El corazón, una puerta entre la vida y la muerte

La Sociedad Argentina de Cardiología, indicó que en 2010 en nuestro país se registraron 115.460 pacientes adultos con cardiopatía congénita, discriminados en 54.035 casos de afecciones simples, 44.337 trastornos moderados y 17.088 personas revistieron cuadros complejos. Sin disponerse aún de estadísticas a nivel nacional que reflejen la cantidad de pacientes que padecen afecciones coronarias por otras causas, el tema retomó importancia la semana pasada, dado que La Organización Mundial de la Salud (OMS) alertó por esta enfermedad, diabetes y cáncer, epidemias que sufre el mundo entero. Lo hizo durante el discurso de apertura de la Primera Conferencia Ministerial sobre Estilos de vida saludables y control de las Enfermedades no Transmisibles (ENT), que finalizó el pasado 29 de abril, en la ciudad de Moscú, convocando a autoridades sanitarias de 140 países, incluida Argentina.

Las 3 enfermedades son crónicas, no transmisibles y evitables. Actualmente “representan el 63% de la mortalidad promedio a nivel mundial y su incidencia crece en forma dramática”, aseguró la directora de la OMS, Margaret Chan. Según los datos del organismo oficial, las ENT ocasionan 36 millones de muertes a nivel mundial. El 25% de las mismas son prematuras, dado que se producen en personas de menos de 60 años. Casi el 90% de estos fallecimientos corresponden a personas de ingresos medios-bajos.

Mediante este informe, El Observador, dará a conocer aspectos a tener en cuenta para cuidar la salud del corazón, que es en definitiva la propia vida.

La enfermedad de las arterias coronarias (EAC), ocurre cuando las arterias que suministran la sangre al músculo cardíaco se endurecen y se estrechan. Esto se debe a la acumulación de colesterol y otros materiales llamados “placas” en la capa interna de las paredes de la arteria, cuya acumulación forma arterioesclerosis. A medida que esta avanza, fluye menos sangre a través de las arterias. Como consecuencia, el músculo cardíaco no puede recibir la sangre o el oxígeno que necesita. Eso puede producir a dolor en el pecho (angina) o un infarto. La mayoría ocurre cuando un coágulo súbitamente interrumpe el suministro de sangre al corazón, causando un daño cardíaco permanente. La EAC no tratada, con el tiempo puede debilitar el músculo cardíaco y contribuir a la presencia de insuficiencia cardíaca, situación en la que el corazón no puede bombear la sangre adecuadamente al resto del cuerpo y arritmias, que son los cambios en el ritmo normal de las pulsaciones.

Causas

Tanto en el hombre como en la mujer la EAC puede ser hereditaria, desarrollarse a medida que la persona envejece y la placa se acumula en sus arterias con el paso de los años. La obesidad genera una predisposición por el alto grado de colesterol, como así también la presión arterial alta o diabetes. Los malos hábitos tales como fumar, consumir dietas con un alto contenido de grasa y no hacer suficiente ejercicio físico son desencadenantes de afecciones cardíacas.

Acerca de los factores disparadores de EAC, la Asociación nacional de referencia informó que en 2010 el 24,9% de los pacientes presentaba antecedentes diabéticos, el 76,3% hipertensión arterial, llegando a sufrir un infarto previo el 20,1% e insuficiencia cardíaca el 17% de los casos y enfermedades pulmonares crónicas incidieron en el 9,4% de los enfermos. Los cuadros coronarios son en su gran mayoría tratables con medicación, pero existen situaciones en las que irremediablemente los médicos deben recurrir a la cirugía para salvar una vida y sólo el 19,8% de las cirugías fueron no programadas el año pasado, dada la falta de controles estrictos que podrían haber monitoreado la evolución o retroceso de la afección, evitando la intervención quirúrgica.

Prevención

Incorporar algunos hábitos sencillos a la rutina diaria, favorecen conservar las arterias coronarias en buen estado.

Controlar la presión arterial: el médico puede indicarle a cada paciente los valores normales que se corresponderían de acuerdo a la edad, contextura física e historia clínica de la persona. Realizar esta medición semanalmente será de gran ayuda para que de ser necesario, el profesional pueda recetar un medicamento que regularice la presión arterial. Las ingestas deben ser estrictamente cumplidas, conforme las indicaciones del cardiólogo.

Realizar ejercicio físico: ayuda a fortalecer la musculatura del corazón y la circulación del torrente sanguíneo. Una buena meta para hacer ejercicio de manera habitual, es mantenerse físicamente activo por lo menos 30 minutos continuos, entre 4 a 6 veces por semana, dependiendo de la edad.

Consultar periódicamente al cardiólogo: Preguntar si es recomendable tomar una dosis baja de aspirina cada día, puesto que ayuda a prevenir la EAC. Existen estudios que han demostrado que también la vitamina E puede disminuir el riesgo de sufrir un ataque al corazón, por lo que en ciertos casos se suministra este complejo vitamínico.

Hacer una dieta saludable: basada en comidas que tengan un bajo contenido en colesterol y grasas saturadas. Frutas, verduras, pescado y pollo deben estar presentes.

No fumar: La nicotina aumenta la presión arterial, ya que hace que el cuerpo libere adrenalina, la cual produce la contracción de los vasos sanguíneos y acelera los latidos del corazón.

 

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