Familias que luchan y siguen adelante. Esta semana, la historia de Nelson Müller

El Observador sigue publicando historias de vida de familias que fueron y son ejemplo de lucha, esfuerzo y fortaleza y de personas que tuvieron obstáculos en el camino y que con deseos de superación, sobrellevan esas dificultades propias que la vida les deparó. Esta semana visitó el “Centro Periodístico de Entre Ríos”, el crespense Nelson Müller, quien a partir del fallecimiento de su esposa Liliana, no solamente tuvo la responsabilidad de trabajar para lograr el sustento económico de su familia, sino también cuidar a sus 6 hijos, en una historia de vida que merece destacarse. 

El entrevistado recordó que el pasado 1 de abril se cumplieron 5 años del fallecimiento de su señora. “Tenía cáncer de lengua, estuvo 3 años luchando, con tratamientos y demás. Se detectó que tenía esta enfermedad, cuando estaba embarazada de nuestra hija más chica, que hoy tiene 8 años. Ella empezó con una llaga en la lengua, como si se hubiese mordido, pero no se curaba. La misma salía y volvía. Un poco por las costumbres de nuestros padres, de ir a curanderos, se perdió mucho tiempo y hasta que se llegó a los médicos, lamentablemente fue tarde. Recibió el tratamiento en el Hospital San Martín de Paraná, con quimioterapia, el último año viajaba todos los días. Fueron 6 ó 7 meses que se alimentaba solamente por zonda. En ese momento, estaban los 6 chicos viviendo con nosotros: Adriana, María, Leandro, Eliana, Diana y Juliana. Hoy viven 4 conmigo, que tienen 18, 15, 10 y 8 años” comentó Müller en el inicio de la entrevista…

– ¿Cómo hace para trabajar y cuidar a la familia?

– Con su partida, se me vino el mundo abajo. En ese momento había que tratar de no demostrar dolor ante los chicos y seguir adelante. Mis hijos me dejaron sorprendido, porque se ayudaron entre ellos y lo hacen en este momento, colaboran uno con el otro y tengo que destacar muchísimo, el apoyo que tuve de parte de la escuela, de las instituciones, porque sabían lo que había pasado y nos ayudaron. En lo laboral, hago trabajos por mi cuenta, porque no me da el tiempo ni los horarios para tener un empleo fijo. Tengo cosechadora (contratista rural) y hace poco tiempo abrí un lavadero de autos, en mi casa. En su momento, tuve que vender herramientas para sobrevivir, porque no teníamos obra social para cubrir los tratamientos. Hay que cuidar los chicos, darles de comer, llevarlos a la escuela. Todos fueron a la N° 203 “Guaraní” y los mayores a la Técnica. Leandro, si todo sale bien, se recibe de Maestro Mayor de Obras y los demás, esperemos que sigan estudiando también. Uno siempre piensa y se pregunta: ¿por qué me tocó vivir esto…? Trato de hacer lo mejor que puedo, cuidando y dejando una buena imagen a mis hijos, enseñándoles lo que a uno le inculcaron nuestros padres. Muchas veces uno no comprende a las personas que tienen todo, que tienen su familia, su pareja y se separan porque son infieles o no se hacen cargo de sus hijos.

– ¿Quién cuida los chicos cuando no está…?

– Muchas veces la abuela o entre los mismos hermanos. Cuando trabajo en el campo, hay que ir el día entero para que rinda más y se hace difícil. Los horarios de entrada y salida de las escuelas no son los mismos para todos. Diana está en 5° grado y va a la Escuela NINA, por lo que entra a las 9.00 y a las 13.00, tiene que ir Juliana, la más chica y a las 17.00 salen las dos. Las llevo y paso a buscarlas, porque no me gustan que anden solas en la calle…

– ¿Qué le dicen sus hijos sobre la mamá que no está…?

– La menor es la que generalmente más pregunta, es la que más la extraña y necesita. Como padre los acompaño en todo…

– Son tiempos difíciles, donde poner límites a los jóvenes de hoy no son fácil…

– Muchas veces me ha causado problemas, porque los hijos piensan que uno es un anticuado y no se dan cuenta que uno lo hace para cuidarlos… Las 2 chiquitas prácticamente no usan computadora… Está a veces el típico reclamo de por qué los demás sí tienen, pero prefiero decir que “no” y no arrepentirme luego. Muchas veces los chicos no comprenden que poner límites, no es porque uno no quiere que hagan determinada cosa, sino porque uno sabe que puede llegar a pasarles algo y que es para su bien. Las que cumplieron 15 años tuvieron fiestas, que tanto esperaban y con mucho esfuerzo se logró. Me propuse que al que le doy una cosa, voy a tratar de dárselo a todos por igual. Sé que no es fácil, porque si bien hago de todo un poco, hoy el costo de vida es muy alto y más aún cuando uno está solo, que muchas veces tenés que comprar una comida elaborada, porque no te dan los tiempos para cocinar y se encarece el costo diario…

– ¿Es de cocinarle a los chicos…?

– Sí, también lavo la ropa. Los chicos ayudan mucho. Todos colaboran… 

– Una reflexión final…

– Gracias a este medio por acordarse y darme un espacio para poder contar mi experiencia, que quizás pueda servir para ayudar a alguien. A pesar del dolor, de no tener a tu esposa, se puede seguir, por más que uno esté solo, se puede luchar, fundamentalmente para darle lo mejor a los chicos, porque lo primero, son los hijos…

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