Este tipo es un personaje: Entrevista a Nasif Seguro

En una mañana lluviosa, la charla amena se extendió por más de una hora entre recuerdos y anécdotas que la persona en cuestión, almacena por todos lados. Solo debe pensar un segundo para llevar a la mesa, un relato detallado de una vivencia en particular. Nasif Rubén René Seguro, es el nombre completo de este personaje. Popular, querido y conocido por Maciá, su pueblo, tuvo una vida cargada de emociones y todavía restan llegar más historias en abundancia. Recorrió cada peldaño de su experiencia con El Observador Deportivo, narró cómo fue que al nacer lo dieron por muerto y después lo “resucitaron” con humo de cigarrillo. En ese procedimiento sufrió el desgarro de su brazo izquierdo, el cual no se desarrolló normalmente. Estudió en Santa Fe, pero la Escuela de Periodismo Deportivo cerró porque no funcionaba dentro de los carriles legales. Con emoción a flor de piel, explicó lo que significa el Club Martín Fierro, equipo que milita en la Unión Deportiva y donde hoy actúa como director técnico. Fue periodista, animador en un local nocturno y relator. Pasó por radios de Paraná, entre ellas LT 14; se fue a Río Gallegos para progresar, pegó la vuelta a pesar de toda la admiración que le profesaban, volvió y puso un pub, cerró y comenzó a trabajar como docente en el Colegio José María Paz. Una charla para conocer de cerca a un verdadero personaje, que supo ocupar varios roles y se adaptó perfectamente a las distintas atmósferas en las que le tocó incursionar. Pasé y lea, no se va a arrepentir.

– Fecha y lugar de nacimiento.

– Nací el 23 de julio de 1979 en la Salita de Primeros Auxilios de Maciá.

– ¿Dónde hiciste la primaria?

– En la Escuela Nº 62 Delio Panizza.

– …¿Y la secundaria?

– En el Colegio José María Paz.

– ¿Qué tal eras como estudiante?

– En la primaria era aplicado, hasta llegué a ser abanderado. Ya en la secundaria fui un chanta total. Hice hasta 4º año, como había repetido me cambié al de Educación para Adultos. Allí finalicé Perito Mercantil con orientación en Contaduría, absolutamente nada relacionado a lo que después terminé haciendo. Terminé a los 19 años, estuve un tiempo más en la ciudad y después partí a Santa Fe.

– En la ciudad donde cursaste Periodismo Deportivo, pero no fue una buena experiencia.

– Se llamaba Escuela 9 de Julio, que precisamente estaba ubicada sobre una calle con el mismo nombre. Estuve nada más que un año porque cerró ya que no tenía nada en regla.

– ¿Era “trucha”?

– Sí, nos engañaron a todos. En un momento algunos estudiantes, sobre todo los que estaban por recibirse, lo siguieron al director en moto por las calles de la ciudad. Imaginate, le habían robado toda la plata y no iban a tener el título.

– ¿Cómo que lo siguieron?

– Es que era mucha la bronca, lo seguían en moto y le pateaban la puerta. El director se subió a la vereda con el auto…, hasta tuvo repercusión en los noticieros. Un desastre. Me fui a Paraná.

– ¿En qué te metiste?

– Hice un año de Licenciatura en Comunicación Social de la UNER. Pero no me convenció, algunas materias estaban interesantes pero no era lo que yo buscaba. En ese momento me enteré de que funcionaba otra Escuela de Periodismo Deportivo en Paraná, consulté bien todos los detalles y cursé. En tres años me recibí, en 2005.

– Estudiaste con el futbolista Gabriel Graciani, quien está en Patronato.

– El Gaby era un gran compañero, con quien hasta el día de hoy suelo comunicarme. Las veces en que puedo ir a la cancha, siempre es muy atento, humilde sobre todas las cosas. Sigue siendo el tipo sencillo con el que compartimos otros momentos años atrás. Es valorable el lugar donde está ahora porque siempre la peleó desde abajo. Una gran persona. Él me contaba que con los primeros pesos que recibió de Patronato, trataba de ayudar en lo que pudiera a su familia de Bovril.

