Director e integrantes del Coro “Sueños del Alma” explican cómo los adultos mayores encontraron en la música una forma de expresarse

Estuvieron esta semana en el “Centro Periodístico de Entre Ríos”, el director del Coro Municipal “Sueños del Alma” de Crespo, Carlos Stürtz e integrantes de dicha formación: Esther Del Valle, Dionisio Senger, Sigrid Lange y Héctor Vergara. En diálogo con el Cont. Fernando A. Huck, director de El Observador y conductor del programa “Grandes Reportajes” de Canal 6 ERTV, repasaron la historia del grupo, contaron durante una hora, sobre las últimas presentaciones y alentaron a otras personas a sumarse al mismo. 

Stürtz explicó que “en nuestro repertorio tenemos una gama muy amplia, desde interpretaciones clásicas de músicos renombrados, hasta canciones del folclore, tango, chamarritas y también de música sacra, para cuando recibimos invitaciones desde las Iglesias. Hay que aclarar que las de nuestro coro, son voces que no siempre estuvieron en una agrupación de estas características, razón por la cual surgió su nombre, que es ‘Sueños del Alma’, porque a esta altura de la vida, personas mayores tienen esta posibilidad. Muchos cantaban solamente bajo la ducha, en algún momento tarareaban y hoy forman parte de un coro y para lo que hay que disciplinarse, en el sentido de hacer que encaje la voz dentro de un grupo, donde nadie se destaca, sino lo que produce e interpreta el conjunto”. Senger agregó que “es un coro que tiene alrededor de 100 canciones, muchas muy atractivas y emotivas, como el del ‘ARA San Juan’ que tenemos en la actualidad”.

– Hay muchas mujeres en el grupo…

– (Lange) Hay más mujeres: somos 10 en soprano, 10 en contraste y 5 caballeros. En mi caso hace 11 años que integro el coro. Vivíamos en Buenos Aires y cuando llegamos a Crespo, Carlos (Stürtz) nos invitó en 2005 y de ahí en más me sumé y estoy muy a gusto. Antes cantaba en el coro de la Iglesia Luterana de Hurlingham…

– (Stürtz) Su esposo era pastor y cuando se jubiló, se radicaron en Crespo y los invité a integrarse. Pero Dios necesitaba un cantor en el cielo y se llevó a su esposo…  

– (Vergara) Lo que destacamos es que somos un coro que tiene la particularidad de que no canta al unísono, sino que se utilizan las tres voces, por eso están los sopranos, los tenores y contraste. A aquellos interesados, los invitamos a sumarse, no se les piden condiciones para ingresar. Ensayamos los lunes y miércoles, una hora y media por vez. Hace 3 años que me sumé, junto con mi señora. En diciembre cumplo 73 años y desde los 17 que canto. Empecé con ‘Tati’ Córdoba en un grupo musical, estuve con ‘Los Provincianos’, con ‘Osvaldo y sus Estrellas’, en la década del ‘70 y ‘80 tuvimos un grupo folclórico y lo último fue con Los Wendler…

– (Del Valle) Tengo 77 años y haberme integrado al coro me hizo sentirme bien por dentro. Acá siempre hay un compañero que nos levanta el ánimo cuando estamos desanimados. Llevo 17 años en el coro, que fue una terapia para mi, porque pasé por un momento difícil y salí adelante gracias a este grupo. Falleció mi marido y mis hijos estaban grandes, me sentí sola y cantar fue como un bálsamo. Amalia Schneider me llevó, conocí a estas personas y quedé. Nunca había cantado y hacerlo, me renovó la vida…

– Han tenido numerosas presentaciones en el año…   

– (Del Valle) Sí, este año hemos batido el récord y donde hemos ido, nos atendieron de maravillas…

– Crespo se caracteriza por tener muy buenos coros…

– (Stürtz) Este año se reestructuró el Coro Municipal y para el mismo fue como un volver a despertar. Me siento feliz de ver al Coro “Del Centenario” a pleno nuevamente y con voces hermosas, porque lo siento como un hijo mío. Trabajé para su formación en el centenario de Crespo y cuando terminó esa celebración por los 100 años, los integrantes me pidieron seguir cantando y que yo los dirija y a eso se lo trasladé al intendente de aquel entonces, que era Rolando Kaehler. Ese mismo año (1988) comenzamos nosotros también con el de adultos mayores.

– Una reflexión final…

– (Stürtz) Como anécdota final, una vez una persona de cierta edad, estaba sentada en su casa, su proyecto de vida era estar en la cocina mirando el rincón, triste, esperando que Dios se apiade. Toda la vida había cantado en su casa y cierto día sus hijos vinieron a verme y me decían que “nuestra madre siempre cantaba pero ahora está triste en casa, ¡podríamos traerla?” y la llevaron. Ella decía que era viejita, tenía 72 años. Me di vuelta y mirando a todos los integrantes pregunté si había algún viejo en el coro? ‘Para cantar, jamás se pasa de edad, así que usted de vieja no tiene nada’, le dije. Tres meses más tarde vino la hija a hablar conmigo y me pregunta: ¿Qué le hizo a nuestra madre? Ella volvió a vivir gracias al canto”.

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