Informe revela que los diputados nacionales UCR no “hablaron” en el recinto durante 2010

Ningún diputado nacional entrerriano por el radicalismo emitió palabra alguna en el recinto del Congreso de la Nación el año pasado: ni Atilio Benedetti, ni Gustavo Cusinato, ni Jorge Chemes. Tampoco lo hizo la diputada nacional Hilma Re (Coalición Cívica), quien llegó a la banca con la lista del denominado Acuerdo Cívico y Social. Los legisladores que más hablaron en las sesiones fueron el oficialista Raúl Barrandeguy y el socialista Lisandro Viale. Estos datos surgieron de un informe sobre Índice de Calidad Legislativa.

De los 257 integrantes que componen la Cámara no figura ningún entrerriano entre los 56 diputados que más hablaron. Recién en el puesto 57 aparece Barrandeguy (Frente para la Victoria), con 5587 palabras, y diez puestos más atrás se ubica el actual presidente de la bancada socialista, Lisandro Viale, con 5045 palabras.

Cuarenta y tres diputados no emitieron palabra alguna a lo largo del año pasado. Ellos son los oficialistas Octavio Argüello, Carlos Donkin, Gustavo Dutto, María Teresa García, María Laura Leguizamón, Timoteo Llera, Juan Carlos Lorges, Marta Quintero, Evaristo Rodríguez y Juan Carlos Sluga.

También aparecen en cero los radicales Lucio Aspiazu, Mario Barbieri, Atilio Benedetti, Juan Francisco Casañas, Hugo Castañón, Jorge Omar Chemes, Eduardo Costa, Gustavo Cusinato, Héctor Del Campillo, Gladys Espíndola, Pedro Molas y Agustín Portella.

Por el peronismo disidente no hablaron Juan Carlos Forconi, Natalia Gambaro, Patricia Gardella, Estela Garnero, Daniel Germano, Jorge Montoya, Jorge Obeid, Raúl Rivara, Claudia Rucci y Nora Videla.

Del PRO no habló Soledad Martínez, como por la Coalición Cívica quedó en cero Hilma Re, en tanto que del Frente Cívico de Santiago del Estero, aliados del kirchnerismo, no hablaron cuatro de sus ocho miembros: José Alberto Herrera, Ana Luna de Marcos, Mirta Pastoriza y Jorge Raúl Pérez.

Tampoco hablaron, como ya dijimos, los fallecidos César Albrisi, Luis Fernández Basualdo, Néstor Kirchner y Ramón Ruiz.

Vale aclarar que Carlos Donkin asumió hacia fines de año por Fernández Basualdo, y Gustavo Dutto por Ruiz, quienes tampoco hablaron, pero participaron de pocas sesiones. Aunque en el mismo caso se encuentra el reemplazante de Kirchner, Edgardo Depetri, quien emitió 1.501 palabras. Antes de mediados de 2010 asumió Daniel Asef (1.484 palabras) en lugar de Albrisi.

Vale mencionar también a Jorge Rivas, quien es recordado como un gran orador, pero hoy participa de todas las sesiones, aunque está impedido de hablar, por encontrarse imposibilitado desde el ataque que sufrió en el año 2007.

El radical pampeano Eduardo Kenny figura con apenas diez palabras. Hay lugar para transcribirlas: “Solicito que quede constancia de mi voto por la afirmativa”.

Peor fue lo de Juan Carlos Dante Gullo, un dirigente de buena presencia en los medios, donde suele exponer su ágil oratoria, que sin embargo este año dijo apenas tres palabras: “Sí, señora presidenta”. Fue en respuesta a Patricia Fadel, quien le preguntó si permitía una interrupción pedida por Federico Pinedo, y luego ya no volvió a hablar, según consta en los archivos taquigráficos. En esa sesión había acordado con la diputada Silvia Vázquez compartir el tiempo de una fundamentación.

Trece diputados figuraron en cero también el año anterior: Octavio Argüello, María Teresa García, Patricia Gardella, José Alberto Herrera, María Laura Leguizamón, Timoteo Llera, Juan Carlos Lorges, Mirta Pastoriza, Jorge Raúl Pérez, Agustín Portela, Evaristo Rodríguez, Ramón Ruiz y Juan Carlos Sluga.

Precisamente este último, Sluga, cumple así seis años sin hablar, todo un récord. Francisco de Narváez, que llevaba tres años sin hacerlo, habló este año en la sesión sobre las salideras.

Tres años sin palabras cumplen José Alberto Herrera, María Laura Leguizamón, Timoteo Llera, Jorge Raúl Pérez y Evaristo Rodríguez.

El que estuvo locuaz para su costumbre fue el kirchnerista Carlos Kunkel, quien suele hablar poco y en general sin pedir la palabra. Este año lo hizo varias veces, sumando 1.253 palabras. Claro que, fiel a su naturaleza, también tuvo su cruce correspondiente con un colega. Según consta en las versiones taquigráficas, en la reunión 17° le gritó al radical Gustavo Serebrinsky un contundente: “¡Callate, caradura!”.

En el informe sobre el Índice de Calidad Legislativa publicado por Parlamentario se aclara que “esto no significa una valoración cualitativa. Por el contrario, este trabajo debe ser tomado de modo cuantitativo, por cuanto el trabajo legislativo no se mide solamente a partir de los discursos en el recinto. Estará aquel que tenga un poder de síntesis suficiente como para dejar bien sentados su pensamiento e ideas con la mitad de palabras que aquel que necesita discursos extensos en los que tal vez ni siquiera logre dejar claro su razonamiento”. (Fuente APF).

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