Futbolista de Larroque donó parte de su hígado a su sobrino

Alejandro “Lulo” Benítez, un jugador de fútbol de Central Larroque, donó parte de su hígado a su sobrino Milo Romani, de apenas nueve meses, quien padecía una severa complicación biliar.

La intervención fue un éxito, Alejandro se recupera en su ciudad natal y Milo muestra signos de evolución notables.

El larroquense Alejandro Benítez es conocido por todos dentro del ámbito del fútbol como Lulo. Grandote, bonachón, se destaca hace años como goleador en la primera de Central Larroque, con quien ha dado varias vueltas olímpicas y se ha convertido en uno de sus jugadores referentes dentro de la entidad “roja”.

Pero la vida puso a Lulo ante la posibilidad de convertir quizá su mejor gol. Hace poco más de una semana, el goleador donó parte de su hígado a su sobrino Milo, de apenas nueve meses, hijo de su hermana Natalia y de Wilfredo Romani.

Milo padecía una arteria biliar desde su mismo nacimiento, una malformación que generó una obstrucción en los conductos que transportan la bilis desde el hígado hasta la vesícula y había generado complicaciones que pusieron en riesgo su vida.´

Pese a que se le realizaron diferentes estudios e inclusive una intervención aplicando la técnica de Kasai, buscando solucionar su problema, la necesidad del trasplante fue imperiosa y ahí apareció en escena el Tío Lulo, que no dudó un instante. Sabiendo su compatibilidad para poder ser donante, dijo “yo soy” y el 6 de julio en el Hospital Austral de Pilar, el tío donó parte de su riñón para que la vida de Milo cambie para siempre.

Lulo dialogó telefónicamente con El Argentino, ya cuando el post operatorio había pasado y las primeras noticias alegraban a todos. “Son sensaciones incomparables, nunca dudé en donarle parte de mi hígado a Milo, no me importó nada. Sabía que era compatible y no lo dudé”, dijo Alejandro.

Durante la charla, se escucha de fondo a Milo, que el miércoles fue derivado a terapia intermedia y en el momento de la comunicación estaba siendo visitado por su “Tío Lulo”. “Hubo una complicación porque cuando los médicos me intervinieron, encontraron con que había dos arterias en el hígado, algo inusual, pero que afortunadamente no fue impedimento para que se pudiera realizar el trasplante. La operación fue un poco más larga de lo que habían previsto inicialmente, pero todo salió bien. La operación mía duró casi siete horas y la de Milo duró casi doce horas”, indicó.

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio está protegido por reCAPTCHA y se aplican la política de privacidad y los términos de servicio de Google.