Especialistas advierten que la otitis también es frecuente en invierno

La inflamación del oído medio se da como consecuencia de la comunicación con los conductos rinofaríngeos que en invierno presentan mucosidad y agentes patógenos propios de los cuadros gripales o alergias y que llegan hasta el conducto auditivo. A pesar de que en el imaginario, la otitis es una enfermedad de verano, durante el invierno la inflamación del conducto auditivo medio es altamente frecuente, debido a los cuadros gripales que afectan las vías áreas superiores que se encuentran conectadas al oído medio.

El Dr. Juan Carlos Razetti, especialista en otorrinolaringología infantil, señaló que las primeras, se producen en el oído o pabellón externo producto de los gérmenes que, por ejemplo, se encuentran en las piletas, mientras que las otitis de invierno, se dan por la inflamación del oído medio. “Esta enfermedad, que es altamente frecuente durante el invierno, suele darse más en niños de entre 2 y 6 años que pueden presentar más de cuatro catarros de las vías superiores por temporada invernal”, explicó.

Una vez presentado el cuadro y realizado el diagnóstico, el tratamiento depende de cada situación: “Existe un 60 ó 70% de las otitis medias que se revierten sin antibiótico. Lo ideal teniendo en cuenta el mal uso que se realiza de los mismos, sería aguardar la evolución, a menos que se trate de pacientes muy pequeños, de menos de un año”, describió Razetti.

“A las 48 horas se debería volver a ver al paciente y evaluar si es necesario el antibiótico. Es importante que las personas no se asusten con las otitis supurativas, porque el tímpano es una membrana que se reconstituye en más del 95%  de los casos”, agregó.

A diferencia de la prevención de la “otitis externa”, para la que se indica secar los oídos o utilizar una gota de alcohol boricado, las medidas que pueden tomarse para evitar las “otitis medias” son más inespecíficas y se vinculan con los cuidados de la salud en general. Si bien todas presentan como característica el dolor, existe una variante que es la supurativa, “en la que el moco presiona el tímpano hasta romperlo y el oído comienza a supurar” y otra que se denomina efusiva, en la que el tímpano queda inalterable y el moco se acumula en la parte media, produciendo sensación de sordera.

Profesionales remarcan que los niños y niñas tienen anatómicamente la trompa de Eustaquio, es decir el conducto que va al oído, en forma menos vertical que los adultos por lo que el moco drena con más dificultad, más allá que pueden presentar adenoides agrandados.

Razetti recordó que “es importante que se aprenda a sacar el moco, para ello puede ayudarse con spray nasales e insistir como para que no quede en las vías respiratorias. También hidratarse ayuda a fluidificar la mucosidad”.

Para la prevención, es importante evitar los cambios bruscos de temperatura y garantizar que se alimenten bien para reforzar sus defensas, en el caso de los lactantes tener en cuenta que la leche materna es el mejor alimento. También hay que evitar hacinamiento y lugares con fumadores. Asimismo se aconseja una buena higiene y no introducir hisopos u otros objetos en los oídos, ni mucho menos realizar lavajes por el riesgo de otitis externa maligna (sobre todo en pacientes diabéticos o inmunosuprimidos) y después de haber pasado una otitis o cualquier tipo de infección del oído, “siempre es recomendable una revisión auditiva para comprobar si pudo haber afectado a la audición”.

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