– Mientras estudiabas, ¿trabajabas en Maciá?

– Sí, ya de adolescente. Cuando iba al Colegio, como era bastante conocido en el pueblo, me llamaron del boliche Karma para ser tarjetero. Me daban las tarjetas entre semana con las que se promocionaba lo que iba a haber el sábado. Tenía una gran cantidad de amigos y repartía todo lo que me entregaban para que fueran a ese lugar. En ese momento existía una competencia con Beethoven Disco. A cambio me regalaban la entrada y algo para tomar esa noche. Después me ofrecieron pasar música. Acepté y me dieron para que en la última hora, cuando comenzaba a cerrarse el boliche, pasara rock nacional. Era una hora y media o dos. A la gente le empezó a gustar tanto que me tomaron para ser el disc jockey. También hacía de animador. El local pasó a llamarse Golden Disco, el único que quedó en el pueblo porque el otro debió cerrar. Esa actividad me ayudó para los gastos del estudio. Además hacíamos un programa de radio bancado por el boliche denominado “La Nave”, era como la previa antes de abrir. Salía los sábados de 22.00 a 00.00 en Radio Integral, donde se promocionaba al local y se regalaban entradas o consumiciones. Lo escuchaba toda la zona, Mansilla, Rosario del Tala, Lucas González…Después pasamos a FM Milenio donde nos dieron libertad para hacer un programa que fue muy alocado. También pasé a tener otro de lunes a viernes de 14.00 a 16.00, antes de irme a estudiar.

– Eran las primeras experiencias con la radio…

– En ese programa de la siesta, creamos personajes que fueron muy bien recibidos por la gente. En un segmento, yo me iba al baño con un handy mientras un amigo, Gustavo, seguía la conducción. Desde el baño efectuaba salidas en las que relataba carreras de caballo, imitaba voces, teníamos corresponsales en Buenos Aires… Todo ficticio y actuado, pero era lo más escuchado y muy divertido. El personaje se llamaba Cuchufledo Barrios que hacía entrevistas a famosos a los que también imitaba. Los oyentes se engancharon de una manera increíble. A las 15.30 se paralizaba Maciá por Cuchufledo…Una locura.

– Fue un gran momento…

– Una gran etapa de esa adolescencia, teníamos 17 ó 18 años. Ese programa, el boliche, todo…pero tampoco era sencillo, porque uno animaba, pasaba música y veía que todos los amigos bailaban y se divertían en la pista. Yo tenía que estar parado ahí arriba por horas. Entraba a la 1.30 y no me movía hasta las 6.00. Fueron 10 años trabajando en ese local bailable. Del 98 al 2008. Todavía funciona, es el único que tiene el pueblo.

– Y los programas deportivos ¿cuándo aparecieron?

– En esa primera etapa radial, descubrí que me gustaba relatar partidos de fútbol. De ahí a animarme a hacerlo, estaba algo lejos. Pero el director de FM Milenio, me propuso transmitir los partidos de Liga y acepté. Hicimos un par de encuentros que salieron más o menos bien. Después empezamos a relatar para la tele local y pasaba algo curioso. Con el comentarista jugábamos en la Reserva de Martín Fierro, entonces terminaba el partido y subíamos a transmitir el de Primera División…todos transpirados, tal como habíamos terminado de jugar. Nos decían de todo. Increíble… Algunos se molestaban, se preguntaban ¿cómo podía ser?

– Muy poco objetivo…

– Tal cual. Pero siempre con respeto. Arrancamos como un hobby, pero con el tiempo vimos que podíamos pulir algunas herramientas y lo fuimos perfeccionando. Cuando fui aprendiendo cuestiones radiales en Periodismo Deportivo, lo hicimos de la manera más profesional posible. En Radio Integral realizamos tres temporadas muy buenas, primero en lo que se llamaba la Liga del Centro que era la Triple Alianza.

