Explican estrategias de biocontrol contra hongos del maíz

El incremento de la contaminación en áreas sembradas con hongos del género “Aspergillus flavus” y “Penicillium spp” se traduce en un problema para el maíz, que recordemos es uno de los principales cultivos de Argentina, con una producción que alcanza las 32.000.000 de toneladas. En línea con el objetivo de obtener nuevas herramientas de control, investigadores del INTA y de otras instituciones trabajan en el desarrollo de estrategias de manejo, basadas en el uso de aceites esenciales de plantas y agentes de bio-control. Aseguran que con resultados auspiciosos, “estas herramientas serían una opción frente al uso de fungicidas químicos”.

El trabajo se realizó en el marco de una tesis doctoral que “plantea dos alternativas para el control de hongos causantes de la contaminación con micotoxinas”, explicó Boris Camiletti, becario post-doctoral del CONICET en el Instituto de Patología Vegetal del INTA. El especialista detalló que se utilizaron cepas atoxigénicas en pre-cosecha y luego de la misma para que, en caso de estar contaminado el maíz, no se profundice la infección”.

Estos hongos causan la “podredumbre de la espiga”, que se suma a una pérdida de calidad del grano. A su vez, la existencia de estos agentes en el cereal provoca el rechazo de la industria, “debido a su alta toxicidad para humanos y animales”.

En la revista internacional Phytopathology, donde se publican los resultados que corresponden a los agentes de biocontrol, se destaca que las cepas aisladas “redujeron más del 70% el contenido de micotoxinas en granos de maíz”, indicó Camiletti, autor del artículo, junto con María de la Paz Giménez Pecci, directora del laboratorio IPAVE-INTA; Ada Karina Torrico (IPAVE-INTA), Claudia Asensio y Enrique Lucini (Universidad Nacional de Córdoba), Juan Moral y Themis J. Michailides (Universidad de California-Davis, en Estados Unidos).

En cuanto a los productos naturales bioactivos, los aceites esenciales de orégano (que presentó la mejor actividad antifúngica), menta, laurel y suico, mostraron características aptas para agentes de biocontrol, detallaron. De esta manera, “se abre la posibilidad de contar con la producción nacional de aceites esenciales como una herramienta para el control de A. flavus en aplicaciones a campo o en pos-cosecha y además, contribuir al control de Penicillium spp”.

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