Guerra contra el Colesterol: ¿El “bueno” o el “malo”?

El elevado nivel de colesterol en la sangre no produce síntomas en la mayoría de los casos, sino hasta que se genera una obstrucción severa en las arterias coronarias, debido a la acumulación de grasa en sus paredes. Esta afección llamada arterosclerosis, es la principal causa de muertes en Argentina, país que ocupa el 4° lugar en América Latina en índices de mortalidad cardiovascular. Por esta razón, es conveniente medir regularmente los valores de colesterol, a fin de detectar posibles problemas en forma precoz, para tomar las medidas preventivas adecuadas. El Observador dialogó con la Dra. Carolina Melgar, cardióloga, quien al respecto explicó: “El colesterol es una sustancia grasa presente en todas las células del organismo. El hígado elabora la cantidad necesaria para formar las membranas celulares y producir ciertas hormonas, de manera que existe un nivel básico que las personas deben tener para encontrarse en estado saludable. Sin embargo, cuando comemos alimentos de origen animal, como carnes, huevos y lácteos, introducimos colesterol adicional en el organismo, que no es justamente la que eleva el nivel de esta sustancia, sino la grasa saturada de éstos. Es decir, la materia grasa de los lácteos y de la carne roja, son algunos alimentos ricos en grasa saturada que provocan el aumento no deseado. Es fundamental controlar este aspecto, porque es uno de los principales factores de riesgo cardiovascular. Distintos estudios científicos han demostrado que al reducir el colesterol en sangre, se disminuye considerablemente el riesgo de padecer enfermedades vinculadas al corazón, como padecer un ataque cardíaco o cerebral o llegar a un estado en el que es necesario un bypass coronario o una angioplastia”.

En esta diferenciación que debe hacerse del nivel de colesterol necesario para el correcto funcionamiento del organismo y aquél que produce alteraciones, la médica expresó: “El colesterol LDL es a menudo denominado ‘colesterol malo’, porque se cree que los niveles elevados de esta sustancia, contribuyen a la enfermedad cardiovascular. Un exceso del mismo es lo que da lugar a una acumulación de grasa en las paredes de las arterias, formando placas, que son las que inician el proceso de la enfermedad aterosclerótica. Dichas placas obstruyen la irrigación sanguínea por las arterias del corazón, aumentando así el riesgo de sufrir un ataque cardíaco. Generalmente, el LDL alto se debe a cuestiones alimentarias o al hipotiroidismo. Por otra parte, el colesterol HDL, también es llamado ‘colesterol bueno’, porque en grandes cantidades reduce el riesgo de sufrir afecciones coronarias, dado que este tipo de sustancia lleva las partículas de colesterol de vuelta al hígado, desde donde puede eliminarse de nuestro organismo. Los niveles bajos de HDL a menudo son una consecuencia de la inactividad física, la obesidad, el hábito de fumar o puede presentarse en quienes padecen diabetes tipo 2. En síntesis, cuando se trata del nivel de colesterol malo, cuanto más bajo mejor y cuando se trata del colesterol bueno, debe estar lo más alto posible”. En relación a los valores que deben ser considerados como parámetros, la profesional indicó: “Se recomienda que la presencia de colesterol sea inferior a los 200 mg/dl. Entre los 200 mg/dl y los 239 mg/dl, el nivel es considerado elevado y se aconsejable reducirlo, en tanto que si alcanza los 240 mg/dl o lo supera, es necesario tomar urgentes medidas para reducirlo. El riesgo de tener colesterol elevado, suele aumentar con la edad y el trastorno es más común en mujeres que en hombres. También la obesidad, la falta de actividad física y la diabetes son otros factores que pueden incidir en que dichos valores no sean los correctos. Lo recomendables es que todos las personas mayores de 20 años, se realicen periódicamente un análisis completo, que incluya colesterol total, HDL, LDL y triglicéridos, para así conocer y prevenir enfermedades cardíacas”.

Mejorar la calidad de vida implica muchas veces tener que realizar cambios en las rutinas, lo que paulatinamente se convertirá en hábitos saludables. Respecto de algunos métodos que se pueden incorporar a las actividades diarias, para que el colesterol no llegue a ser una grave preocupación, Melgar señaló: “Es esencial realizar actividad física diariamente, efectuar un control personal del peso corporal y el consumo de alimentos ricos en fibra. Hay varios medicamentos muy eficaces y seguros, para reducir los niveles de colesterol, pero también alimentos que contienen estanoles y esteroles vegetales, como la soja, pueden contribuir a ese fin”. Asimismo, estudios británicos al respecto han comprobado que consumir hidratos de carbono complejos, como el arroz o el pan integral, puede incrementar ligeramente los niveles de HDL y reducir considerablemente los triglicéridos, en tanto que 2 cucharadas de aceite de oliva virgen al día durante algunas semanas, disminuye el nivel de colesterol LDL.

 

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