Germán Schlude: Campeón de básquet para ciegos y su historia de vida

El vialense Germán Schlude integró el equipo entrerriano que ganó el Segundo Encuentro Nacional de Básquet para Ciegos en el Club Hindú, de la ciudad de Córdoba, deporte que lleva muy poco tiempo de vida y casi inexistente para la mayoría de la gente.

Acá podríamos arrancar poniendo énfasis en que Germán, de tan sólo 15 años, es un ejemplo de superación. Pero el propio protagonista marca el camino con argumentos irrefutables: “Soy una persona que no le gusta que lo tomen como ejemplo. Me siento una persona normal, soy ciego, sí y juego al básquet, pero nada más”, indica en una clara reflexión integradora.

Es viernes por la mañana y el joven vialense atiende de manera cordial el llamado de El Observador, con su hermana y fiel compañera Gisela al lado, se desata una charla de manera fluida, directa, con conceptos que hacen pensar que se habla con un adulto.

Germán nació prematuro, a los 7 meses y desarrolló retinopatía en el ojo izquierdo, el cual no se formó correctamente. En tanto en el ojo derecho tenía algo de visión hasta que a los 9 años tuvo cataratas y perdió la vista. El “problema” no le impidió desenvolverse con normalidad en la vida. Problema con comillas amigo lector, porque “no lo considero como un problema, sino más bien como un desafío”, corrige el entrevistado quien puede ser intervenido quirúrgicamente a los 18 años. “Me voy a hacer la operación”, afirma.

Es hijo de Claudia Barzanti, docente, y de Javier Schlude, enfermero, con quienes vive junto a su hermana quien actualmente estudia en la UCA Licenciatura en Psicología. “Ahora estoy de vacaciones. Estuve yendo cinco días a la escuela común y al Instituto Comercial ‘Virgen Milagrosa’ de Viale. Los jueves hacía doble jornada, a la mañana acudía a la Escuela ‘Hellen Keller’ en Paraná y a la tarde a la normal. En tanto que los sábados entrenaba en Club Olimpia donde nos enseñan y ayudan en todo, de modo que todo el tiempo fue un aprendizaje”.

Pero hablemos un poco de básquet. “Primero quiero resaltar lo bien que nos trataron en Córdoba, fue increíble. Nos atendieron con una pasión y un amor fabuloso. No hubo conflictos. En cuanto al campeonato fue una sorpresa, nosotros no podemos creer que hayamos ganado”, rememora. “Logramos el triunfo en todos los partidos, logrando una puntuación perfecta. Igualmente el resultado es una anécdota, nosotros fuimos con otra intención, la de relacionarnos y hacer amigos”, agrega Germán quien se incorporó a la disciplina el año pasado. “Comencé en un campus en Paraná, me gustó y me sumé. Le debo mucho a Carlos Larrosa quien es papá de un amigo, Leo, son dos personas maravillosas que me han ayudado mucho. Es una experiencia fantástica porque no solamente es el deporte en sí, se trata de una libertad y una forma de conocer otras personas, lo uso como forma de ser”.

El deporte posee diversas reglas para orientar a los jugadores (ver recuadro “El deporte”). Por ejemplo el aro tiene sonido y la pelota posee elementos internos que hacen ruido, las marcas de tiro están señalizadas con cintas y durante el partido hay guías que marcan por dónde ir en la cancha. Naturalmente que el juego está en pleno desarrollo y en cada certamen se prueban nuevas normativas buscando la perfección. Poco a poco se va extendiendo y estas noticias indudablemente que llevan a otro tipo de reconocimiento. “Estoy feliz porque últimamente ha tenido más repercusión. La gente conoce un poco más del deporte y tengo la esperanza que un día se vuelva nacional”, anhela el vialense quien recibió muestras de cariño tras el campeonato. “Salía de la escuela y me saludaban. Por Facebook me mandaban mensajes, fue todo muy lindo, les agradezco por el apoyo que me dan”.

