentemente en los cultivos de segunda fecha de siembra y causa lesiones elípticas en las hojas, al principio de color verde grisáceo, para luego desarrollarse y madurar, cuando puede volverse de color marrón”. Normalmente la enfermedad, explicó, comienza en las hojas inferiores y avanza hacia las superiores.

Según Sillón, el progreso de tizón foliar se sumó el impacto de la roya polisora, que ocasionó importantes infecciones en los maíces tardíos durante los meses de marzo de 2015 y también durante la última campaña agrícola, caracterizada por elevada humedad. Destacó que probaron dos tratamientos químicos para encontrar la mejor manera de combatirlos. En el caso de tizón, resultaron todos efectivos, “ya que tanto en las hojas de la espiga como en el estrato superior se registraron buenas reducciones de severidad. El rango de reducción de síntomas fue del 55% al 90% según el tratamiento, resultando más efectiva la protección química en floración. En cuanto al progreso de roya polisora, la severidad se mantuvo en 3% en floración”, precisó.

La especialista expresó que en lotes testigos, sin aplicaciones, la severidad de roya polisora pasó del 5% al 25%, entre los 14 y 21 días de floración. Sin embargo, al analizarse las curvas de progreso de la enfermedad en los lotes con aplicaciones, se observó una reducción de la enfermedad. “Todos los tratamientos superaron en rendimiento al testigo, logrando ganancias de 4,3% a 12% según las formulaciones aplicadas”, aseguró.

Sillón explicó que la herramienta “más económica” para los productores es la elección del híbrido, presentando el mercado de maíz una excelente oferta de materiales con buen comportamiento a distintos problemas sanitarios. Además, la rotación es una herramienta que tiene impacto directo en la reducción del inóculo primario de una enfermedad ocasionada por patógenos que sobreviven en el rastrojo. “Los tizones y manchas foliares tienen como agentes causales a patógenos que sobreviven en el rastrojo y tienen períodos de latencia largos, con lo cual pueden estar presentes en el cultivo mucho antes que los técnicos los determinen”.

Un segundo beneficio de la aplicación de fungicidas radica en disminuir la predisposición a las podredumbres de tallo y a lograr mejor calidad de grano disminuyendo el porcentaje de espigas afectadas con hongos.

Los profesionales que trabajaron en el proyecto destacaron que las buenas prácticas culturales contribuyen a disminuir el impacto de las enfermedades y en ese marco resaltaron la fecha óptima de siembra, cosecha oportuna y fertilización equilibrada.

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