Hernandarias: Hna. Teresita cuenta la tarea solidaria que vienen concretando en el Hogar “Santa Cecilia”

Es importante resaltar el trabajo que vienen desarrollando en el Hogar “Santa Cecilia” de Hernandarias, los miembros de la Congregación “Obreras Catequistas de Jesús Sacramentado” y para ahondar en los detalles El Observador se comunicó con la Hermana Teresita Gómez, quien se encuentra a cargo de la entidad.

Junto a otras dos religiosas y colaboradores, en dicho espacio se brinda contención a chicos de diferentes edades, que son alojados por diversos motivos, entre ellos de índole familiar, los que son derivados desde los organismos judiciales, ante situaciones de riesgo, en muchos casos relacionados con la violencia y el abandono.

“En estos momentos contamos con 16 niños, desde los 2 a los 10 años, que es hasta la edad que recibimos, pero estamos haciendo una excepción albergando a una pequeña de 13 años que es muy buena alumna. La mayoría está a nuestro cuidado mientras se realizan, para algunos de ellos, los trámites de adopción a través del Juzgado y a su vez vamos concretando un trabajo minucioso para que se vayan adaptando, ya que hay un grupo que está saliendo, que los llevan a pasear, lo que los pone muy contentos, pero cuando regresan se sienten un poco tristes” expresó la Hna. Teresita.

– ¿Los chicos tienen sus padres biológicos?

– En ciertos casos son huérfanos y en otros es como si no los tuvieran, por eso nuestra tarea es cuidarlos, les brindamos una atención a aquellos que vienen a pasar un tiempo y durante ese período tratamos de sanarles su corazón que es lo más difícil y ayudarlos a que tengan la oportunidad de ver que existe otra forma de vivir. Para ello, organizamos distintas actividades recreativas que comparten diariamente, también juegan, se divierten, estudian y convivimos en esta gran familia, donde tenemos la colaboración de la gente permanentemente.

– ¿Cómo hacen con el mantenimiento edilicio y los gastos?

– Recibimos una ayuda gubernamental y hay un gran número de personas que realiza su aporte, en muchos casos son anónimos, para que podamos seguir adelante con nuestra tarea. En 2016 y hasta abril de este año tuvimos una ayuda para el mantenimiento de la casa, por parte de un grupo coordinado por el Sr. Mario García, que trabaja con el Hogar Ángeles Custodios de Paraná, donde conformaron un equipo de socios solidarios, ya que se hace difícil solventar todos los gastos cuando hay que cuidar chicos continuamente. Por ejemplo la colocación de los cerámicos en el comedor fue uno de los trabajos realizados, que favoreció a que los chicos tengan un lugar adecuado cuando comparten las distintas comidas. Por eso estamos muy agradecidos con la comunidad que nos acompaña en cada uno de nuestros proyectos, sin ellos no podríamos hacer nada por los niños. También, la gente nos acerca ropa de todas las medidas, ya que los miércoles y viernes organizamos una feria y con lo que recaudamos vamos comprándoles algunos elementos para los chicos, entre ellos zapatillas, procuramos que tengan al día el control médico y mientras podemos hacemos algunos arreglos en el hogar. A su vez, las personas colaboran con donaciones y lo que más estamos necesitando es leche, azúcar, pañales y también recibimos todo tipo de indumentaria.

– ¿Por qué se creó el hogar en esta localidad?

– Se radicó en esta comunidad el matrimonio de Alfredo Piombino y su esposa Cecilia, quienes llegaron desde Italia y vivían en lo que es hoy nuestro hogar. Ellos no tuvieron hijos y cuando Don Alfredo quedó viudo y ciego, se dirigió al Obispado de Paraná, donde manifestó que quería donar dicha vivienda y pidió que las religiosas del lugar crearán un espacio y se dedicaran al cuidado de niños y jóvenes. Así fue que las hermanas hace más de 50 años, alrededor de 1963 cumplieron este sueño de Don Alfredo y lo acompañaron hasta que falleció. Luego las hermanas acomodaron la casa que en un principio funcionó como una guardería para la gente que trabajaba todo el día o para las chicas que llegaban desde la zona a estudiar, para posteriormente convertirse en el hogar que hoy somos.

Es importante la labor de nuestra Congregación que este año cumple 80 años de existencia, estando la sede del noviciado en Mendoza, donde las hermanas se forman y preparan para recorrer distintos lugares y gracias a Dios una de las religiosas está misionando en la zona de El Impenetrable del Chaco, donde habita una de las comunidades de los wichis. Nuestro carisma es la Catequesis centrada en la Eucaristía y ofrecer obras de misericordias en los lugares más necesitados y tenemos un gran compromiso con la sociedad. Siempre remarco que debemos valorar lo que el Señor nos da y más mirando lo que está pasando hoy en el mundo, hay que recapacitar y recuperar lo que hemos perdido como familia y el Papa Francisco nos está ayudando principalmente en su obra de “Catecismo sobre la familia”.

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