– ¿Entre qué Ligas?

– Eran de Nogoyá, Victoria y Tala. Un torneo tremendo, no debe haber existido uno en la provincia como ese. Era de gran nivel. Estaban de Victoria: 25 de Mayo, Sportivo, Newell’s Old Boys, Banfield… De Nogoyá: 25 de Mayo, Deportivo, Sirio Libanés…, también de Ramírez, Lucas González, Maciá, Rosario del Tala…Grandes equipos de verdad. Eran 20 en total. En ese momento trasmitía LT39 de Victoria con el relato de Jony Villarroel, un groso de quien aprendí muchas cosas. Llegó a cubrir el Mundial de 1986, y para mi era un honor relatar al lado de ese monstruo.

– Fue la primera gran relación con la profesión.

– En la Alianza de 2005 fue una gran temporada radial. Personalmente resultó muy exitosa. Cubríamos partidos de visitante también, más el programa Integral Deportiva que tenía una importante audiencia. Se dedicaba a todas las novedades de la Liga. Estábamos con Mario Fuentes y nos escuchaba toda la zona. Para mí, fue uno de los mejores años dentro del periodismo.

– ¿Te juzgaban por tu relación con Martín Fierro?

– Sí. Siempre me pasaba, hasta el año pasado cuando dejé de relatar. Estaba la típica polémica de que te criticaban porque gritaba más el gol de un equipo y menos el de otro por ser hincha de uno. Jamás me sentí incomodado en ese sentido porque pienso que lo hacía de la misma manera. Siempre lo decía en el programa. No había nada que ocultar, en un pueblo nos conocemos todos. Era hincha de Martín Fierro pero transmitía con la suficiente seriedad. Cuando lo tuve que criticar, lo hice. A tal punto que una vez opiné con dureza y el técnico de ese momento dejó de hablarme por mucho tiempo. Pero bue…, era mi trabajo.

– ¿Llegaste a jugar en Primera?

– Sí, un torneo. Fue en 1998.

– ¿De qué jugabas?

– Era media punta o delantero por izquierda. También incursioné como enganche. Hasta fui goleador en inferiores dos años seguidos. Además dos años consecutivos recibí el premio del Rotary Club al mejor jugador y goleador.

– ¿Qué te pasó en el brazo?

– Es algo de nacimiento. Maciá no llegaba a 1.000 habitantes en esa época. Mi mamá empezó a sentirse mal y la llevaron a la Salita de Primeros Auxilios del pueblo, llamaron al médico y la atendió. Estaba por nacer, pero vio que el bebé era gigante. Pesé 4,800kg. Operar no se podía, si no había nada. Cuando estaba naciendo, el bebé se trabó en el vientre. El doctor no podía sacarme, entonces dijo que uno de los dos no iba a sobrevivir, mi madre o yo. Le comunicó a mi padre y le afirmó que yo no tenía salida. Fue así que tiró como pudo para sacarme tomándome del brazo izquierdo. Logró sacarme y me dejó en la camilla porque estaba muerto, de modo que se ocuparon de mi madre a quien la internaron de urgencia. En cuanto a mí me iban a llevar al hospital de Rosario del Tala para hacer el procedimiento correspondiente porque ya no tenía vida. El diagnóstico era que había muerto.

– ¿Y cómo volviste a vivir?

– Pasó una hora del nacimiento y llegó al lugar otro profesional recientemente recibido. Le pidió al doctor verme. Se acercó, encendió un cigarrillo, me tiró el humo en la cara y ahí reaccioné. Hice como una respiración profunda. “Urgente, el bebé está vivo. Ahí que llevarlo a Paraná”, dijo.

