Hermanos Holzheier: Unidos por una misma pasión

holzheierExisten núcleos familiares donde se respira fútbol, lazos sanguíneos unidos por una misma pasión con forma de pelota. El tema recurrente en una sobremesa, el viaje perfecto rumbo a una cancha durante el fin de semana, el grito del gol esperado. Lo que marcamos puede ser habitual, hasta podemos afirmar que todo el mundo conoce una familia en donde el fútbol domine la rutina. Ahora bien, que los integrantes de esa unión, que los hijos de esa pareja, se dediquen a la práctica activa, resulta una cuestión a prestar atención. Más aún si les indicamos que entre los hermanos existe una pequeña que viene creciendo y que no desentona con la redonda.

La introducción es para hablar de Alejandro, Álvaro y Agostina Holzheier. Los dos primeros están en las inferiores de Unión de Santa Fe, Agos integra la 2003 de Unión de Crespo. También venía dejando su huella Alcides (hermano mayor), quien se lucía en el arco de la categoría 94 de Cultural, pero por un problema cardíaco, debió dejar la práctica.

Influidos ya por su abuelo quien llegó a jugar en Patronato, la familia creció alimentada por esta pasión. Hijos de Alcides y Norma, cada uno tuvo su recorrido hasta este prometedor presente. Alejandro tiene 16 años, comenzó en Cultural a los 4, fue a Unión, volvió a Cultu, pasó de nuevo por el Verde y desembarcó en el Tatengue santafesino. Se desenvuelve como volante central o segundo defensor central. En esos puestos no duda en afirmar que “como referentes o ejemplos, me gusta mirar mucho los movimientos de Bernardi y Heinze en Newell’s quienes juegan en mi puesto. Busco copiar y aprender de ellos, el trabajo que hacen”.

Álvaro tiene 14 años. También realizó el mismo recorrido que su hermano por los dos clubes mencionados. La rompió como goleador del Cervecero en su última temporada antes de cruzar el río Paraná. Marcó la escalofriante cifra de 50 goles en la Liga Paranaense. Cifra record que lo llevó a ganar la Copa Amigos de la Red de El Observador. “Nunca pensé en jugar en Santa Fe. Nos invitaron a una prueba y quedé. Se dio sin esperarlo. Ahora juego como volante por derecha. Me fueron probando en distintas ubicaciones y terminé jugando como 8”, explica. “En cuanto a las ubicaciones dentro del campo de juego, depende mucho del profe que tengas. Él te va indicando dónde te ve rendir de mejor manera y te hace jugar allí. Además vas aprendiendo cuando jugás en distintos puestos”, se encarga de agregar Alejandro.

En cuanto a la más peque, Agostina, ella misma explica cómo fueron sus primeros pasos dentro del fútbol: “Juego desde los 4 años. Primero jugaba con mis hermanos hasta que una vez fuimos a llevar colchones a una escuela para que duerma una delegación que había venido a un campeonato. Allí el Ruso Demuth (Fabián) me invitó a practicar y acepté. Me costó al principio ganar la confianza de mis compañeros, pero después con el correr de los días fue todo más fácil”.

Asegura que no le teme a las piernas fuertes de los rivales y dice que es una más del equipo. Juega como volante por derecha e integra una categoría ganadora de Unión. La 2003 sabe de dar vueltas olímpicas, ya que viene de tener un gran 2013. “Mi idea es seguir jugando, si me invitan a jugar en Santa Fe con mis hermanos, voy”, afirma la peque de 10 años.

Los hermanos no se cansan en agradecer el acompañamiento de la familia en todo este desafío, lo cual es primordial en el crecimiento dentro del ambiente futbolístico. En Unión de Santa Fe, Alejandro y Álvaro no descuidan los estudios. El club les exige que los libros tengan también un lugar importante en la rutina.

“Uno recorre y conoce diversos lugares gracias al fútbol. También se generan nuevas amistades, es una linda experiencia”, dice Alejandro quien ya jugó partidos en las divisiones de AFA, certamen 2014 que arrancará por estos días. Asimismo desparraman virtudes en la Liga Santafesina que ya dio su puntapié inicial.

El fútbol los une y también los forma, una familia que respira esta pasión. Los pibes en la cancha y los papis trabajando incansablemente en cuanta colaboración se pueda realizar. Todo apuntando a engrandecer esta otra escuela que existe en la niñez, cuyos valores tienen un significativo valor.