Estudian bacterias para mejorar el cultivo de soja

La fijación del nitrógeno es un proceso clave en la obtención de altos rendimientos en el cultivo de la soja. Gracias a la simbiosis con ciertos microorganismos del suelo, la planta gana habilidad para crecer en terrenos “pobres”. En el Laboratorio de Ingeniería Genética de Microorganismos Benéficos del INTA, investigaron las interacciones que se generan entre dichos microorganismos y las plantas.

“Actualmente tenemos dos líneas de trabajo, ambas se basan en la interacción del género bacteriano Bradyrhizobium con la soja”, señaló Karen Liebrenz, especialista del Instituto de Investigación Genética del mencionado organismo.

Estas bacterias se utilizan como bioinoculantes para las semillas de soja, con el objetivo de obtener un mayor desarrollo vegetal de las mismas. “Son productos biológicos que se adicionan a los cultivos, para mejorar su crecimiento y su productividad, por lo general, antes de la siembra”, explicó la profesional.

Una de las técnicas más utilizadas consiste en someter a las semillas a un determinado bioinoculante, por lo que los microorganismos quedan pegados a las mismas. Cuando los cultivos llegan a determinado estado de crecimiento, las bacterias comienzan a reproducirse e infectan raíces y forman nódulos donde se realiza la fijación biológica del nitrógeno.

En el trabajo, también estudiaron cómo los microorganismos pueden defenderse frente a distintos factores de estrés abiótico, con los cuales se encuentran en el suelo, ya que afectan el crecimiento de los mismos. Pueden ser compuestos que son generados por el propio metabolismo bacteriano o por el de las plantas y por la presencia tanto de químicos como de metales.

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