Historias de docentes jubilados: Hoy, Rosana Prediger, con 32 años en la enseñanza

Seguimos escuchando testimonios de docentes que recientemente han recibido el beneficio de la jubilación, tras años de vocación, entrega, esfuerzo y servicio, dejando huellas profundas en cientos de niños o jóvenes que recibieron sus enseñanzas. La crespense Rosana Prediger, luego de más de 3 décadas en jardines de infantes y maternales recibió este beneficio y en diálogo con Canal 7 CVC, contó sobre su historia de vida: “En realidad, quería estudiar Psicopedagogía, pero no tuve la posibilidad de cursarla, por lo que opté por estudiar maestra jardinera, aprovechando que en ese momento se había abierto esa carrera en el Colegio Sagrado Corazón de Crespo. Por lo tanto, soy integrante de esa primera promoción, que en diciembre cumplimos 32 años de egresadas”.

“Mi primer trabajo fue en el Colegio de Valle María, donde cumplí una suplencia. Recuerdo todo como si hubiera sido ayer. Me enteré que una maestra tomaba licencia, llamé por teléfono, hablé con la directora, quien me dijo: ‘¿Cómo vas a hacer para viajar todos los días desde Crespo? Me vas a faltar mucho’. Les respondí que se queden tranquilos, que voy a cumplir y así fue. Al otro día hablamos y quedé. Viajé durante 9 meses a la mañana en colectivo hasta la Virgen de Strobel y desde allí, hacía ‘dedo’ hasta Valle María. Siempre, antes de las 8.00 estaba en la escuela. Y a la vuelta, salíamos a las 12.00 y me venía nuevamente ‘a dedo’ hasta Crespo, porque no había líneas de colectivo. He viajado en autos, atrás de camionetas, han sido muchas las experiencias que tuve… Hasta el día de hoy tengo contacto con mi directora, Nelly Paúl, quien cuando se enteró que me jubilé, me llamó, me mandó un mensaje y también me dijo ‘…parece que hubiera sido el año pasado que fuiste al Colegio a pedir trabajo’. Tengo además, contacto con mis exalumnos. Después de Valle María, hice muchas suplencias en Diamante, tanto en verano como en invierno, en jardines maternales que no paraban sus actividades en vacaciones. Posteriormente estuve 7 años en Racedo, hacia donde viajé todos los días y tengo cientos de anécdotas… Como estaba en el turno tarde, tenía que salir de Crespo, a las 10 de la mañana, si quería ir en colectivo. Y como tenía una moto, hice muchos viajes en ese medio de movilidad y cuando no había asfalto para llegar a esa localidad desde Crespo. Y cuando llovía mucho, había que animarse a ir igual o dando toda la vuelta por Puiggari o María Luisa… En esa escuela, mi directora fue Alicia Bitz, con quien también hasta hoy tengo contacto, al igual que con todas mis compañeras, incluso tenemos nuestro grupo de whatsapp, nos juntamos a comer, a salir… Fueron 7 años fabulosos, por el trato con los chicos, que hoy ya son padres”.

EL KIOSCO Y LUEGO SEGUIR LA DOCENCIA EN CRESPO

“Cuando me quedé sin trabajo en Racedo, me generó una depresión muy grande, porque amaba mi escuela, el pueblo y ahí dije ‘no voy a ser más maestra’. Dejé 2 años y abrí un quiosquito en mi casa… Pasado un tiempo, en un cumpleaños, una persona me dice que estaban buscando una maestra jardinera en el Jardín ‘Rayito de Sol’, donde regresé a la docencia y estuve 3 años. Fue una experiencia distinta a lo anterior, porque eran todos muy chiquititos y generalmente había trabajado en salas de 4 y 5. Luego, en un concurso, logré titularizar en la Escuela Nº 187, donde trabajé 7 años, hasta que en otro concurso, pasé al Jardín Pulgarcito (Escuela 105), ya que se estaba por crear la Unidad Educativa de Nivel Inicial y había más posibilidad de crecimiento profesional…”.

“SIEMPRE SE DEJA ALGO”

Prediger reflexionó que “el ser docente, no es solamente ir a dar clases, ya que uno brinda su amor, entrega. Cuando lo hacemos de corazón, siempre algo una deja. No sé si lo hice bien o mal al trabajo durante estos 32 años, pero entregué todo lo que podía, en todas las escuelas, de eso estoy segura. Haciendo un balance, lo que por ahí me duele o lo que más me arrepiento es no haber estado más tiempo en casa acompañando a mis hijos, porque uno tenía que cumplir con la escuela, pero si tendría que elegir una profesión, volvería igualmente a elegir la docencia. En febrero tengo que ir a trabajar 15 días, que es lo último que me queda. Después, veré… En casa, todo el tiempo no me voy a quedar y mis hijos ya son grandes. Hay un proyecto en vista, porque me gusta mucho cocinar y a uno de mis hijos también, pero todavía no hay nada firme…”.

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