Gobernador Bordet contó historias de su infancia, familia, amigos y sus deseos, en una charla con El Observador

En su reciente visita al “Centro Periodístico de Entre Ríos”, el gobernador Gustavo Bordet, en diálogo con el Cont. Fernando A. Huck, director de El Observador, habló de su vida, su familia, su paso por la docencia, la llegada a la función pública, lo que hace en sus ratos libres y sus sueños…

– Su biografía nos dice que nació el 21 de febrero de 1962, que está casado con Mariel Ávila, tiene 3 hijas y un nieto. Es contador público, fue concejal, contador del IAFAS, ministro de Salud y Acción Social de Entre Ríos, tiene un post-grado en Desarrollo Regional en la Universidad de la República del Uruguay, fue intendente de Concordia del 2007 al 2015…

–  (Bordet) … y fui 14 años profesor en la Escuela de Comercio N° 2 de Concordia. Daba clases en 5° Año (Instrucción Cívica). En ese tiempo, mis alumnos me preguntaban: “Profe, con todo lo que nos enseña ¿Nunca pensó en candidatearse en algo?” y yo les respondía: “Noooo. Ni loco”. Algunos de aquellos chicos, hoy me lo recuerdan cuando nos encontramos en la calle…

– ¿Qué recuerda de su infancia, de su familia…?

– Yo nací en Concordia y cuando tenía un año y medio, nos fuimos a vivir a Pronunciamiento, que en ese tiempo era zona rural, que hoy ya es ciudad. Mi papá es de allí. Era serigrafista del Correo, hizo una huelga con el frente gremial y el gobierno militar de entonces lo echó, lo dejaron cesante. Fue en 1963, después que había caído la presidencia de Frondizi. Entonces mi papá puso una sodería en Pronunciamiento y mi mamá, que fue maestra toda la vida, daba clases allí, donde estuvimos hasta que vino el gobierno de Arturo Illia, democrático, radical y que le dio una posibilidad a todos los que habían hecho aquella huelga y quedaron cesantes… A mi papá le iba muy bien con la sodería, era la única que había en la zona, pero él quería seguir estudiando la secundaria (nocturna) y seguir siendo serigrafista, así que nos volvimos a Concordia y de ese momento es donde tengo las primeras imágenes de mi infancia, viviendo en una familia de clase media, trabajadora. Mi papá se iba a trabajar al correo e iba a la noche a estudiar y después en la facultad (para contador público)… Mi mamá se iba a dar clases a Calabacilla, que es un pueblo que está a 30 km. de Concordia, en colectivo a la ida y se volvía “a dedo”. Así que en ese período de tiempo que salíamos de la escuela y hasta que mi mamá llegaba, yo tenía que hacerme cargo de mi hermana, que es 4 años menor que yo. Eso me derivó en una gran relación de afecto con ella, que se mantiene hasta el día de hoy…

– ¿Qué recuerdos tiene de su mamá?

– Ella falleció en agosto del 2000. Recuerdo sus enseñanzas, era una mujer muy exigente y cariñosa a la vez, nos enseñó mucho en la vida a cómo sobrellevar circunstancias adversas, que me han marcado como guía… Era una mujer muy sana, tenía 60 años, hacía gimnasia, pero tuvo una aneurisma y en poquitas horas falleció…

– ¿Qué pensaría ella de verlo hoy como gobernador?

– Estaría muy orgullosa… sin dudas… Es una de las cosas que siempre lamenté, que mi mamá no haya podido ver todos estos momentos…

– ¿Cómo es su relación con su papá…?

– Muy buena. Excelente. Mi papá vive en Paraná desde hace muchos años… Fue presidente del Instituto del Seguro, intendente de Concordia… Prácticamente lo veo todas las semanas. Almorzamos todos los domingos… me aconseja mucho, es una persona muy equilibrada. Somos muy parecidos, no solo físicamente, sino también en los gustos, como el de la lectura, el deporte, la pesca… El 19 de junio cumple sus 81 años…

– ¿Cómo es su relación con la parte espiritual? ¿Es creyente…?

