Informe especial: Hacedores de estrellas

Son grandes responsables aunque algunos digan que “es gracias a los jugadores”. Son una pieza fundamental en cualquier equipo, los capaces de conducir los hilos de un equipo hacia el título, pero también los que antes ciertas circunstancias no podrán controlar el timón.

Los directores técnicos tienen su sello, su propia filosofía futbolística y a partir de allí vuelcan sus ideas. Pero no solamente su capacidad pasa por parar tácticamente un equipo dentro del campo de juego o de armar un 11 titular. Va mucho más allá, más aun tratándose de una Liga del interior como Paraná Campaña.

En estas tierras un DT debe ser capaz de coordinar un grupo heterogéneo donde cada integrante tiene una realidad diferente, haciendo hincapié en lo deportivo pero sin dejar de lado otros asuntos influyentes como el laboral o familiar. El DT debe ser capaz de transmitir lo que sabe o lo que pretende, utilizar las herramientas precisas para que el mensaje se pueda volcar dentro del campo de juego bien interpretado por el futbolista y que aquella idea no se diluya en el aire.

Continuando en esta línea, el DT debe tener la virtud de engrandecer al equipo a través de una inyección anímica, alentarlo para que gane confianza. El DT debe ser inteligente para leer un partido, entender los cambios a realizar o las modificaciones tácticas ante un determinado resultado. El DT debe saber cómo armar rompecabezas a contrarreloj cuando haya ausencias de jugadores en un plantel corto de piezas.

También están los DTs que van más allá de todo esto, los que ponen su vehículo para viajar, los que sacan dinero de su bolsillo para comprar una pelota, hasta los que van a hablar con el jefe del jugador para pedir una autorización. Y así podríamos seguir por varias líneas más. Ya ven, no es una tarea nada sencilla.

En El Observador decidimos darle un lugar especial mediante un nuevo informe periodístico, los mismos que vienen surgiendo a partir de una pandemia y un sistema gobernante que paralizaron las actividades deportivas durante 8 meses.

En esa ocasión decidimos tomar las 30 últimas temporadas en la Liga de Fútbol de Paraná Campaña y conocer quiénes fueron los afortunados que disputaron cada una de las finales. A partir de allí, efectuar una lectura sobre los nombres que han marcado el camino en este segmento de la historia liguista.

El inicio del recorrido parte en 1990, con el duelo entre Atlético María Grande y Juventud Sarmiento ganado por el Rojo conducido por Amado Azaad. El CAMG debió aguardar 16 largos años para volver a levantar otro trofeo, precisamente cuando el mismo Amadito volvió a dirigirlo en el 2006 junto a César Palacios.

En el medio hubo dos finales perdidas, en ambos casos con el trabajo táctico de Marcelo Fritzler (padre de Chavo): En 1994 ante Alcaraz de Roberto Fálico y en 1995 ante Deportivo Bovril de Gerónimo Moro.

Pensando en Fritzler al disputar dos finales seguidas, también tienen ese logro Eduardo Ruiz Moreno con Atlético Hasenkamp (1991/1992); Omar Garayalde con Arsenal (1998/1999); Rolando Barrera con Universitario (2000/2001); Ángel Rodríguez con Arsenal (2011/2012) y Omar Verón con Unión A. Cerrito (2017/2018). Pero uno tuvo el enorme privilegio de estar en tres duelos decisivos consecutivos: César Palacios. Fue con María Grande 2006/2007/2008, ganando los dos primeros y perdiendo el último.

Al principio del recorrido nombramos a Azaad y su vigencia tras 16 años, ese mismo sello puede verse en Fálico que ganó el campeonato del 94 con Alcaraz y celebró con Arsenal en el 2008, 14 años entre final y final. También están Pachi Celis que jugó dos series decisivas con Independiente FBC en 2007 y 2017 (10 años); Raúl Luna finalista con Hasenkamp en 2002 y 2012 (10 años); Omar Werner con Litoral en 2005 y 2014 (9 años); pero el que se lleva los registros es Gerónimo Moro siendo finalista con Deportivo Bovril en 1995 y en 2013, luego de 18 años. Un ejemplo que para ser DT, la edad no es un límite y la trayectoria siempre es importante.

Los entrenadores que más finales jugaron son Fálico y Palacios con cuatro cada uno. Alcaraz 94 y 96, Independiente 2001 y Arsenal 2008 para el oriundo de Paraná. María Grande 2006, 2007 y 2008 y Viale FBC 2010, para el ex arquero. En éste último vale agregar que sus dos finales perdidas fueron justamente ante Arsenal.

Con tres finales están: Raúl Dipangracio (Viale FBC -2- e Independiente, campeón con la V); Ángel Rodríguez (Arsenal -2- y Viale FBC, campeón con ambos); Omar Werner (Tabossi y Litoral -2-, dos títulos); Rolando Barrera (Universitario, dos títulos) y Gerónimo Moro (Deportivo Bovril, dos títulos).

Algunos no han tenido la fortuna de celebrar a pesar de haber jugado más de una serie decisiva. Aquí encontramos a Garayalde en Arsenal 1998 y 1999; Fritzler en María Grande 1994 y 1995 y Celis en Independiente 2007 y 2017.

Un dato curioso une a Fálico y Werner. Ambos llevaron a dos equipos diferentes a celebrar por primera vez un campeonato. Roberto lo logró con Unión Alcaraz en 1994 y con Arsenal en el 2008. En tanto que Yiyo condujo a la gloria a Deportivo Tabossi en 2011 (dupla con Sebastián Resnitzky) y a Litoral en 2014.

Otro dato para agregar a la rica tarea de Roberto Fálico es que se trata del único entrenador en arribar a la final con tres equipos diferentes.

El entrenador que sumó más títulos es Omar Verón. Fueron tres en un pasado reciente al frente de Cerrito. Celebró una triple corona en 2015, 2017 y 2018. Ya nombramos a Palacios como el único en jugar tres finales seguidas, Pepo se anota con tres en cuatro años, lo mismo que Barrera en Universitario (2000, 2001 y 2003).  

Otra cuestión curiosa se da en quienes fueron DTs campeones y a su vez formaron parte del equipo. Aquí aparecen: Sergio Alzugaray (Viale 1999), Nicolás Borsotti (Hernandarias 2003) y Rolando Céparo (Cerrito 2004).

En 30 temporadas de historia que recorre este informe, no se repitió ninguna final con los mismos entrenadores. 

Por Mauricio Jacob