Marcha de evangélicos en Concordia: “No aceptamos que se adoctrine a nuestros hijos con ideologías anticristianas”

Con la organización de la “Asociación Civil Pastores Unidos de Concordia”, que preside el Pr. Daniel Ozuna, se concretó el pasado sábado en dicha ciudad, una marcha en el marco de un nuevo aniversario de la “Reforma Protestante”, que se conmemoró el pasado 31 de octubre. Durante el encuentro, se leyó un documento, dirigido a autoridades y sociedad en general, en el que se expresa: “Quienes lo suscribimos lo hacemos en nombre de la comunidad cristiana evangélica de Concordia y en simultaneo con iglesias de la República Argentina, como también de la República Oriental del Uruguay… Reconocemos que Dios ha instituido el matrimonio hombre y mujer; a la familia tradicional conformada por papá y mamá e hijos. Reconocemos la vida desde la concepción, que la vida solo la da y la toma Dios, su creador. Reivindicamos la importancia de respetar las etapas de las personas y su biología, cuidando a quienes transitan los extremos de la vida, como lo son la niñez y ancianidad. Reivindicamos nuestra necesidad de Dios y sus principios morales, pues le es peligroso al hombre dejarse gobernar por ideologías netamente humanistas falibles y llenas de intenciones maléficas, que denigran al ser desde su esencia. Observamos la urgencia de un marco social que permita a las personas gozar de su dignidad, donde exista igualdad de oportunidades para todos sin distinción de credos… Identificamos la necesidad de líderes en todos los ámbitos sociales que gocen de integridad, que porten una palabra de valor, que sepan diferenciar lo bueno de lo malo, que sean empáticos, sensibles a la necesidad del otro, que carguen con valores como ser el amor al prójimo y su respeto, misericordiosos y veraces. Que aprovechen los lugares de autoridad e influencia para el bien común y no egoístamente. Creemos que urge la correcta interpretación de temas relacionados con la inclusión y la justicia social, como también de cuestiones referidas a la igualdad de género, acompañamos gestiones que dignifiquen a la mujer tanto como al varón. Reconocemos que las personas adultas gozan del derecho de elegir su orientación sexual, como también a decidir no procrear, pero no aceptamos el aprovechamiento de la etapa de vulnerabilidad de la niñez para adoctrinar a nuestros hijos con sus ideologías anticristianas… Vemos como los distintos gobiernos adoptan como políticas de estado cuestiones que priorizan la ideología de género, no siendo inclusivos con quienes nos identificamos con valores tradicionales, que nos sentimos excluidos, padeciendo así injustas decisiones gubernamentales, entre otras, otorgando derechos a una minoría para quitársela a la gran mayoría. Cada vez son más los gestos hacia un pequeño grupo que ha logrado imponer su autoritarismo ideológico inflamado con un odio evidente a quienes no pensamos como ellos. Jamás se nos ocurriría exigir por ejemplo, cupos laborales por el simple argumento de ser evangélicos como tampoco ningún tratamiento diferenciado del resto de la sociedad por el hecho de nuestra decisión de fe; la sociedad no tiene ninguna responsabilidad de nuestra decisión como tampoco debe financiar nuestras decisiones, mientras que vemos como millonarios presupuestos son asignados a un sector en particular que pretende que todos financiemos decisiones personales en particular referidas a cuestiones de orientación sexual. Es evidente el fuerte acompañamiento de un mayoritario sector político y otros, tal vez por intereses que los condicionan a gestionar en favor de unos pocos y en desmedro de la mayoría de la sociedad que pretende guardar una cultura basada en valores de la fe que profesamos. Por último, hacemos un llamado a todos los hombres y mujeres de buena voluntad a trabajar unidos en pos de salvar nuestra sociedad de toda desventura y trabajar por un futuro promisorio para nuestras próximas generaciones, que puedan disfrutar de vivir en una sociedad acorde a la dignidad que les fue asignado por Dios al ser hechos a su imagen y semejanza. No estamos dispuestos a naturalizar ni aceptar la pobreza, la indigencia, el hambre, la corrupción, la desigualdad, la injusticia, la violencia, el avasallamiento de los derechos; el adoctrinamiento mediante la educación, un sistema de salud vulnerable que tiene recursos para abortar y realizar cambios de sexo o tratamientos hormonales de forma inmediata, pero desatiende la urgencia de quienes padecen enfermedades y deben lidiar para conseguir turno y medicación adecuada y oportuna. También decimos que solo en Dios hay vida eterna, esperanza y vida abundante, que la vida es imposible si pretendemos vivir a espaldas de Él. Basta observar las problemáticas actuales para afirmar esta declaración. Es imposible alcanzar el ideal de una vida en paz y prosperidad mientras se pretenda vivir en una sociedad amoral,  ignorando el consejo divino que nos dice cómo vivir de tal manera, que convivamos en paz y bienestar…”

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