El rey Juan Carlos partirá de España tras sospechas de corrupción

En un esfuerzo por garantizar la continuidad de la monarquía española, que vive su peor crisis desde la transición democrática, la Casa Real anunció ayer que el rey emérito Juan Carlos I abandonará próximamente el país, aunque no reveló donde fijará su residencia.

El anterior jefe de Estado, que está siendo investigado por la justicia suiza y la Fiscalía del Tribunal Supremo por el presunto cobro de comisiones ilegales de Arabia Saudita, informó de esta decisión a su hijo Felipe VI a través de una carta que la Casa Real ha incluido en su comunicado.

En su misiva, encabezada con un “Majestad, querido Felipe”, Juan Carlos I afirma que su decisión está motivada por la repercusión pública de “ciertos acontecimientos pasados de su vida privada”, y que con ella pretende que el rey Felipe VI pueda llevar a cabo su labor con “tranquilidad y serenidad”. “Hace un año te expresé mi voluntad y deseo de dejar de desarrollar actividades institucionales. Ahora, guiado por el convencimiento de prestar el mejor servicio a los españoles, a sus instituciones y a ti como rey, te comunico la meditada decisión de trasladarme, en estos momentos, fuera de España”, escribe el rey emérito, que no cierra la puerta a un retorno en el futuro, quizás una vez acabadas sus tribulaciones legales.

El rey emérito justifica su decisión, tomada “con profundo sentimiento, pero con gran serenidad”, en la voluntad de preservar su legado y su “propia dignidad como persona”. Por su parte, Felipe VI ha respondido a la carta de su padre expresándole su “más sentido respeto” y “agradecimiento”. Además, el monarca actual ha aprovechado para subrayar “la importancia histórica” de los 40 años de reinado de Juan Carlos I, que ha calificado como “un legado y una obra institucional de servicio a España y a la democracia”.

Poco después de salir a la luz pública el comunicado de la Casa del Rey, el abogado de Juan Carlos I, Javier Sánchez-Junco, ha dejado claro que, a pesar de residir en el extranjero, el exjefe del Estado continuará a disposición del Ministerio Fiscal para cualquier trámite necesario.

Sin embargo, la investigación de la Fiscalía española sobre el presunto cobro de unos 65 millones de euros en comisiones ilegales por la construcción del tren de alta velocidad de La Meca podría terminar en agua de borrajas, ya que las más altas instancias de la Justicia española todavía no han determinado si Juan Carlos I goza de inmunidad por todos sus actos como jefe de Estado. Durante los próximos meses, la judicatura deberá precisar cuáles son los límites de la inviolabilidad inscrita en la Constitución.

Según varias especulaciones de la prensa española, el exilio de Juan Carlos I forma parte de una estrategia pactada entre el Gobierno y la Casa Real para desvincular a Felipe VI de la figura de su padre, erigiendo un cortafuegos alrededor de la institución monárquica. En marzo, poco después del estallido del escándalo a causa de las revelaciones de una ex amante de Juan Carlos I, el rey informó que retiraría a su padre su asignación anual de cerca de 200.000 euros. Además, hace meses que el rey emérito no vive en el Palacio de la Zarzuela, sino en otras propiedades de la corona en las afueras de Madrid y en Galicia.

La primera reacción de la Moncloa tras conocerse la noticia ha sido mostrar su “respeto” por la decisión del rey emérito, y a la vez destacar “el sentido de ejemplaridad y transparencia que siempre han guiado al rey Felipe VI”. La actitud deferente hacia la monarquía por parte del presidente Pedro Sánchez y su partido, el PSOE, se corresponde con la de posición de la oposición de derechas. El Partido Popular ha cerrado filas en torno a la institución, insistiendo en su “lealtad a España, la monarquía y el rey”, y en unos términos parecidos se ha expresado Ciudadanos. Así pues, a corto plazo, la continuidad de la corona parece garantizada.

Ahora bien, este férreo apoyo entre los partidos cercanos al establishment no refleja fielmente el sentir de la sociedad española, mucho más dividida. De hecho, varios sondeos sugieren que los escándalos de los últimos años han desgastado seriamente a la monarquía, hasta hace una década, una de las instituciones más bien valoradas por la población. Además, aunque no ocupen los centros neurálgicos del poder, no faltan partidos que encarnen hoy la larga tradición del republicanismo español, entre ellos, el izquierdista Podemos, socio de Sánchez en el gobierno, o los independentistas catalanes y vascos, detalló Ricard González a La Nación.

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio está protegido por reCAPTCHA y se aplican la política de privacidad y los términos de servicio de Google.