– Pero no había ambulancia…

– Nooo. Me subieron a una Ford 100 nueva que tenía mi abuelo, modelo ’79 negra. Pero no la podían pasar más de 80km/h porque se paraba ya que era 0km. Me llevaron con un tuvo de oxígeno que lo habían traído de Rosario del Tala. Se terminó en el camino por lo que debieron ingresar a Crespo para conseguir otro. Con ese llegaron a Paraná, todo por camino de ripio o tierra. Me internaron durante tres meses en incubadora hasta que me recuperé.

– La lesión fue cuando el médico te sacó…

– Él tiró del brazo y me desgarró los nervios. Fue una parálisis braquial obstétrica.

– ¿Tu mamá se recuperó?

– Sí, ahora con el tiempo tuvo problemas en la cadera lo que llevó a que tenga actualmente una prótesis. Costó mucho, realmente. Estuvo demasiado tiempo en la camilla, fue un nacimiento gravísimo.

– ¿Te molestó ese problema en el brazo?

– Nunca.

– Fuiste jugador, disc jockey…

– Jamás le di importancia, no pensaba en eso. Me mentalizaron así, me sentía igual que todos. A los 6 años mi papá me llevó a jugar a la pelota, me caía mil veces. Empecé a trabajar en habilidad y coordinación. No es nada fácil, porque saltás a cabecear con una sola mano y te desestabiliza, hasta el día de hoy me sucede. Pero ciertamente no le daba mayor relevancia. En Educación Física siempre tuve buenas notas. Si tenía que hacer la vertical, iba y la hacía con una mano. Jugaba al voley, al básquet, a lo que fuera. Siempre fui optimista en ese sentido. Lo tomé como algo normal, aprendí a atarme los cordones solo y no es nada sencillo.

– ¿En qué radio relataste en Paraná?

– Con los chicos de la Escuela de Periodismo (Justo J. de Urquiza), armamos un equipo de transmisión y fuimos a FM 91,7. Queríamos hacer algo por cuenta nuestra. Arreglamos con el director para que nos diera un precio accesible como para comenzar. Era de apellido Vignasco, que a la hora de los números nos dijo la frase: “Muchachos, esto es fácil: Fifty – Fifty (50% para cada uno)”, ja ja. Tuvimos los problemas de todo principiante, no nos andaba la consola, a veces los micrófonos, el retorno, el teléfono, teníamos interferencias…de todo. Pero fue una hermosa experiencia. En el equipo estaban Mariano Schmidt quien hoy está en Diario Uno, Juan José Noguera, también sigue en los medios, Víctor Castañeda que jugó en Neuquén de Paraná, Gastón Maccario que después relató y comentó básquet, además sumamos una voz femenina… Un gran equipo de amigos.

– ¿Qué equipos seguían?

– Teníamos a Atl. Paraná y Patronato que en ese momento jugaba el Argentino B. Nos sirvió mucho como aprendizaje.

– ¿Y en LT 14?

– Cuando se terminó lo de la FM, tiempo después salió una posibilidad en LT 14. Me llamaron para seguir la campaña de Atl. Paraná en el Argentino B. Gracias a eso conocí muchos lugares. No fue una buena campaña del equipo, pero para mi resultó una linda experiencia.

– ¿Llegaste a relatar la Primera de AFA?

– Sí, un partido. El relator asignado no podía ir, así que me llamaron. Era para River Plate – Estudiantes en el Estadio Único de La Plata. Ese día estaba ansioso, me preguntaba cómo sería ese ambiente. Si iba a ser muy distinto a lo que uno estaba acostumbrado. Tenía de comentarista a Federico Gigena que vivía en Buenos Aires, un personaje. Por suerte salió todo bien. Fue un partidazo, terminó 3 a 3 y son recuerdos imborrables por todo lo vivido. Un gran honor.

– ¿Por qué te fuiste a Río Gallegos?

