Duro impacto en la producción ganadera de Entre Ríos por déficit hídrico

El 2020 se ha caracterizado por las precipitaciones por debajo de lo normal, según los reportes de la Bolsa de Cereales de Entre Ríos. Las escasas lluvias, además de generar pérdidas en la agricultura, también tuvieron un impacto muy negativo en la ganadería, con el agravante de que este tipo de producción tiene plazos de recuperación mucho mayores.

En los últimos 10 meses, en 8 se registraron precipitaciones por debajo del valor promedio. Cabe aclarar que, si bien todavía no ha finalizado octubre, los pronósticos climáticos a corto plazo no dan señales de que se pueda alcanzar un acumulado acorde al esperado.

Enero y junio fueron los únicos meses en los cuales las lluvias en la provincia fueron levemente superiores a los registros históricos. En el primer trimestre, donde las marcas llegan a los 390 mm, en 2020 fueron tan solo 230, es decir, una disminución del 41% (160 mm).

Según se señala desde la BCER, “este escenario genera una alerta, ya que los pronósticos meteorológicos a largo plazo están dando un Pacífico Ecuatorial con temperaturas por debajo de lo normal (es decir la presencia de un evento “La Niña”), cuyo impacto en la región es en la mayoría de los años es de precipitaciones por debajo de lo normal (fundamentalmente en el trimestre noviembre/diciembre/enero).

Las pasturas y verdeos (principal fuente de alimento en la producción ganadera, ya sea de cría, recría, engorde o tambo) tienen una tasa de crecimiento asociada a las precipitaciones y este año además, fueron marcados descensos térmicos y numerosas heladas que generaron un escenario muy adverso para la producción forrajera.

Los problemas en la producción de cría, recría, engorde y tambos, según la Bolsa, son los siguientes: “La hacienda perdió más condición corporal que lo habitual para el invierno; las vacas que han parido están deteriorando rápidamente su condición corporal; hubo un incremento del destete precoz; menor carga animal por hectárea; imposibilidad de reponer hacienda; tasa de crecimiento del pastizal natural y praderas muy escaso, prácticamente nulo; incremento del uso de reservas forrajeras; pérdida de aguadas; complicada situación de los lotes sembrados con maíz para la elaboración de silo; animales debilitados, que se caen y se empantanan en las aguas; baja producción de verdeos y alfalfas y problemas de implantación; incremento de los costos de suplementación y el incremento en el precio de la leche no ha sido proporcional al necesario para producirla”.

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