Explican importancia de los cultivos de cobertura para la sustentabilidad de los sistemas

Los cultivos estivales ocupan los lotes desde mediados de primavera hasta inicios del otoño. Durante el resto del año, la implantación de gramíneas, leguminosas y sus mezclas, permite aprovechar insumos del ambiente, tales como la luz del sol, el agua y los nutrientes del suelo para generar una cubierta verde y enfrentarse naturalmente con las malezas.

“Esta estrategia posibilita, antes de la llegada de las lluvias primaverales, crear un techo vegetal que, anclado por sus raíces, no será arrastrado por los escurrimientos superficiales y facilitará el ingreso y conservación de una mayor cantidad de agua de lluvia en el perfil del suelo”, detalló Julia Capurro, especialista en cultivos de cobertura del INTA.

Mediciones realizadas en un lote con soja, permitió comprobar que con una lluvia de 60 mm. por hora de intensidad, una vez transcurridos 8 minutos comenzaron los escurrimientos superficiales, los cuales provocaron la pérdida del 49% del agua caída. Es decir, en ese suelo sólo ingresaron 31 milímetros de ese total registrado. En contraposición, en el mismo cultivo de soja, implantado sobre uno de cobertura, los escurrimientos dieron inicio a los 35 minutos e ingresaron al perfil 43 milímetros de los 60, destacó la especialista, quien mencionó que “la implantación de cultivos de cobertura tiene que ver con objetivos a corto plazo, como el almacenamiento de agua en el suelo, la competencia con malezas y el aporte de nutrientes” y concluyó que esto también tiene especial relación con objetivos a mediano y largo plazo, como la captura de carbono a través de buenas prácticas agrícolas que incrementen los niveles de materia orgánica de los suelos.

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