Elsässer: “Entre otras graves consecuencias, el alcohol en los adolescentes daña la capacidad de aprendizaje”

Las encuestas a nivel nacional revelan que el consumo de alcohol en menores de 18 años sigue creciendo y lamentablemente, cada vez disminuye más la edad de inicio, convirtiéndolo en un gran problema de salud pública. La médica clínica crespense, Dra. Silvana Elsässer, fue consultada por Canal 6 ERTV sobre los efectos que las bebidas alcohólicas generan en los jóvenes y en ese sentido afirmó que “entre otras graves consecuencias, en los adolescentes, el alcohol daña su capacidad de pensamiento y aprendizaje”.

La profesional remarcó que el alcohol, “no debería considerarse como un producto de necesidad en la familia, porque tiene un efecto dañino sobre la salud, especialmente para los jóvenes, porque su cerebro, a esa edad, es mucho más vulnerable, al estar en pleno desarrollo. Argentina es el primer país consumidor (de bebidas alcohólicas) de América Latina y las encuestas revelan que en los últimos años, aumentó el consumo un 50% entre la población de los 12 a los 17 años. Y lo más preocupante es que de los jóvenes que habían consumido en el último mes, la mitad lo había hecho en forma excesiva. Este es un problema actual de salud pública a nivel mundial, que antes no existía en esta magnitud. Hoy se llega a la intoxicación precoz. Lo que antes se tomaba en tres fines de semana, actualmente, los jóvenes lo toman en 2 horas”.

Elsässer destacó que “por ahí se habla de que ocasiona cirrosis a futuro, creyendo que los efectos son recién para más adelante, lógicamente eso va a suceder, pero en el corto plazo, genera graves problemas. El alcohol a esa edad favorece el deterioro cognitivo, genera dependencia y no sólo al alcohol, sino que le abre las puertas al consumo de otras drogas”. Detalló que “fuimos creados de manera perfecta, por lo que nuestro hígado identifica que el alcohol es un tóxico, tal es así que si estaba quemando grasa, lo deja de hacer y se encarga de detoxificarnos, cuando esa capacidad es superada, ocurre lo que se llama intoxicación… Por otra parte, la barrera que tenemos en el cerebro, no frena el paso del alcohol, lo que ocasiona euforia inicial, desequilibrio, falta de coordinación, pérdida de la inhibición social (lo cual le puede llevar a hacer cosas que en sus cabales jamás haría), hostilidad… etc. Todo eso, según en el contexto en donde esté, puede ser más que peligroso. Posteriormente, según el grado de intoxicación, produce disminución de los latidos, de la presión y de la frecuencia respiratoria”. Al enumerar más riesgos, ejemplificó que “un joven tirado en la calle boca arriba, puede vomitar, aspirar su propio vómito, provocándole el ahogo y daño pulmonar. También, la depresión respiratoria puede profundizarse, llevar al coma y a la muerte. La intoxicación por alcohol es más frecuente y riesgosa en la adolescencia, ya que en la pubertad, por los cambios hormonales, son menos sensibles a los efectos de dicha intoxicación. Además podemos hablar del ‘apagón’ con deshinibición y la falta de memoria del episodio, es decir, no se va a acordar lo que hizo. Los padres que mandan a sus hijos a las previas que se realizan en las casas, deben conocer eso, que los chicos en ese estado no saben lo que hacen y hasta pueden tener consecuencias legales. Otro efecto directo del alcohol es la resaca, con somnolencia, dolor muscular, temblores, náuseas y vómitos, falta de concentración e irritabilidad. El alcohol también produce efectos indirectos, relacionados con las tres principales causas de muerte de los adolescentes: suicido, homicidio y accidentes. La falta de criterio que provoca el alcohol, los expone a situaciones de riesgo, tales como conducir a pesar de su estado, o subir a un auto cuyo conductor está alcoholizado, tener relaciones con cualquier persona y sin protección, no midiendo las consecuencias”.

La Dra. Elsässer se preguntó, si está prohibida la venta de bebidas alcohólicas a menores, “¿dónde encuentran los adolescentes las mismas?” y en ese marco señaló que “se hizo una encuesta y se vio que la mayoría de los lugares donde hacen estos consumos, es en las casas, facilitados por padres, familiares o amigos en las previas, no dimensionando el riesgo al cual se expone la vida de los chicos. Desde distintas sociedades médicas de Argentina se plantearon como propuestas preventivas, la implementación de políticas de control y restricción a la venta de alcohol, controles de alcoholemia (los que deberían profundizarse a la salida del boliche, en especial sobre quién maneja cuando vuelven a sus casas); prohibir publicidades; educar al joven y tener estrategias escolares para que resistan la presión de sus pares ante el consumo. Todas estas medidas ayudan, pero la más costo-efectiva es establecer una política de precios, porque está comprobado que de esa manera, disminuye mucho el consumo”.

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