– Terminé en LT 14, veía que estaba complicado para crecer laboralmente y recién empezábamos en el periodismo. Un amigo (Mario), se fue en 2006 a Río Gallegos. Una vez le pregunté en broma si no había algún trabajo, me contestó que no existían periodistas con título. Por lo que le envié el curriculum. Más de un mes después, recibí el llamado del diario Tiempo Sur. Justo estaba trabajando en la Expo Miel, atendiendo la cantina de Martín Fierro. Era un viernes y me dijeron que el martes tenía que presentarme en la oficina. Tenía que hacer más de 3.000km. Gracias a un familiar que me pagó los pasajes, pude viajar.

– ¿Qué tal fue esa experiencia?

– Primero probé suerte en este diario. Me querían tomar, pero no me sentía cómodo por aspectos internos que había. Además lo escrito no era algo que me gustara demasiado. Si bien me iban a pagar buen dinero, el estilo de vida de allá es muy elevado. Entonces, mientras vivía en la casa de un amigo (Gustavo) y pensaba en pegar la vuelta, salió otra posibilidad de una radio. Se convenció el director de mis capacidades y me tomó para producir el programa periodístico de la mañana. Era en FM News, y tenía una tendencia en contra del gobierno en una provincia kirchnerista. Además de eso, me daban para hacer la Revista Deportiva que iba a la tarde. Luego, lo de la producción lo dejé y me pidieron que me encargara exclusivamente de lo deportivo. Estuve todo un año en esa radio. Era el 2008. Llegué a relatar un partido de Argentina en Buenos Aires con todo pago y me trataron verdaderamente bien. Tuvimos una gran aceptación de los oyentes, hasta me llamaba el director de Opinión Santa Cruz, Rubén Lasaña, un medio muy prestigioso. Él estaba encantado con lo que hacía. Cubrimos la campaña de Boca de esa ciudad que después ascendió al Argentino B. Transmitíamos arriba de una traffic con un frío tremendo, eran -3º bajo cero o menos, en canchas de césped sintético.

– ¿Por qué te volviste?

– Tenía un buen sueldo, pero comenzó a haber una inflación importante. Como mencioné, el estilo de vida ya era muy elevado. El dueño de la radio me dijo que me podían pagar hasta tal dinero, pero no era suficiente. No podía ahorrar nada. Llevé curriculum a otros lugares, entre ellos al diario La Opinión donde si me contrataban iba a ganar bien. Pero interiormente me fui convenciendo de que quería volver. Ya estaba decidido. Igualmente llegaron a llamarme de La Opinión, donde hice la prueba lo peor posible. La directora me quería en la redacción, intentó convencerme pero yo estaba decidido a regresar a Maciá. No sé si hice bien o mal, se trata de un diario sumamente prestigioso, leído en toda la provincia. Tampoco me pongo a pensar demasiado.

– Regresaste y a remarla de nuevo…

– Regresamos con mi amigo con un dinero que pudimos ahorrar, con lo cual decidimos poner un pub en Maciá, Babilonia Bar. Fue justo la temporada de verano, era buena época. Teníamos un local con un alquiler muy caro, se hizo difícil. Mi amigo dejó la sociedad porque no era sencillo estar todos los días hasta altas horas de la madrugada. Yo seguí solo un tiempo más. En ese momento recordé que cuando me recibí como Periodista Deportivo, había inscripto el título en el Consejo General de Educación. Fui a hablar con un conocido que trabajaba en el Colegio donde había estudiado, para saber si no habían horas para tomar. Me aconsejó que me presentara con mi carpeta de antecedentes en un concurso para horas de Comunicación (3 horas) y Cultura y Comunicación (4 horas).

– Era complicado ganarlo para alguien que nunca había ejercido.

– Es verdad, igualmente me presenté. No perdía nada. Dio la casualidad de que nadie más se presentó al concurso, eran cátedras nuevas por la renovación educativa que se estaba haciendo. De modo que me convertí en profesor.

– ¿Nunca habías estado frente a un grupo?

