Familias que luchan pero siguen adelante. Esta semana la historia de Edith Haberkorn

Edith Haberkorn [1600x1200]Desde hace varios años, El Observador viene publicando historias de vida de familias que fueron y son ejemplo de lucha, esfuerzo y fortaleza y de personas que tuvieron obstáculos en el camino y que con deseos de superación, pudieron sobrellevar esas dificultades propias que la vida les deparó. En esta edición, dialogamos con Edith Nélida Haberkorn (47 años), una docente crespense que, con un fuerte acompañamiento de su familia, viene recuperándose favorablemente de un cáncer de mama, que le fue detectado en mayo de 2014. “Desde el primer día no bajé los brazos, la luché y estoy saliendo adelante, con mi marido Fabián (Buxman) y mis hijas Helen (21), Stefanía (19) y Martina (10), que son unos ‘soles’ y que se preocupan mucho por mi salud” remarcó en el inicio de la charla con este medio.

Edith recordó que “en enero del año pasado me hice una operación para bajar de peso, ya que llegué a tener 101 kilos y realmente, no podía más. Empezaba las dietas, pero veía que no tenía fuerzas para llevarla a cabo y además, seguía con el mismo kilaje. Me costó convencerlo a mi marido de que era necesaria esta intervención, y después de muchas charlas psicológicas, me la realicé. Salió todo muy bien y sentí que comenzaba nuevamente a vivir, ya que bajé 30 kilos en unos meses. En un chequeo anual que me hago el 24 de mayo de 2014, me derivan a hacer una ecografía (mama) y los médicos vieron algo que no estaba bien, saltó un tumor, que aparentemente había estado escondido entre las grasas, por lo que si hubiera seguido obesa, quizás iba a seguir creciendo sin notarlo. Recuerdo que era una nochecita de invierno y las llamé a mis hijas para decirles que me demoraba, porque había aparecido algo raro, pero nunca me imaginé que iba a ser un cáncer. Ahí mismo, la Dra. Pilar Oneto (Clínica Parque Crespo) me derivó con el oncólogo Sergio Tomás. Hice interconsultas y todos me decían lo mismo. Primero me hicieron la ‘quimio’ para achicar el tumor, luego me operaron y después los ‘rayos’, para continuar el tratamiento”.

Con todas las fuerzas para seguir recuperándose, Haberkorn contó que “con la intervención, me sacaron la mama y las glándulas. Es el proceso que más cuesta, al igual que la caída del cabello. Fuero dos bofetadas para mí. El pelo creció, pero verme sin mama, es como una mutilación, por lo que generalmente trato de no mirarme esa parte. Estoy con atención de una psicóloga una vez por semana, que también estuvo presente en las quimio. Aparte de mi esposo y mis hijas, tengo la ayuda de mis hermanas, mis padres, que son viejitos pero que me acompañan, al igual que mis suegros, cuñados, que todo el tiempo están pendientes de cómo estoy. Lo mismo el grupo de docentes y personal de la escuela y mis alumnos, que me dicen “seño, estoy rezando por vos” o me mandan oraciones, cartitas. Es muy importante en lo emotivo para que una pueda juntar más fuerzas”.

Edith agregó que “mi vida sigue, pero con temores, miedos, hay días que estoy muy bajoneada y sensible… Estuve desde mayo sin trabajar. Por ahí iba a la escuela y me chocó que algunos (chicos) no me reconocían. El cáncer te cambia totalmente, es una enfermedad muy dañina… Por la cabeza se te pasan un montón de cosas horribles” confesó.

Los costosos tratamientos son también un problema a resolver para algunas de las personas que padecen esta patología. En tal sentido, explicó que “mi obra social (OSDE), hasta el momento me cubrió el 100%. Por ejemplo los ‘rayos’ (radioterapia en el sector afectado), es un tratamiento que lo tengo que hacer en Santa Fe y si no tuviera una obra social, costaría aproximadamente $ 41.000. En Paraná es más económico, pero no es tan específico y los aparatos son más antiguos” señaló.

Su esposo Fabián, quien la acompaña en todo momento, no dudó en afirmar que “el cáncer, nos cambió la vida de un día para el otro, a ella, a los chicos, a la familia en general… En mi empleo, pedí trabajar menos y me lo otorgaron. En estos casos, es donde valorás todos esos actos, que a veces, en lo cotidiano, uno no lo tiene en cuenta. También agradezco al personal de la obra social, que agilizan cada trámite, al de la Clínica Parque, a los Dres. Onetto, que con el oncólogo, hicieron un seguimiento personal del caso. Científicamente hasta hoy, se hizo todo lo mejor para que ella se cure”.

Edith finalmente comentó que “estoy segura que me voy a recuperar” y además de los médicos agradeció “al Padre Ignacio (Rosario), al que fui a visitar y a las oraciones de mis familiares y amistades. Dios está con nosotros y es la fortaleza que tenemos, porque no soy yo sola en la enfermedad… Sé que no estoy curada, mi oncólogo me lo dijo, pero voy bien. Tengo mucha fe de que me voy a sanar. En estos momentos tan difíciles, en lo que más pensé, fue en mis nenas y digo, me tengo que curar por ellas, lo que me da las fuerzas necesarias para salir adelante”.