Diagnosticar para tratar a tiempo, es fundamental en la lucha contra el cáncer

“Nosotros podemos. Yo puedo” es el lema del Día Mundial contra el Cáncer para generar conciencia, reflexión y compromiso en torno a esta enfermedad prevenible que se puede curar con diagnóstico temprano y tratamiento adecuado y oportuno. El ministro de Salud, Ariel de la Rosa, precisó que, a la luz de los conocimientos actuales, “más del 50% de los tumores tiene una tasa remisional hasta la curación” y consideró esencial que a partir de abril la provincia cuente “con un instituto de referencia en medicina nuclear que va a estar capacitado para tratar enfermedades oncológicas con especialistas en la región”.

Cada 4 de febrero la Organización Mundial de la Salud, el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (CIIC) y la Unión Internacional contra el Cáncer (UICC) renuevan el esfuerzo político, sanitario, comunitario y comunicacional para reforzar que la detección precoz y el tratamiento médico indicado son fundamentales en la prevención de las enfermedades oncológicas.

De la Rosa recordó que desde los programas dependientes de Atención Primaria de la salud se hace promoción, prevención y educación para que mujeres y hombres se hagan los controles periódicos. También, una vez al año, se hace la campaña para la prevención y detección del melanoma (cáncer de piel).

Además, en lo que respecta al tratamiento específico del cáncer infantil, está el servicio de Cuidados Paliativos del Hospital Materno Infantil San Roque, que fuera recientemente creado con el objeto de contribuir al acompañamiento de los pacientes pero sobre todo las familias de los niños que atraviesan esta enfermedad.

Los cánceres más mortíferos son los de pulmón, estómago, hígado, colon y mama.

Cerca de un 30% de las muertes se deben a cinco factores de riesgo relacionados con los hábitos y conductas alimenticias: índice de masa corporal elevado, ingesta reducida de frutas y verduras, falta de actividad física, consumo de tabaco y consumo de alcohol.

Fumar es el factor de riesgo más importante y la causa del 22% de las muertes mundiales por cáncer y el 71% por cáncer de pulmón.