Homenajearon al conscripto crespense Jorge Jacob. “Es un héroe sin tumba” afirmó su hermano Raúl

En la sesión del pasado miércoles del Concejo Deliberante de Crespo, se realizó un homenaje al conscripto Jorge Jacob, al cumplirse este mes, el 60° aniversario de su fallecimiento, mientras tripulaba el remolcador “ARA Guaraní” de la Armada Argentina, en el sur del país. Su hermano Raúl, en diálogo con El Observador, agradeció a los ediles por “este emotivo reconocimiento” y contó algunos recuerdos de quien sirviendo a la Patria, en 1958, naufragó junto a otras 37 personas. En ese momento estaban en misión de apoyo a un avión Douglas DC 4, que debía cumplir una función de socorro en un destacamento naval.

Es un héroe sin tumba, eso es lo más triste y doloroso” sintetizó Raúl Jacob en la charla con este medio. “Con lo que pasó meses atrás, con el submarino ‘ARA San Juan’ (también desaparecido), es como que revivimos todo aquello que nos sucedió, lo sentimos en ‘carne propia’. En el agua o en el aire, una falla mínima puede llevar a una tragedia. Mi hermano dio la vida por la Patria” destacó.

– ¿Cuándo fue la última vez que estuvo con él?

– El 19 de abril de 1958, en el casamiento de un amigo. Él ya estaba incorporado a la Armada, pero tenía unas pocas horas libres, así que viajó desde Buenos Aires. Como no había mucho transporte en ese tiempo, logró que lo trajera un camionero hasta Entre Ríos. Llegó a la tardecita para la fiesta y a la madrugada se despidió de todos y regresó. Recuerdo la última frase que nos dijo: “Adiós Pampa Mía, qué mundo que he recorrido”. Me quedó grabado en mi memoria…

– Con pocos medios de comunicación, ¿cómo se enteraron de lo que pasó con la embarcación en la que estaba?

– Nos enteremos al pasar, en la calle, que un barco argentino había tenido un percance, que había desaparecido en el sur. Después empezaron a llegar más noticias, pero en ese tiempo, por radio era poca la información. Había mucha incertidumbre, porque pasaban los días y las ilusiones de encontrarlos con vida eran pocas. Fue un riesgo hacer ir a ese remolcador a esa misión, que era utilizado solamente para patrullar la soberanía. Por el temporal que tuvieron que soportar, entró agua a la sala de máquinas, en una zona con olas de gran tamaño, el mar estaba “enfurecido” por el clima…

– ¿Qué comunicación oficial tuvieron?

– Fueron días de mucha angustia, ya que no aparecían los restos del barco, ni de sus tripulantes. Tuvimos prácticamente un mes de velorio. Las esperanzas que aparezcan con vida nunca las perdimos, hasta que llegaron a nuestra casa 2 personas vestidas de militar, de la Armada y le dicen a mi padre: “… usted ha perdido un hijo y la Patria a un soldado”. No se puede describir con palabras lo que pasamos en ese momento…

– En ese tiempo la incorporación a las fuerzas militares era obligatoria…

– Sí, él se incorporó a los 20 años. En ese tiempo se hacía un sorteo entre los que les correspondía ingresar al servicio militar y le tocó el Nº 889 (Armada). Como familia estábamos preocupados, porque en ese tiempo del país, estaba la revuelta del ’55. Yo tenía 10 años y viví en carne propia lo que pasaba. El 4 de enero de 1957 se incorporó y el primer destino fue en el destacamento naval de la Isla Martín García, hasta que después fue trasladado al sur. Hay que estar en el lugar de las familias que tuvieron que soportar tragedias como estas, me pongo en la piel de quienes perdieron a sus seres queridos en el submarino también…

– ¿Qué recuerda de la infancia de Jorge?

– Nació el 17 de julio de 1936. Era un chico que tenía mucha disciplina, educación, le gustaba mucho cocinar y hablaba alemán, lo que le ayudó muchísimo… Hizo los primeros grados en la escuela parroquial San José de Crespo, que dependía del Colegio San José de Esperanza. Después pasó a la Escuela Nº 54. No había terminado de estudiar, que empezó a trabajar de cadete en la tienda de ‘Pocho’ Pagnone, que estaba ubicada en San Martín e Irigoyen, donde hoy funciona el comedor Hans. Jugó a la pelota a paleta y en fútbol, era hincha de San Lorenzo, como muchos de los Jacob que viven en Crespo. Éramos 10 hermanos, de los cuales 6 estamos con vida, 2 varones (Elio y yo) y 4 mujeres: Elsa, que está por cumplir 80, Yolanda (78), Alicia (71) y Esther, que es la menor, que tiene 68.

– Una reflexión final…

– Un agradecimiento por la nota y nuevamente al Concejo Deliberante por el homenaje. En 1997 lo habían destacado a Jorge, designando con su nombre a la calle donde vivió con nuestra familia. Y como reflexión, diría que en este tiempo, a veces nos preocupamos por cosas con poco sentido y cuando pasan estas cosas, estas tristezas y tragedias, es ahí donde uno se da cuenta de lo que vale la vida…

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