– No. Sí tenía manejo de grupo. En 2001 le había dado una mano al club (Martín Fierro) para dirigir en divisiones inferiores. Salimos campeones con la 85/86. Varios años después me volvieron a llamar para trabajar en lo mismo. Para eso había hecho un curso que me ayudó muchísimo. Fue una capacitación para entrenadores de fútbol infantil y para adultos. Se dictó en Rosario y disertaron varios pesos pesados: Jorge Valdano, Jorge Griffa, el Indio Solari (Carlos), los futbolistas Andrés Guglielminpietro y Guillermo Barros Schelloto… fue genial. No era sólo dado por jugadores, sino que también tuvimos clases con psicólogos y profesionales, todo para saber cómo manejar un grupo.

– Eso te favoreció para el dictado de las clases.

– Claro, encima les daba a chicos de 4º y 5º año. Pibes de 17 ó 18 años, con lo que eso significaba. Además todos me conocían, sabían que había sido animador en boliche, que había puesto un pub, en fin. Entonces tenía que marcar una línea. Y esos conceptos futbolísticos que me enseñaron, los apliqué en clase y dieron grandes resultados. No tuteaba a ninguno, los trataba de “usted” y les dejaba en claro que en el aula había una relación de profesor-alumno bien marcada. Afuera del Colegio, era otra la historia. Pero en el aula, debíamos mantener la distancia correspondiente. Siempre los trataba con todo el respeto, por lo que exigía el mismo respeto de parte de ellos. Tan bien nos llevamos con los chicos que tres cursos me invitaron a viajar a Bariloche como docente a cargo. Hasta hoy tenemos una gran relación.

– ¿Qué pasó para dejar el papel de profesor?

– Dentro de esas modificaciones del sistema educativo, las mismas horas que fueron aprobadas, luego fueron cesadas. Fue en 2010.

– ¿Solamente fue en el José María Paz?

– No. También salió una posibilidad de una escuela secundaria rural en Estación Durazno. Un gran grupo y con una capacidad creativa notable. Por lo general, en los exámenes, no les pedía que me repitieran de memoria el concepto de un libro, sino que pretendía que volcaran sus opiniones en el papel. Tomaba un tema determinado dado en clases y quería que abrieran su mente argumentando sobre ello. Daba resultado.

– Además te encargaste de talleres.

– Trabajamos en taller de radio en 5º grado de primaria. Les servía para expresarse. Este año surgió una hermosa experiencia en la Escuela Nº 28 donde acuden chicos con capacidades diferentes. Para eso me llamó una persona amiga (Pablo) que trabaja como profesor en la entidad. La idea era fomentar la capacidad expresiva. Acepté el desafío, pero me había envuelto en un problema porque no es sencillo. Hay que estar preparado para trabajar en ese campo y sentía que podía perjudicar la tarea de los docentes. Sin embargo están muy conformes y es un proyecto que hoy está marchando, esperando por una aprobación de las autoridades. Algunos alumnos me escuchan en la radio y lo comentan en la escuela. Te dan un gran cariño. A veces te ponés a pensar sobre personas de tu ámbito que no te valoran en lo que hacés, mientras tenés chicos como ellos que te admiran. Es muy lindo. Un par de veces por semana los visito, trato de investigar cómo actúan, de aprender de ellos, qué puedo hacer para favorecerlos en su día a día.

– ¿De qué manera llegaste a dirigir la Primera de Martín Fierro?

– Es una responsabilidad tremenda, porque estamos hablando del club donde siempre estuve colaborando. La Comisión Directiva que me habló, lo hizo por el trabajo que había hecho en divisiones inferiores. Eran siete categorías, las tenía a todas junto a un profesor de educación física. En ese momento planteamos que hasta los 12 años, al pibe no se le iba a hablar de competencia. Fuimos formando jugadores y en tres años lo logramos, hasta 2007 cuando dejé y me fui al sur. Los jugadores que hoy están en Reserva y Primera, son los chicos con los que trabajé en las divisiones menores, por ese motivo me convocaron. Ese es mi orgullo, chicos a los que formamos nosotros como jugadores. A principios de 2011 arreglamos y me hice cargo del equipo. Estamos trabajando para darle un título al club, no tuvimos una buena campaña en el Apertura y perdimos una final de la Copa de Maciá ante Atlético, el clásico rival, así que imaginate la presión que uno siente. El hincha quiere ser campeón. No obstante, el año pasado logramos dos subcampeonatos (uno en Primera y otro en Reserva). ¿Cuál es el logro personal? Llevar a Primera todos los chicos que tuvimos años atrás. La temporada pasada jugamos con un plantel con 23 años de promedio de edad. Pero eso el simpatizante no lo ve, quiere el título.

