Habilitan misas y cultos con hasta 10 personas en Crespo. Opiniones del Padre Rubén Schmidt

Mediante el Decreto 1053, el gobierno provincial autorizó las actividades religiosas de las organizaciones inscriptas en el Registro Nacional de Culto, con excepción de las localidades que registren transmisión por conglomerado de Covid-19, oficializados por el Comité de Organización de Emergencia de Salud. En Crespo, a partir de este lunes, quedaron habilitadas las misas y cultos, pero solamente con 10 personas, más el sacerdote y colaboradores de las Iglesias.

Al respecto, el Padre Rubén Schmidt, sacerdote a cargo de la “Parroquia Ntra. Sra. del Rosario”, en diálogo con Canal 7 CVC expresó: “Estamos agradecidos de empezar de a poco, pero estamos muy lejos de lo que en realidad la gente creyente necesita… Por otro lado, nos parece un poco una incoherencia, porque mientras en un supermercado la cantidad de personas que circula es tremenda, la capacidad (en los templos) daría para muchas más, ya que durante las celebraciones no hay circulación de gente, cada uno está en su lugar e incluso podemos prever una salida lateral también. Seguramente pondremos algunas misas más, para dar más opciones y la gente también deberá entender que tenemos que sujetarnos a la ley. El decreto dice no más de 10 personas en la Iglesia y si llegan a venir más de esa cantidad, vamos a poner parlantes afuera, para que puedan participar al aire libre, respetando las distancias y saldremos al frente del templo a dar la comunión para quienes quieran comulgar”.

“Lo que me pregunto a nivel personal y me llama la atención es que cuestiones importantes para la sociedad, que son pilares de una vida en comunidad, que son la educación y religión, han sido las más relegadas en esta cuarentena. Las consecuencias de estas disposiciones, no sé cómo serán y qué cosas pueden pasarnos a futuro como sociedad… El trabajo es importante por supuesto, la alimentación, la salud, pero también la religión. Para mí está mal encarado esto, para los que tenemos fe, sabemos que esa vida de fe ayuda justamente a unir la sociedad, a pacificarla, a implorar a Dios para que nos saque los males. En la Biblia dice siempre que el pueblo suplicaba y Dios los liberaba de cada calamidad”.

“En lo educativo por ejemplo, no es lo mismo, las clases virtuales a las presenciales, por un tiempo es comprensible, pero ya lleva mucho tiempo… Hay gente que está padeciendo situaciones de conflictos familiares, muy dolorosos, hay cuestiones más profundas que uno se pregunta de qué manera van a terminar” expresó.