Diana Rupani: Una profunda vocación docente para aquellos privados de su libertad

1459-NOGOYÁ-diana-rupaniLa docente nogoyaense Diana Rupani, hace 11 años que instruye a internos de la Unidad Penal de Victoria, en una apuesta que surge de una profunda vocación docente que ejerce para que sus alumnos, a través del conocimiento, tengan una puerta abierta al futuro.

Rupani tiene 44 años y es la directora con grado a cargo de la Escuela Primaria de Jóvenes y Adultos “Roberto Payró” que funciona en el mencionado establecimiento carcelario, donde este año trabaja con 12 internos en etapa de escolarización, en el marco de una experiencia que vive con intensidad como profesional de la educación en condiciones de encierro.

Es también capacitadora de docentes en el rubro que se especializó y para llevar adelante su tarea diaria, se traslada haciendo dedo, los 45 kilómetros que separan esta ciudad, de Victoria. Además siente que la actividad en la que se formó le despertó pasión por lo que hace.

“Me recibí en 1994 de profesora de Enseñanza Especial y en 2005, como necesitaba trabajar, tomé el cargo y aprendí que el docente que se amolda a las condiciones que impone la realidad de dar clases a alumnos en condiciones de encierro, muy difícilmente después quiera irse” dijo la docente nogoyaense agregando que “soy una defensora de la educación en ese contexto”.

Sobre su perfil docente dijo que se adaptó a las condiciones singulares que impone la vida tras los muros de la cárcel en la cual no faltan hechos violentos, situaciones extremas y un fluido equilibrio entre los códigos de adentro y las normas de afuera.

Criada por su abuela y su tío Carlos, con quien vive en la actualidad, dado que sus padres fallecieron jóvenes, Diana afirma que la escuela a su cargo en el penal entrerriano y a la que asisten internos de entre 23 y 58 años, algunos con historiales delictivos inquietantes, “es un espacio muy especial en el cual quienes asisten se sienten libres”.

En cuanto al presente de cada interno, la docente dijo que “es inevitable no saber lo que hicieron y hasta los maestros nos enteramos, porque ellos mismos nos cuentan. No es fácil, pero en la tarea que desempeñamos hay que poner la mirada en que estamos frente a un alumno, a una persona”. Ante una situación compleja de contar en el grupo con un condenado por violar y asesinar a una nena de 3 años, la directiva expresó que “me generó rechazo, pero tengo entrenamiento mental para enfrentar esos casos. El concepto que rige para el educador en condiciones de encierro, es que hay que ayudar a que esa gente modifique sus conductas, para que puedan reinsertarse a la sociedad”. En las jornadas diarias con sus alumnos, esta docente entendió que los internos encuentran un ámbito distinto en la escuela en la que cada día comprueba, como referente de una “mal llamada educación tumbera”, que enseñar es impartir libertad.

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