– Soy creyente, de fe… creo que la fe es muy importante en la vida y en la determinación de las personas. La fe es lo que nos da la fortaleza en los momentos más difíciles… No voy mucho a la Iglesia, pero soy de orar y cuando puedo, hago algún retiro espiritual. Hace un par de años estuve en Victoria, en el convento de Monjes Benedictinos… me gusta mucho la oración y la reflexión…

– ¿Qué opinión tiene sobre el amor?

– Yo no entendería el vivir sin amor, sin mi pareja. Nos complementamos muy bien y podemos transitar una vida en felicidad… El amor es felicidad. Es lo que trasciende todo lo cotidiano, de todos los días… Felicidad es tener a la persona querida y a la familia… No me imagino una vida en soledad…

– ¿Cómo la definiría a su señora?

– Mariel es una persona con mucha actitud… Nos conocemos desde hace muchos años, yo soy bastante mayor que ella. Tengo hoy 57 años y la de ella no la puedo decir (se ríe)… Es una mujer de mucho carácter, que me ha servido mucho para apoyarme en momentos difíciles. Es una mujer que prefiere siempre la vida familiar a la pública, pero me ayuda muchísimo en la gestión, en distintos aspectos. En el Parque Berduc en Paraná, por ejemplo, ella comenzó a trabajar y consiguió hoy el desarrollo del mismo y no es funcionaria, no cobra un sueldo, lo hace porque quiere hacerlo y le gusta. Siempre con un perfil muy bajo. A veces se habla mucho del tiempo que uno no le dedica a la familia por estar en la actividad pública. Pero el tiempo no es la cantidad, sino es la intensidad. En momentos de estar, uno debe estar prestando atención al seno familiar…

– ¿Sigue siendo la pesca su hobby?

– Sí, lo único que hago fuera de mi actividad pública y fuera de mi familia, es ir a pescar cada tanto… una vez por mes, más o menos. El río Paraná me gusta mucho, tengo amigos para ir y me gusta participar de eventos de pesca. Estuve en Goya (Corrientes) en La Paz, donde voy todos los años. También me gusta ir a Villa Paranacito… Aclaro que toda la pesca que hago es “con devolución”… El hecho de estar navegando, uno tiene una conexión con la naturaleza, lo que es muy placentero…

– En esas idas y venidas: ¿Alguna vez pensó “¿porqué me habré metido en esto?”

– No, jamás me arrepentí del rol que estaba ocupando. Siempre lo asumí con responsabilidad. Que no he podido dormir varias noches, es cierto. Cuando asumí como gobernador, estuve varias noches pensando cómo iba a pagar los sueldos. Me preocupaba que no alcanzaba el dinero y que mucha gente se iba a quedar sin su sustento. Pero trabajando, poniendo esfuerzo, con constancia, logramos que financieramente la provincia hoy esté equilibrada. Eso nos permite cumplir no solo con las obligaciones salariales, sino también hacer obra pública, trabajar en la faz social, en salud y desarrollar el programa de gobierno.

– ¿En qué momento pensó que podía ser gobernador?

– Las cosas se fueron dando paulatinamente. Lo que sí quería ser, era intendente de mi ciudad. Lo busqué, me presenté y me tocó perder. Salí segundo en 2003. Luego volví a intentarlo en 2007 y pude ganar y ser intendente. Fue un gran desafío. Era poder transformar la realidad de mi ciudad, mejorar lo cotidiano y me dejó esa función una experiencia valiosísima, por el hecho de tener esa relación de ida y vuelta franca con el vecino, de poder soñar con obras, como por ejemplo el Acceso Norte de Concordia… Esa gratificación que queda después de 8 años de ser intendente, de recorrer lo que se pudo lograr, es ver la satisfacción del deber cumplido y también está el reconocimiento de los vecinos. Eso paga mucho más que todo el sacrificio de los 8 años de estar frente a los problemas, porque es una tarea desgastante. Son horas y horas de pasar rabietas, enojos…

– ¿La rabieta más grande es la parte burocrática…?

