El coronavirus obligó al mundo a restringir o suspender celebraciones de Año Nuevo

El mundo dejó atrás un 2020 marcado por el coronavirus y la crisis económica que provocó, lo que obligó a pasar una noche de Año Nuevo distinta, sin grandes celebraciones por las restricciones.

En Sídney, la ciudad más grande de Australia, los famosos fuegos artificiales de la noche del 31 iluminaron el puerto con una exhibición deslumbrante, pero para pocos espectadores después de la aparición de un reciente brote en el norte de la ciudad.

En Tokio, los residentes enfrentan la perspectiva de que se imponga un estado de emergencia, después de que se registrara un récord diario de 1.300 nuevas infecciones por coronavirus.

En Europa, Italia, uno de los países en los que la pandemia se manifestó con más fuerza, está sujeta a un confinamiento de su población hasta el 7 de enero y a un toque de queda, para evitar un aumento importante de casos por las fiestas.

De Brasil hasta Letonia, pasando por Francia, se desplegaron agentes de policía y soldados, en algunos casos, para garantizar la prohibición de reuniones.

Francia, que mantuvo un confinamiento estricto entre finales de octubre y mediados de diciembre, sustituido entonces por un toque de queda, anunció este jueves que detectó el primer caso de la nueva cepa de Covid-19 surgida en Sudáfrica, pocos días después de que hallaran el primer positivo de la nueva cepa británica.

La cepa británica fue detectada por primera vez el 19 de diciembre en el sur de Inglaterra y, según las estimaciones iniciales, podría ser 70% más contagiosa.

El país registró este jueves un récord de 55.892 casos diarios, lo que confirma la escalada de su segunda ola.

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