– Pasaste de analizar los planteos tácticos como periodista en base a tu ideología, a tratar de plasmarlos en la cancha. ¿Es sencillo?

– Para nada. Es muy difícil pasar de estar relatando a estar al frente de un equipo. Por ejemplo, al Martín Fierro que transmitía jugaba con línea de tres. Cuando me hice cargo, lo paré con cuatro en el fondo porque es de mi gusto. Con un enlace o un delantero que se tire atrás. Por fortuna me llevo muy bien con el grupo, soy una persona que tiene buen trato con todo el mundo y jamás hemos tenido algún inconveniente. Son 35 chicos que conforman el grupo. Hay jugadores jóvenes y otros con experiencia. Cada uno sabe de sus responsabilidades.

– ¿Pensás estudiar director técnico?

– Lo estoy haciendo. Yo no trabajo solamente tres días a la semana con los entrenamientos. Me dedico de lunes a lunes porque estoy realizando el curso de director técnico a distancia. Además trabajamos constantemente con la Comisión para mejorar en lo que sea, como vestimenta o elementos para las prácticas.

– ¿Cuál fue el lugar más extraño que te tocó relatar?

– Hubo una en 25 de Mayo de Victoria, una cancha que no tiene nada que ver con lo que es ahora. Años atrás, tuve que transmitir arriba de un tanque de agua, con el cable del micrófono tirante y haciendo malabares. Tremendo… En la especie de pequeña cabina que había, era el lugar de LT 39, nadie más podía estar ahí, claro. Tampoco podía hacerlo desde el piso porque iba a estar entre los hinchas. Nos acomodamos en ese lugar, lejos, cerca del tapial que cierra la cancha. Una cosa de locos…También tuve que transmitir arriba del techo de un baño en Villaguay. Era Atl. Maciá contra Barrio Sur, un lugar bravo. En ese partido, recuerdo que unos hinchas se treparon al tapial atrás nuestro y comenzaron a mirar lo que hacíamos. Después de unos minutos los tipos nos bañaron con vino que nos tiraban con esos vasos de plástico. Terrible… Yo relataba, qué iba a hacer, tenía que bancarmela. Encima Atlético convirtió un gol, lo grité y ahí fue peor… Nos desenchufaron el cable, el operador estaba como loco, lo enchufaba, se lo volvían a desconectar, llovían cubos de hielo…una locura. Pero no podés hacer nada, tenés que soportar la situación.

– Como técnico te deben haber insultado en reiteradas ocasiones. ¿Cuál fue lo más curioso?

– Como DT, hay dos cosas para subrayar. La primera es que en los clásicos, ante Atlético Maciá, jamás me insultaron. Tengo una gran relación con la gente del Rojo. Eso es muy positivo. Hemos seguido la campaña de Atlético y personalmente siempre trabajé con todo respeto. Lo otro, yendo a la pregunta, en cancha de Unión Solense me saqué. Me gritaron: “Seguro, volvé a la radio, hermano. Son horribles”. Habíamos perdido 1 a 0 y yo estaba recaliente porque el árbitro nos había mandado de cabeza, encima la hinchada me había insultado durante todo el partido. Terminé a las señas, a los gritos, le devolví los insultos y me suspendieron un par de fechas por agresión a la tribuna.

– ¿Sos calentón como DT?

