El Senado terminó ayer con el vacío legal para una problemática delictiva en aumento, acorde al desarrollo de las nuevas tecnologías y convirtió en ley el proyecto que tipifica como delito el ciberacoso sexual de adultos a menores de edad, más conocido como “grooming”.

Puntualmente, la norma incorpora al Código Penal el artículo 128 bis, que prevé una pena de prisión de seis meses a 4 años al adulto que “por intermedio de identidad falsa y la utilización de cualquier medio electrónico cometiera acciones destinadas a influenciar a un menor para que este realice actividades sexuales explícitas o con connotación sexual”. Al mismo tiempo, establece una pena más dura (de dos a seis años) para aquel que, “a través del material pornográfico obtenido, obligue al menor a hacer o no hacer algo en contra de su voluntad”.

El “grooming” es un flagelo cada vez más común. Según datos de la ONU, hay unos 750 mil pedófilos activos en la red. Y cifras de Unicef muestran que el 30% de los adolescentes dice haber sido víctima de acoso sexual en el chat y que sólo el 7% de ellos se lo cuenta a sus padres por temor a que le limiten el acceso a Internet. En Argentina, el 64% de los adolescentes de entre 13 y 17 años navegan sin la compañía de un adulto, y el 27% de ellos dice usar las redes sociales para conocer nuevos amigos, situación que los expone al contacto con extraños.