“No me gusta mucho ser considerado como un ejemplo”, es una frase que sintetiza cómo deben ser tratadas las personas que afrontan estos “desafíos”, como lo marca Germán. “Hay gente que tiene miedo de ayudar a los ciegos porque no sabe cómo tratar con nosotros. Ve una persona que está parada en la calle y no sabe bien cómo guiarla. Entonces es como que muchas veces tienen temor a hacer las cosas mal o a veces hasta simplemente temen en usar el verbo ‘ver’ para no herirnos. Alguien dice ‘¿viste el otro día?’ y luego agregan ‘Ay, perdón’, pero no nos ofendemos con eso, yo mismo lo utilizo. Deben tratarnos como uno más. Uno trata de ver el lado bueno de la vida más allá de no poder ver”.

La charla va culminando, podría seguir por varias horas, conocer cómo piensa Germán la hace interesantísima. “No soy una persona de muchos ideales sobre el futuro ya que me gusta ver cómo toma el rumbo la vida, espero a que tome su curso. Es como que me resulta mejor ver todo lo que ocurre a mi alrededor y tomo lo que hay. Sí me gustaría jugar en un equipo profesional de básquet”, cierra.

No haremos hincapié en el discurso fácil de que hemos dialogado mano a mano con una persona que es ejemplo para la sociedad, sencillamente porque la misma persona así lo dejó en claro y nos hizo replantear ese concepto. Donde sí podemos poner énfasis es en su forma de ser. Un joven claro en sus expresiones, mucho más en sus ideas sobre la vida y el mundo que lo rodea, maduro para una edad adolescente, enamorado de la familia y esperando sin apresurarse por lo que aparecerá mañana. Germán Schlude, sencillamente alguien más en el mundo que nos dejó una afirmación: tratar a todos por igual.

 

El deporte

El básquet para ciegos por el momento es mixto, nació en Pergamino, Buenos Aires, de la mano del ex jugador, Ricardo Molinari quien patentó un aro sonoro con cadenas y la pelota de básquet número 5 con 7 bolillos de rulemanes incluidos. El aro posee una altura de 2,60m como la que se emplea en categorías mini. Empezó haciendo campus adaptados y conoció e incluyó a Walter Garrone, ex entrenador de la Selección Nacional y de Atenas de Córdoba y a Justo Reynoso. Dos técnicos de jerarquía que facilitaron estos tipos de entrenamientos, además se fueron sumando varios profesores de Educación Física y Especiales. Se efectuaron campus en Río Tercero, Córdoba, Santa Fe, Venado Tuerto, Paraná, Cañada de Gómez y Tándil, entre otros lugares. En los mismos se aplican trabajos que pasan por la preparación física, lanzamientos al aro, posición de defensa, dribling con dominio de balón, pase con pique o de entrega, reconocimiento de cancha y sentido de orientación.

Larrosa lo define

Carlos Larrosa es el coordinador de Aprendizaje en Olimpia, el guía en los campus y quien le abrió las puertas al jugador vialense. “Germán llega a uno de los campus el año pasado y luego se suma a los entrenamientos del Club Atlético Olimpia de Paraná que se realizan los sábados a la mañana, junto con sus tres entrenadores principales: Paula Erbetta, María Paz Ferreyra y Pablo Gianelli. A pesar de haber empezado hace un año, ha crecido muchísimo en su desarrollo basquetbolístico. Es un defensor nato y puede trasladar el balón con soltura y defendiendo la posición de traslado. Cuenta con una muy buena mecánica de tiro, es especialista en tiros libres. Además es muy amigo de Leo (Larrosa), excelente persona, amable y servicial”, describe Carlos. El plantel entrerriano, está conformado por Leo Larrosa, Germán Schlude, Jonathan Martínez, Sergio Sena (oriundo de Tierra del Fuego), Agustín Marzo, Emilia Romero, Antonieta Rodríguez y se sumaron dos chicos de San Juan y Neuquén.

“Paraná se ha convertido en un semillero con Olimpia de estandarte. Ha sido aceptado por la Asociación Paranaense de Básquet, se han hecho demostraciones en partidos de Liga cuando jugaron Sionista, Unión de Santa Fe o el propio Olimpia. En la capital tuvieron lugar dos campus y el primer Campeonato Argentino. Entre Ríos es bicampeón y tiene grandes jugadores”, explica Larrosa, padre de Leo, quien juega desde los tres años facilitando notablemente su formación. “Es fundamental el acompañamiento de la familia, como sostén sobre todo para los más chicos y adolescentes”, remarcó.

 

Por Mauricio Jacob