En memoria de Gabriela Morreale, fundadora de la endocrinología moderna

Gabriela Morreale de Castro (Milán, 1930 – Madrid, 4 de diciembre de 2017), bioquímica e investigadora del CSIC, se especializó en endocrinología y nutrición.

La mayor parte de su carrera profesional la desarrolló en el Instituto de Investigaciones Biomédicas “Alberto Sols” de Madrid, centro mixto del CSIC y la Universidad Autónoma de Madrid (UAM).

Morreale es una de las fundadoras de la endocrinología moderna en España. Durante décadas se dedicó al estudio del papel del yodo y las hormonas tiroideas en el desarrollo del cerebro fetal e infantil. En los años 70, junto con su marido, el médico Francisco Escobar del Rey, inició la medida rutinaria de TSH y hormonas tiroideas en sangre del talón de recién nacidos, con el objetivo de prevenir la deficiencia mental por hipotiroidismo congénito. Simultáneamente demostró la importancia de las hormonas tiroideas maternas y del acceso al yodo de la madre en el desarrollo del cerebro del feto, contribuyendo a definir los requerimientos nutricionales de yodo de las embarazadas.

Unos años después, UNICEF adoptó la prueba del talón y comenzó a aplicarla en todo el mundo, mientras que desde 1990 la Organización Mundial de la Salud (OMS) recoge como derecho el consumo de yodo durante el embarazo y la primera infancia.

Las aportaciones científicas de Morreale, sin las que sería imposible entender la fisiopatología tiroidea como la entendemos hoy, fueron premiadas con numerosos galardones. La investigadora recibió el Premio Nacional de Investigación en Medicina en 1977 (compartido con Francisco Escobar), el Premio de Investigación de la European Thyroid Association (1985), el Premio Severo Ochoa de Investigación Biomédica (1989), el Premio Nacional de Investigación Médica Gregorio Marañón (1997), el Premio Rey Jaime I de Medicina Clínica (1998) y el Premio Serge Lissitzy de la Asociación Europea de Tiroides (2009), entre otros.

Sus méritos en el campo de la medicina también fueron reconocidos por la Real Academia de Medicina, que la nombró Académica de Honor. No en vano, su trabajo ha tenido un gran impacto en la salud pública, pues ha evitado miles de casos de cretinismo y otros trastornos neuronales, y ha estado marcado por una preocupación constante por la salud de poblaciones en riesgo.

Tras su fallecimiento, el pasado 4 de diciembre de 2017, desde el Instituto de Investigaciones Biomédicas “Alberto Sols” ha recordado a la investigadora con estas palabras: “La Dra. Morreale fue una mujer luchadora, pionera en su campo, brillante científica y una gran persona. Representó para muchos de nosotros un verdadero modelo en nuestra juventud, y para el Instituto, un referente científico de primera magnitud que condicionó muy favorablemente su desarrollo”.

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