Día de la Avicultura: Santiago Roth, 50 años dedicados a una actividad que motoriza la economía de Crespo y la región

Por el “Día Nacional de la Avicultura”, que se conmemora este jueves 2 de julio, dialogamos con Santiago Roth, quien durante más de 50 años se dedicó a esta actividad productiva, pilar de la economía de Crespo y la región. Contó sobre los paulatinos e importantes cambios que tuvo la avicultura, no solamente en el aspecto productivo, sino también de lo complejo que era llegar con el producto a los mercados, sin los medios que hoy aporta la tecnología.

Roth comentó que a fines de la década del ‘50, muchos avicultores apelaban al trabajo en conjunto para producir y crecer. “Quienes tenían incubadoras, que en esa época muchas eran a kerosene, se juntaban con otros que aportaban los huevos y cuando nacían los pollitos, se los repartían. En ese tiempo, un productor grande era el que llegaba a tener 3.000 aves, pero había muy pocos que tenían esa cantidad. En general, se ingresaban de a 300, 500 ó 1000 pollitos, que se agregaban al plantel existente. En ese entonces no se modificada el plantel completo, como es en la actualidad; el recambio era cuando la gallina tenía recién 4 años de vida”.

“¿Cómo se sabía la edad de cada gallina?” preguntamos. “Uno de los métodos era colocarles (en sus patas) anillos con mangueras plásticas de distintos colores y cada uno, determinaba la edad. En cuanto a cómo se seleccionaba a la que supuestamente no producía, era la que tenía la cresta chiquita, pálida, bien emplumada, esa, seguro que no ‘ponía’, por lo que se la separaba del plantel. En la actualidad, a los 2 años la gallina deja de ser rentable y se la cambia” comparó.

Sobre la faz comercial destacó: “En esos años, había gente que cargaba de a 300 gallinas y 300 cajones de huevo en una camioneta y se iban a Chaco, Corrientes, Misiones. Visitaban los barrios y las vendían casa por casa. Solían estar hasta 3 días en esos lugares, hasta que se les terminaba el stock, volvían, cargaban y se iban nuevamente. También se distribuía en los almacenes de ramos generales de cada lugar y se hacía canje: dejaban huevos y traían mercadería para la cocina o alguna herramienta de mano”.

El productor recordó que “los primeros cajones (madera) de huevo eran de 15 docenas, después fueron los de 30, con casilleros y finalmente los maples de cartón y plástico. Con la llegada de la industria, el huevo se comercializó por kilo. Un dato para destacar de los años ’60, era que algunos productores optaban por poner el sobrante de los huevos producidos en el verano, en cámaras de frío y se los comercializaba en el invierno, donde la producción caía. Ahí se hacía una diferencia, pero eran pocos los que lo podían hacer, por el costo que generaba”.

Los sistemas de crianzas eran muy diferentes a los actuales. “En los primeros tiempos, las gallinas dormían en árboles, los galpones estaban abiertos y sin cortinas” expresó.

SIN ENERGÍA ELÉCTRICA

No contar con energía eléctrica tampoco fue un obstáculo para los productores de una incipiente avicultura de antaño. Al respecto, Roth expresó: “Para iluminar, tenían faroles a kerosene y unos pocos, contaban con grupos electrógenos. También se acostumbraba a tener equipos con molinillos a viento, que alimentaban un dínamo y generaban luz”.

Recordó que las primeras jaulas eran colgantes y se instalaban en los techos, alojando a 2 gallinas por cada una. Después surgieron las piramidales, con una jaula en el costado y 2 en el medio. “Los galpones en tanto, los primeros fueron de 3,70 metros de ancho con 3 pisos de alto y que le permitía al granjero ir por el medio a racionar y juntar los huevos. Después llegó un galpón más ancho, de 7,50 metros, hasta que llegamos a la tecnología de punta que contamos en la actualidad”.

ALIMENTACIÓN Y CUESTIÓN SANITARIA

“La recría se hacía con maíz picado, sorgo o trigo, según el grano que producía la gente. Posteriormente se conoció el grano de recría y luego los alimentos balanceados, lo que mejoró la producción y también el aspecto sanitario, por lo que los manejos cambiaron muchísimo” destacó Roth, quien sobre las enfermedades que afectaban a las granjas señaló: “Recuerdo que durante la primera Fiesta Nacional de la Avicultura que se hizo en Crespo, estaba justo la ‘Enfermedad de Newcastle’, que no era muy conocida por la zona. También existía la viruela aviar o la laringotranqueitis, que era un problema respiratorio. Lo rutinario era controlar los piojillos… En aquellos tiempos ya existían algunas vacunas, pero igual no eran tantas las pestes”.

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