Forraje conservado y la tecnología que en las últimas 2 décadas revolucionó a la ganadería

campoEn busca de una mayor eficiencia productiva de carne y leche, en las últimas décadas creció la superficie destinada a henificación (proceso por el cual el forraje verde es convertido en seco), mientras que las hectáreas para silaje de este producto, se multiplicaron por 20. Federico Sánchez, del Proyecto Tecnologías en Forrajes Conservados de Alta Calidad del INTA, expresó que “en la campaña 1993/94, se ensilaron unas 80.000 hectáreas de maíz y sorgo, mientras que 20 años después (2013/14), se destinaron a silaje más de 1,5 millones de hectáreas, con un récord de 1,6 m/ha en el período 2011/12”. Además, la participación del silaje en la dieta se incrementó de un 15% a un 40% y su uso pasó, de cubrir baches estacionales de forrajes (entre 4 y 6 meses), a todo el año.

Con el trabajo del INTA, se incursionó también en el almacenamiento, “y gracias al avance tecnológico, en la actualidad el 70% del material picado se almacena bajo esa modalidad y el 30% restante en silo bunker, utilizado mayormente en explotaciones de gran escala, cuando el volumen ensilado supera las 900 toneladas”, explicó.

Para elaborar forraje conservado, en Argentina se aplica alta tecnología y las picadoras autopropulsadas son un ejemplo. En este sentido, Gastón Urrets Zavalía, del INTA Manfredi, afirmó que el parque actual de estas máquinas “es de 856 unidades, con una antigüedad promedio de 7 años”, a las que se suman “400 picadoras de arrastre de dos o tres hileras, que permitieron difundir el silaje”.

Si bien los henos, son el recurso de conservación de forrajes más antiguo y utilizado, “históricamente la calidad de los mismos fue muy baja por el uso de maquinaria inapropiada, el corte con niveles avanzados de floración, el rastrillado a velocidades superiores a los 7 km/h y con niveles de humedad inferiores al 35%, el deficiente control de malezas y plagas y su almacenamiento a la intemperie”.

Según señaló Sánchez, “actualmente el heno de alfalfa, además de ser considerado una fuente de fibra clave, se revalorizó como una proteína de alta calidad”.

Como el 7% de los nutrientes de la planta está en las hojas, un corte de mala calidad “repercute en una disminución de un 20% de la cantidad de materia seca cosechada a lo largo del año”, explicó Urrets Zavalía. La mayor conciencia por parte de los productores de este costo determinó que desde el 2010, de las 900.000 has. de alfalfa henificadas, el área cortada con segadoras acondicionadoras se incrementara de un 15% a un 31%.

Cabe acotar que el 22 y 23 de abril, el INTA Manfredi reunirá a los especialistas de esta temática, en la 6ª Jornada Nacional de Forrajes Conservados, donde se abordará éste y otros temas de trascendencia para el sector.

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