Dura advertencia de la Dra. Patricia Caro (Fundación Ave Fénix), sobre la marihuana: “Estamos perdiendo la batalla”

Mientras hubo anuncios que se abriría el debate sobre la legalización de la marihuana en Argentina, investigadores y profesionales de la salud reclaman mayores recursos para trabajar en la prevención y combatir este flagelo, que afecta a cada vez más jóvenes y adultos en el país. La Dra. Patricia Caro, especialista en Toxicología y dirigente de la “Fundación Ave Fénix” (Paraná), opinó que “mientras en América se marcha como ‘soldaditos disciplinados’ hacia la legalización de la marihuana, en Holanda por ejemplo, se cierran progresivamente los Coffe-shops de venta de esta sustancia, por los daños crecientes de esta situación en los consumidores. En Argentina, pareciera como que la marihuana, no produce efectos negativos, no ‘come’ cerebros, no abre las puertas a otras drogas, no produce psicosis cannábica… Estamos perdiendo la batalla, aunque los que estamos en la trinchera, tratando de ayudar a tantos chicos y no tan chicos a recuperar las neuronas que quedaron para volver a funcionar con cierta normalidad y tener una vida, deberemos duplicar el esfuerzo, porque bajar los brazos, no cabe en nuestro pensamiento. Pero cada día, se torna más triste nuestro trabajo”.

La profesional acotó: “No podemos contra el tremendo aparato comercial que bombardea el terreno, llenándolo de marihuana, diciéndole a la gente que es muy buena para la salud, que pueden consumirla como quieran sin peligro alguno. Entonces sólo nos queda seguir tratando de recuperar ‘cerebros rotos’, perdidos y esto también se torna más difícil, con la marihuana metida en el medio. El paciente de hoy, llega al tratamiento destrozado por el poli-consumo, al que arribó, siempre de la mano de la marihuana, con la que debutó en la pre-adolescencia. Y cuando logramos ‘limpiarle’ el cuerpo y la mente de droga, no podemos completar la tarea de recuperar su cerebro, porque está ‘enamorado de la marihuana’ y convencido que no es la que inició su desbarranque; entonces, quiere seguir consumiendo, porque cree que es inofensiva y que va a poder controlar su consumo. Y luego, viene la recaída, que es más tremenda que la primera vez, igualmente, sigue convencido que la marihuana no tuvo ninguna culpa. Estamos desanimados, ya casi sin fuerzas. Impotencia es el sentimiento que me domina, después de trabajar 35 años en un proyecto, en una dirección, con una motivación, pero nos ganó la ambición humana, la maldad, capaz de romper al otro con tal de hacer ganancias millonarias”.

“Los cerebros rotos por la marihuana se multiplican y ellos no lo saben y sus entornos tampoco comprenden que esos cambios los provocó la “droga maravillosa que todo lo cura”. Tarea preventiva ya no se puede hacer, porque cierran su intelecto ante lo que les contamos de la realidad, no nos quieren escuchar, no quieren creer en nada distinto de lo que ya tienen construido como la verdad y entonces es como hablar para la pared. Los padres se asustan un poco pero no tienen autoridad para hacer lo que hay que hacer, mientras la marihuana entra en tortas, bebidas, cremas, aceite, flores (cogollos). Ya está, ya no se va… La Fundación en la que trabajo está por cumplir 25 años de vida y nunca tuvimos tan pocos pacientes, a pesar del aumento exponencial del consumo de drogas. Las consultas llegan con los cerebros rotos de tanto consumo, pero no quieren tratamiento… Uno se pregunta: esta humanidad, ¿hacia dónde se encamina? Si es que tiene algún rumbo. Estamos mal y vamos peor. Cuando un estudiante secundario te dice: El 90% de mis compañeros fuma marihuana y no les parece mal… Es la cultura, corre y corre, descontrolada, sin frenos. Nadie puede parar esto. Dan ganas de bajar la cortina  y salir huyendo, pero no hay un destino diferente, entonces nos quedamos y seguimos luchando contra molinos de viento, que algún día nos van a aplastar, sin remedio”, completó.

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