Explican cómo prevenir los acosos escolares: “No a los apodos”

Little boy sitting alone on floor after suffering an act of bullying while children run in the background. Sad young schoolboy sitting on corridor with hands on knees and head between his legs.

Investigadores y especialistas definen que “el bullying es una serie de amenazas hostiles, físicas o verbales que se repiten, angustiando a la víctima y estableciendo un desequilibrio de poder entre la misma y su acosador”. Las preocupantes estadísticas marcan que en Argentina, entre 5 y 6 niños y adolescentes de cada 10, son víctimas de acoso y según UNICEF, 1 de cada 3 sufre “acoso escolar”.

El Lic. Pablo Lillo, en diálogo con Canal 7 de Crespo, expresó que “es un flagelo que aparece ahora más notoriamente por los medios, pero es algo que viene sucediendo desde hace mucho tiempo. No estaba denominado como ahora, que sería ‘acoso escolar’ o bullying, pero en otros tiempos ya se veían estas situaciones y con casos, desde los primeros años de la escolarización. Uno se pregunta, ¿cómo puede ser que los niños tan pequeños hagan esto? Pero se da. Los chicos, no aprende por sí solos a hacerlo, esta conducta es más bien copiada de los padres o de otra gente mayor. Generalmente se inicia con un acoso verbal, que tiene que ver con cargadas, bromas, apodos, que pueden ser por un defecto físico, forma de hablar, nacionalidad, cuestión económica y si ese chico es tímido y con un perfil de personalidad más sumisa o más callado, los demás aprovechan de esa situación, lo que influye en la autoestima del niño afectado. También está el bullying físico, el ciber-bullying, que es a través de las redes. Lo que buscan es someter a un chico en el contexto escolar y hacerlo sentir mal; el acosador quiere generar esa fuerza y sentirse con mayor poder sobre la otra persona, muchas veces sin medir las consecuencias que causan, porque le provocan depresión, ansiedad, querer evitar ciertos lugares, como la escuela y hasta puede generar enfermedades psicosomáticas. Una de las cuestiones que caracteriza a la víctima del acoso, es su incapacidad de expresar lo que le pasa y muchas veces, el abusador lo hace sentir culpable. Por eso es importante el acompañamiento de los padres y en las escuelas, de los docentes. En el ámbito escolar, se puede hacer mucho en el tema de la prevención”.

Lillo dijo también que “en una escuela de Crespo, por ejemplo, no se permite utilizar apodos, porque los que lo tienen, en el fondo, no les gusta que los llamen de esa manera. Por ahí se acostumbran o no quieren dejar de ser parte del grupo y lo aceptan, pero después pasa de una cargada a una broma más pesada. A eso, hay que cortarlo de raíz. Y los chicos que se suman, deben entender que cuando se ríen todos de uno, no es nada gracioso, porque puede tener sus consecuencias en la persona que es víctima del bullying. Los traumas que quedan en los niños y jóvenes permanecen de por vida, no es que hablamos que es un momento y ya pasa. Algunos creen que deben aguantarse esa situación y someterse a esa presión, para salir mejores, pero no es así, acá lo que tiene que primar es la educación emocional que tanto se está hablando en la actualidad. Si un alumno molesta a otro, si es necesario, hay que cortar la clase y hablar sobre eso, que sin dudas, será mucho más enriquecedor que un tema nuevo de la materia que se está dando”.

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