– Sí, sí. En el último partido, que empatamos 1 a 1 con Atl. Tala, también me salí de las casillas. El árbitro cobraba a 50 metros de la jugada, una cosa terrible. Me metía a la cancha, pero no lo traté de manera irrespetuosa, lo único que le pedía era que cobrara. Nada más que eso. Solamente una vez me expulsaron del partido, porque le dije de todo a un juez.

– ¿Con quién te agarraste el año pasado en un partido con La Academia?

– Uhhh…Éramos locales. 2ª fecha después de haber debutado con una derrota ante Peñarol de Tala. Recibíamos a La Academia de Galarza, equipo que venía de hacer una gran campaña en el Torneo del Interior. Un plantel que tenía al Mencho Ramón Medina Bello como DT y figuras de gran nivel en el equipo. Habían incorporado a varios jugadores de Buenos Aires, algunos de renombre. Al partido lo trabajamos con mi ayudante, Leo Zavala, pero no era nada fácil. Era mi primer torneo, “pierdo dos partidos al hilo y me matan”, pensaba. La Academia era un equipazo, al principio nos dieron un paseo tremendo. Desde el banco de ellos, escuchaba que alguien decía: “Que baile les estamos pegando”, con una tonada porteña. No le di importancia. En un momento, Sebastián Saucedo de Martín Fierro, hizo una gran jugada y nos pusimos arriba 1 a 0. Había que aguantar. Los del banco de Galarza, comenzaron a ponerse nerviosos y otra vez el mismo suplente empezó a protestar: “Hacen tiempo”, “Son unos llorones”, de todo decía. Lo miraba nada más. “Mala leche, eso es amarilla”, gritaba. “Callate, metete en el banco”, le contesté. Lo miré con detenimiento y me parecía que era Adrián Guillermo, el que salió de Boca Juniors y fue una gran promesa en su momento. Cuando terminó el primer tiempo, pedí la planilla y efectivamente corroboré que era él. Después lo agarramos de punto: “Andá fracasado, te dejaron libre de Boca por horrible”, nos contestaba de todo…El tipo nos quería comer, nos invitó a pelear afuera, una locura. Al final le ganamos a La Academia 1 a 0, los medios le hacían notas a él, y yo me terminé sacando una foto con Guillermo, si fue mi ídolo, cómo no me iba a sacar una foto. Una cosa de locos. Me reputeó, como para no.

– ¿Por qué te pusieron Nasif?

– Mi papá me iba a poner Estéfano Alexis. Pero eligió así: Nasif por el piloto tucumano Nasif Estéfano, Rubén porque era su nombre y René por Houseman, el gran futbolista de esa época, figura con la Selección Argentina que ganó el Mundial. Una mezcla tremenda de nombres.

– ¿Qué parte de tu vida ocupa Martín Fierro?

– Muchísimo. Estoy en el club desde los 6 años cuando fui a jugar al fútbol. Mi abuelo materno, Pedro Tribelhorn, que vino desde Alemania, fue uno de los fundadores del club. Esto viene de familia que me fue inculcando el amor y el sentimiento hacia la institución. La hinchada también es muy particular, siente el cariño bien adentro. Es algo muy profundo que no encuentra ni explicación ni tampoco ningún tipo de comparación con nada. Todos los días estamos debatiendo para ver qué podemos hacer para mejorar el club, todo por amor a los colores. Prácticamente vivo para Martín Fierro, es mi vida.

La lluvia del mediodía comenzó a cesar y la entrevista culmina con los ojos brillosos del entrevistado. Algo reiterativo cada vez que le tocó hablar del Fierro. Pero también están las lágrimas por las risas causadas gracias a las anécdotas imborrables contadas con un carisma especial. Tras apagarse el grabador, las historias continuarán, una más desopilante que la anterior. Aunque la reflexión sobre el fútbol pone la cuota de seriedad que corresponde, la vida no siempre es una sonrisa. ¿No lo conocía? Ahora lo conoce. Tato Seguro, un verdadero personaje…Pero un gran tipo antes que nada.

* Por Mauricio Jacob

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