Dubín: “Lo que nos preocupa es la amenaza de catástrofe sanitaria”

La Sociedad Argentina de Terapia Intensiva advirtió que los recursos humanos para salvar a pacientes de coronavirus se están agotando y convocó a la sociedad a que reflexione, “porque el virus nos está ganando”. La SATI expresa que “los médicos, enfermeros, kinesiólogos y otros miembros de la comunidad de la terapia intensiva sentimos que estamos perdiendo la batalla. La mayoría de las Unidades de Terapia Intensiva del país se encuentran con un altísimo nivel de ocupación. Los recursos físicos y tecnológicos como las camas con respiradores y monitores son cada vez más escasos. La cuestión principal, sin embargo, es la escasez de los trabajadores de la terapia intensiva, que a diferencia de las camas y los respiradores, no pueden multiplicarse”.

En diálogo con Canal 6 ERTV, el Dr. Arnoldo Dubín, integrante de dicha Sociedad, expresó que “LO QUE NOS PREOCUPA ES LA AMENAZA DE ‘CATÁSTROFE SANITARIA’. Se está trabajando al límite y la enfermedad está creciendo y se esparce desde Buenos Aires al resto del país. Hay posibilidad cierta de saturación y colapso, el cuello de botella del sistema no es ningún recurso físico ni tecnológico, sino el personal sanitario y los intensivistas que estábamos muy mal, la pandemia no solo hizo pública las carencias existentes, sino que las exacerbó. Hoy nuestras filas están diezmadas por la enfermedad, estamos con una carga de trabajo brutal, agotados, exhaustos física y anímicamente. A este ritmo pensamos que puede haber problemas más serios, no queremos que se repita lo de Barcelona, Milán o escenas más tristes como las que se vieron en calles de Bolivia o Ecuador. Como el sistema sanitario ya no puede dar más, como la terapia intensiva está al límite, lo único factible para evitar un desastre sanitario es el aislamientoA nosotros nos preocupa que se flexibilice el mismo, porque fue muy exitoso en Argentina y permite explicar la letalidad tan baja que hemos tenido, posibilitó que el sistema de salud se fortaleciera, facilitó la atención, pero hoy esta situación está cambiando. Esta flexibilización es el potencial gatillo de un desmadre social que conduzca al desastre. Algunos funcionarios públicos han puesto especial énfasis en que no es necesario que haya miedo. Yo tengo miedo todos los días que voy a la terapia intensiva de contagiarme y si no lo tendría, no me cuidaría. Todos debemos saber que la enfermedad nos amenaza y si bien los jóvenes tienen formas leves o asintomáticas, pueden tener complicaciones y morirse, incluso contagiar a sus padres, abuelos, que a su vez pueden fallecer. Estas secuelas psicológicas de la que tanto se ha hablado que dejaría el aislamiento, va a tener un impacto mucho menor, que llevar el resto de la vida la culpa de la muerte de un familiar querido”.

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