Familias que luchan pero siguen adelante. Esta semana la historia de Lucila Gerstner

analia [1600x1200]Desde hace varios años, El Observador viene publicando historias de vida de familias que fueron y son ejemplo de lucha, esfuerzo y fortaleza y de personas que tuvieron obstáculos en el camino y que con deseos de superación, pudieron sobrellevar esas dificultades propias que la vida les deparó. En esta edición nos referimos al caso de Lucila Gerstner (4 años), quien padece neurofibromatosis, que es un trastorno genético, que generalmente ocasiona tumores que crecen en los nervios y producen otras anormalidades tales como cambios en la piel y deformidades en los huesos. Las neurofibromatosis ocurren en ambos sexos y se transmiten por descendencia.

La mamá de Lucila, Analía Donda (27), en diálogo con El Observador contó que su papá, ella y 2 de sus hermanos se vieron afectados por esta enfermedad, cuyos primeros síntomas se ven mayormente en la infancia, como por ejemplo, la aparición de manchas “café con leche” o pecas en las axilas. El crecimiento de las lesiones tiene distintas evoluciones, por lo que unas personas desarrollan la enfermedad muy pronto y otras, en edad más avanzada. Incluso en el seno de la misma familia, el desarrollo tiene una velocidad de crecimiento totalmente distinta y los primeros síntomas pueden aparecer, en algunos casos, a los 40 ó 50 años.

Analía contó que “a mí me detectaron un tumor en la pierna, por lo que me hicieron dos operaciones y tuve que pasar por ‘quimio’ y rayos. A Lucila, en un control médico le detectaron unas manchas de color ‘café con leche’. Le hicieron una tomografía en la cabeza, que salió bien y en un examen oftalmológico, le descubrieron 2 nódulos en cada iris del ojo, mientras que en una radiografía, se percibe que tiene una pequeña escoliosis, pero que con una plantilla, se puede subsanar. Esta enfermedad, solo se trata, ya que no es curable. Mi hermano y mi papá la tuvieron y un hermanito de 10 años falleció, que tenía también problemas de columna”.

Comentó que “cuando la derivaron a Lucila para hacer un tratamiento por las manchas que le aparecieron en la piel, se me hacía muy difícil pagar una consulta, ya que no me lo cubría la obra social. Fui a visitar a una dermatóloga de Crespo, le dije que desde el Centro Comunitario me derivaron a Paraná, pero en esa ciudad, no conseguí turnos cercanos en el tiempo. Con muy buena predisposición, ella la atendió sin cobrarme un peso, se encargó de buscarme una asociación que se ocupa de estos casos y me consiguió el número de teléfono para contactarnos con ellos y ver en qué pueden ayudarnos”.

Por su problema de salud, Analía también sigue con los controles médicos periódicos y adelantó que deberá viajar en días más a Buenos Aires para ser atendida por una especialista. “Allí me harán nuevos estudios y me pidieron que lleve a Lucila con todos los exámenes que aquí le realizaron. A ella, lo que le está faltando es hacer una resonancia magnética, que tiene un costo de $ 2.500, que por el momento no los tengo”, por lo que aquellos vecinos que deseen colaborar con la familia, lo pueden hacer llamando al teléfono 154-725172. La joven mamá, además de cuidar a sus hijos, trabaja en un comercio local y en sus tiempos libres, es empleada doméstica en 2 casas y lucha día a día, con mucho esfuerzo, para salir adelante.