– Sí, para mí ese fue un desafío muy grande en todas las gestiones, principalmente en la Provincia. Porque la maraña burocrática es mucho más grande. Fue una de las cosas que más me costó. Hoy hay una lógica de funcionamiento mucho más dinámica y ágil, pero es algo que se exige todos los días…

– ¿Se podrá agilizar esa burocracia…?

– Hay que controlar lo que todos los hombres de la función pública hacemos: debemos estar controlados. Que los organismos de control funcionen perfectamente, pero que no sea un motivo para que un expediente se demore varias semanas y que alguien para poner una firma se tome varios días. Tiene que ser mucho más ágil. Más hoy con la tecnología, con la digitalización, que es el gran desafío que tenemos para los próximos años. Hay que simplificar tareas y que se puedan realizar rápido los proyectos que se tienen… 

– ¿Qué mensaje le daría a la juventud entrerriana?

– Charlaba mucho con mis alumnos cuando era profesor. Más que consejos lo tomaría más como una recomendación. Consejos dan los padres. Lo primero que les decía a mis alumnos y les digo a los jóvenes, es que estudien; el estudio es fundamental. No terminar una etapa y no seguir otra hoy en día, es imperdonable. Y lo digo, porque la sociedades que van a venir en el futuro son las del “conocimiento, del saber”. El empleo como era hace 30 o 50 años, donde alguien se empleaba en una fábrica y vivía toda la vida en la misma, eso se terminó. Porque la tecnología va reemplazando a las personas. Lo que va a quedar en el futuro es el conocimiento. El que sepa cómo hacer una determinada tarea, eso se adquiere solo con el estudio. No importa que uno tenga cierta edad, que puede ser avanzada, siempre es importante capacitarse. Lo segundo, es tener siempre en cuenta los afectos, la vida social, que resulta muy importante en los jóvenes. Mantener esos vínculos a través del tiempo, es lo que nos da algo muy característico a los argentinos, que es ese culto a la amistad, que en otros países no se ve. Eso es importante mantenerlo. Los afectos trascienden los años y me pasa a mí, que hace 40 años que terminé el colegio segundario y nos reunimos con mis compañeros de curso 2 veces por año y cuando estaba en Concordia, lo hacíamos cada 15 días. Y lo tercero, es actuar bien, ser buenas personas, que más allá de lo que está escrito, de las normas, leyes, hay que hacer lo correcto. Eso lleva a buenos resultados. Actuando incorrectamente, se puede tener un éxito efímero, pero después se termina…

– ¿Un consejo para la dirigencia política?

– Me cuesta dar un consejo a quienes están a la par de uno, pero creo que quienes ocupan un cargo público, deben siempre pensar y responder por los vecinos, representar bien a la gente. Eso significa trabajar, hacerlo con transparencia, con responsabilidad y rendir cuentas de los actos de gobierno todo el tiempo…

– ¿Tiene algún sueño o algo que le gustaría concretar o que se concrete?

– En lo inmediato, que las variables macroeconómicas cambien y den un respiro a los argentinos. Hay gente que la está pasando muy mal. No lo digo como una chicana política. Lo digo de verdad, porque es algo que lo siento y lo palpo en cada lugar que voy. No pueden comprar la misma cantidad de productos que antes. No pueden adquirir los mismos bienes y servicios. Hay un miedo constante de perder el empleo. Quien produce no puede invertir, porque las tasas están fuera del mercado, arriba del 73%. Ahora en el largo plazo, aspiro a vivir en una ciudad, provincia o país, donde podamos ser predecibles y no estar de un lado para el otro, donde alguien viene y comienza todo de nuevo. Hay que tener continuidad en las políticas públicas. Hay que llegar a acuerdos y consensos básicos y necesarios y esto que digo, pasa acá al lado, en Uruguay, Perú, Chile, Bolivia… Si tenemos una sociedad, donde todos cumplamos las normas y leyes, donde tengamos un país y provincias ordenadas, todo es mucho más fácil…

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