El INTA se prepara para cumplir 60 años

intaA 2 meses de cumplir 60 años, el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria trabaja en distintas líneas tecnológicas que brindan soluciones concretas a problemáticas regionales, buscando mejorar la calidad de vida de la sociedad. Creado el 4 de diciembre de 1956, el INTA es pionero en articulación público-privada y nació con la misión de “generar innovaciones, reforzar la competitividad de las cadenas productivas, promover el desarrollo rural sustentable del país y fortalecer las condiciones de vida”.

“La búsqueda permanente de unir la investigación con la extensión es la clave para desarrollar una ciencia y tecnología a la medida de las necesidades y problemáticas del país”, indicó Adolfo Cerioni, coordinador nacional de Vinculación Tecnológica del INTA. “Este contacto directo con el territorio ayuda a los investigadores a construir sus agendas de trabajo vinculadas con problemáticas reales”, valoró.

Esta interacción se constata en 2 estudios de opinión pública que ratifican el impacto de los logros: el primero afirma que 2 de cada 3 productores rurales del área núcleo “valora positivamente la acción del instituto”, mientras que el segundo revela que “uno de cada dos argentinos de centros urbanos tiene la misma apreciación”.

Con presencia en las 5 regiones de Argentina, el INTA se organiza en una estructura que comprende: una sede central, 15 centros regionales, 6 centros de investigación, 52 estaciones experimentales, 22 institutos y más de 400 unidades de extensión. En la definición de cada línea de trabajo llevada adelante en estos espacios, está la mirada de más de 2.000 representantes públicos y privados –organizaciones de productores, gobiernos provinciales, entidades del sector, universidades– que funcionan como consejeros y ejercen un control social sobre la institución.

Por su parte, Norma Pensel, coordinadora de la comisión asesora de Innovación Institucional del INTA, señaló que “los proyectos se multiplican a la par de las articulaciones con organizaciones científicas del país y del exterior y nos ubican a la vanguardia del conocimiento”.

Con el aporte científico y tecnológico del INTA, Argentina se posiciona como referente mundial en mejoramiento genético de cultivos, secuenciación de los genomas de papa, tomate, moha, trigo y girasol. Estas investigaciones permiten generar plantas más resistentes a condiciones climáticas extremas, multiplicar rendimientos por hectárea, minimizar el ataque de plagas y enfermedades, entre otras aptitudes.

“La diversidad de temáticas y la cobertura territorial amplifican los logros del instituto”, explicó Pensel, quien agregó que “esto lo convierte en un instrumento no sólo para el desarrollo del sector agropecuario, agroalimentario y agroindustrial, sino que baja a terreno políticas públicas en articulación con otros ministerios”.

En biotecnología animal, el instituto junto con la Universidad Nacional de San Martín desarrolló la primera ternera clonada bitransgénica del mundo capaz de dar leche maternizada. En esta línea, un equipo de especialistas de la entidad y de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad del Litoral obtuvo la primera ternera por fecundación in vitro, en un laboratorio público. “Si bien nos enfocamos en el agro, el INTA trasciende a otras áreas científico-técnicas que son transversales y promueve el bienestar de la sociedad, con un equilibrio entre lo productivo, lo ambiental y lo social”, analizó Pensel.

En contribuciones a la salud humana, especialistas del instituto integraron el equipo interdisciplinario que presentó el prototipo de un dispositivo nacional de asistencia cardíaca mecánica, de larga duración y que sirve para asistir a niños que se encuentran a la espera del trasplante cardíaco. Además, se destaca la creación de un bioinsecticida de control eficaz para combatir las larvas del mosquito transmisor del dengue, cuya tecnología está disponible para ser licenciada a empresas interesadas.

En competitividad agrícola, se destacan tecnologías que son exportadas y tienen proyección en el mundo, como silo-bolsa, siembra directa y bioinsumos. A estas innovaciones se suma el trabajo en agricultura de precisión con dispositivos que automatizan procesos y hasta aportes en generación de información estratégica a partir de infraestructura satelital.

 

Cobertura federal   

 

El reconocimiento social que recibe la investigación científica-técnica encabezada por el INTA se debe no sólo a la calidad de la innovación, sino a su capacidad para adentrarse en los territorios, promover la adopción tecnológica y multiplicar el desarrollo equitativo de las regiones. Para lograrlo, lleva adelante programas y proyectos que, sobre una lógica asociativa, buscan mejorar los emprendimientos de diferente escala.

De este modo, Cambio Rural II “es una oportunidad que les permite a los grupos contar con asistencia técnica para resolver problemáticas y debilidades productivas identificadas por ellos mismos”, aseguró Diego Ramilo, coordinador nacional de Transferencia y Extensión del INTA.

Actualmente, el programa reúne a más de 12.500 productores. “El mismo constituye una instancia para armar equipos de trabajo y diseñar proyectos en conjunto que promuevan el desarrollo local y fortalezcan las economías regionales”, afirmó Ramilo.

 

Equipo de trabajo

 

En cuanto a recursos humanos, la cobertura territorial contempla el trabajo de 7.674 personas (entre equipos de apoyo, técnicos y profesionales). “El instituto fortalece el vínculo a través de los procesos de selección en el marco de la autarquía, convenio colectivo sectorial de trabajo de la ‘Planta No Permanente’ para realizar tareas que complementen el accionar del personal de la ‘Planta Permanente’ del organismo”, explicó Hebe Julián, directora nacional asistente de Organización y Recursos Humanos del INTA.

Con el objetivo de enriquecer la investigación y la extensión, el INTA lleva a cabo un programa de becas institucionales que hoy reúne a 340 becarios, distribuidos por todo el país y concentrados en diferentes temáticas. “En el caso de que su evaluación sea satisfactoria al finalizar la beca, ellos tienen la posibilidad de ingresar a la ‘Planta No Permanente’, a través de un proceso de selección abierto”.

Esta interacción sostenida a lo largo del tiempo se refleja en dos estudios de opinión pública que ratifican el impacto de los logros: el primero afirma que el 64% de los productores rurales del área núcleo valora positivamente la acción del instituto, mientras que el segundo estima que el 47% de la población ubicada en centros urbanos tiene la misma apreciación.

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