Emotiva historia de vida de la crespense Andrea Ulrich, tras ganarle al “Cáncer de Mama”

En el “Día Mundial de la Lucha Contra el Cáncer de Mama”, que se conmemoró el pasado 19 de octubre, la docente Andrea Ulrich, contó a Canal 6 ERTV cómo fue su recuperación (tras ser diagnosticada con esta enfermedad) y dejó un emotivo mensaje de agradecimiento a quienes le dieron contención en los difíciles momentos que atravesó, pero también una reflexión para las personas que luchan contra el cáncer. “Venía haciéndome controles todos los años y en uno de los mismos, en una ecografía, encontraron algo que no estaba del todo definido. Por lo tanto, me hicieron una mamografía de compresión, que es más detallada. Fueron minutos ‘eternos’… Me hicieron la biopsia y esperé 15 días los resultados. Cuando los fui a retirar, el médico fue muy directo: ‘Es un tumor maligno encontrado a tiempo, así que ya empezamos con el tratamiento’. Yo tenía en ese momento 41 años… A partir de ahí, comencé con las sesiones de quimioterapia, rayos y la cirugía para extraerlo. Hubo días que me coincidían los rayos con las ‘quimio’, por lo que volvía a casa para estar en la cama y no hablar con nadie. Tuve mucho acompañamiento, de amigos, de mi familia, especialmente mi esposo Fabio. Recuerdo que salíamos del consultorio, nos abrazábamos y llorábamos un ratito, volvíamos a casa a encontrarnos con las nenas y a ponerle de nuevo buena onda. Ellas, desde el minuto ‘0’ supieron todo y me acompañaron en cada momento. En esos días de ‘quimio’, les pedía un tiempo de estar acostada, sola, con la luz apagada, que nadie me hablara, pero después, me levantaba y seguía la vida… En la escuela, Adriana estaba como directora y me ofreció lo que yo necesitara. Hicimos un arreglo que iba de lunes a jueves a trabajar, porque los viernes tenía el tratamiento; sábado y domingo era para recuperarme y el lunes volvía a la escuela… Busqué testimonios de otras personas a las que le había pasado, para ver cómo enfrentar la enfermedad, pero en realidad, es una la que lo tiene que pasar. Muchos no lo toleran o no lo saben sobrellevar, mi consejo es que cuanto uno más se bajonea, peor es. Tengo una familia preciosa, divertida… y es como que ya nos hemos olvidado de esa etapa… No hay que permitir que la enfermedad te manipule, el día que salí de la última quimio, las compañeras de la escuela me esperaron afuera de la clínica con carteles. Ese día les dije a las chicas, ‘esta enfermedad no sabe con quién se metió’, ahí hice el cierre y acá estoy. Hoy voy solo a controles cada 6 meses y sigo tomando una medicación oral, por un tiempo, solo para prevención… En mi caso era tan chiquito el tumor, que inclusive el médico me dijo que no lo hubiera podido palpar, por eso es tan importante ir seguido a los controles, porque con todas las aparatologías que tenemos en la actualidad, se puede detectar”.

“CAMBIÓ MI FORMA DE VIDA”

“Esta enfermedad cambió mucho mi forma de vida. Una tiene que ser agradecida por el hecho de despertar a la mañana sin dolores, sin pensar que dentro de dos días tengo que hacerme la quimio o rayos; el tema del pelo por ejemplo, para las mujeres a veces es tan importante… Cada 20 días me teñía el cabello, cuando me volvió a crecer, no le encontré sentido de tapar algo que no soy”.

“Agradezco a Dios y la Virgen que nunca me soltaron. A mi familia, a mis compañeras de la Escuela, a mi grupo de ‘Las Perdidas’, a Luján, al grupo de niños y padres del Jardín que tuve ese año… Me emociona recordar todo eso, porque vuelvo a valorar los momentos y situaciones que pasé y con las personas que lo pasé. El día que me dieron el resultado, ese día tenía el campamento con mis alumnos de la Sala de 5, todo organizado. A las 10 de la mañana me dijeron el diagnóstico y a las 16.00, me tenía que ir con los chicos. Le comenté a la directora y me dijo de suspenderlo y le pedí que se haga… Esa noche, cuando los chicos dormían, hice como una catarsis de llorar un ratito y pensar qué podría llegar a pasar y cómo lo iba a enfrentar. El sábado a la tarde les hice un texto explicándole la situación y que no iba a dejar el grupo hasta donde Dios me permitiera. Y empecé a recibir mensajes de apoyo y acompañamiento. Ese grupo que ahora está en 5° Grado tiene un enorme lugar en mi corazón. Al otro año me pasaron a sala de 3, empecé ya en febrero pelada, con pañuelo. Ese grupo también fue maravilloso por el acompañamiento que tuve”.

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