Especialistas aseguran que dormir poco afecta al corazón

El sueño es un componente fundamental de la biología humana y un requisito para la vida. Numerosos estudios epidemiológicos han identificado al sueño fragmentado y de duración inapropiada (más corto o más largo de lo ideal) como un factor de riesgo que se asocia con el aumento de la morbilidad y la mortalidad, principalmente por trastornos cardiovasculares.

Especialistas remarcan que “frente a los trastornos de somnia (problemas para conciliar el sueño), se experimentan consecuencias psíquicas y conductuales como cambios en el estado de ánimo, irritabilidad, falta de atención y déficit en la planificación de las tareas cotidianas, entre otras. Cuando la pérdida de sueño es crónica, por varias semanas o meses, se producen estímulos del sistema nervioso autónomo que aumentan la producción de cortisol y epinefrina, favoreciendo la aparición de hipertensión arterial, diabetes y sobrepeso, lo que incrementa, por ende, el riesgo cardiovascular”.

Desde el “Consejo de Aspectos Psicosociales” de la SAC (Sociedad Argentina de Cardiología) resaltan que “la mala salud del sueño está asociada con una pobre salud psicológica y con un detrimento de los determinantes socioeconómicos, que contribuyen al impacto cardiovascular, siendo muchos de ellos modificables. Se dispone de evidencia que los estímulos estresantes (estrés agudo-crónico, depresión, agotamiento vital, la ansiedad) están asociados a un mayor riesgo de enfermar física y mentalmente. Cualquier condición que reduzca el tiempo de sueño o que fraccione y altere el ritmo biológico natural, aumenta el riesgo cardiovascular y el deterioro cognitivo. Por este motivo, la ‘salud del sueño’ requiere de enfoques personalizados que consideren el contexto circundante. Desde nuestro espacio académico buscamos que los factores de riesgo emergentes y poco reconocidos se investiguen, reconozcan, jerarquicen, diagnostiquen y se traten, ya que el abordaje de los mismos contribuye positivamente a la salud cardiovascular”.

¿NO ES HEREDITARIO?   

Investigadores remarcan que “el componente hereditario en la salud cardiovascular es bajo. Esto indica que son cruciales, los factores conductuales y ambientales. De hecho, la búsqueda de estilos de vida saludables desde niño o joven, es una estrategia exitosa para evitar problemas cardiológicos en edades adultas. Ciertas características asociadas a una salud psicológica positiva, como el optimismo, el propósito en la vida y el afrontamiento resiliente, entre otros, son aspectos muy favorables para lograrlo. Por el contrario, un mayor estrés psicosocial y depresión, se asocian con el aumento de trastornos del corazón”.

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