“Día de la Apicultura Entrerriana”: Productor crespense habló sobre el presente y desafíos del sector

Este miércoles 5 de junio se celebra el “Día de la Apicultura Entrerriana”, en tanto que el 21 de este mes, se conmemorará en todo el país el “Día del Apicultor”, una actividad económica que logró un gran desarrollo en la provincia, pero que hoy enfrenta cruciales desafíos para mantenerse y proyectar un crecimiento futuro. El productor crespense Luis Besler, estuvo esta semana en El Observador y contó sobre el “día a día” para la obtención de la miel, pero también opinó sobre las dificultades que deben enfrentar. “Hoy el costo para producir un kilo de miel está entre los $ 90 y $ 95 más IVA y el precio que recibimos no llega a esos montos, por lo que estamos trabajando a pérdida. Pero como en general, la mayoría de los apicultores chicos, todo lo que es la parte laboral la hacemos solos o con la colaboración de un familiar, casi a ese costo no lo incorporamos. Hoy, producir miel en el país es caro, por los insumos, el combustible, los impuestos y demás. Con preocupación vemos, seguramente por todos estos factores, que no se está dando el recambio generacional. Al menos en la zona de Crespo, seguimos los mismos apicultores que estamos desde la década del 90 o principios del 2000, pero productores nuevos, no hay. Los jóvenes están desalentados y empezar como apicultor de ‘0’, representa inversiones muy grandes, comparándolas con otros emprendimientos, donde los resultados se ven más rápido”.

Besler acotó que “las necesidades que tenemos son muchas, pero lo que más nos están desanimando, son las numerosas normativas a cumplir. Se nos dice que es para que haya más exportación, pero no se ven los resultados. Recuerdo que cuando comencé en esta actividad, en el país se vendían al exterior 110.000 toneladas anuales y el año pasado fueron entre 52.000 y 54.000. En aquella época había alrededor de 24.000 apicultores y en la actualidad, se llega a la mitad de ese número, porque no ayudan los precios y porque hay muchas trabas, como tener una sala de extracción habilitada, los tambores donde va la miel deben tener códigos de barra, estar asentados en la AFIP… Un apicultor de la provincia de Buenos Aires lo dijo muy clarito: ‘el enemigo N° 1 de la apicultura es el SENASA, una por la gran cantidad de reglamentos y otra por habilitar productos que matan la abeja y que se siguen comercializando igual”.

– Un gran dilema que se presenta en el campo es que mientras los productores luchan para que no se restrinjan las fumigaciones, los apicultores lo hacen para que se apliquen menos de esos productos: ¿Hace falta un equilibrio?

– Lo que más nos afecta son los insecticidas que se emplean para el control de las plagas. Hoy, los insectos que atacan los cultivos son cada vez más resistentes a los plaguicidas y la abeja, no, sigue siendo dócil, es más vulnerable a esos productos y cuando se hacen fumigaciones, se nota en las colmenas que hay una gran baja de la población, las abejas se mueren trabajando. A los apicultores cada vez nos corren más a zonas donde no hay cultivos, lo que nos incrementa los costos, de traslado y es complicado muchas veces para acceder a esos lugares, por el estado de los caminos en días de lluvias…  

– ¿Cómo es el día para un apicultor…?

– Por lo general trato de estar bien temprano para empezar la actividad diaria. Nos colocamos el traje protector y empezamos a recorrer las colmenas, para hacer el correspondiente control. En mi caso, si se pude, evito ir los días nublados o de lluvia, por el hecho que la abeja, al no poder salir, se pone muy agresiva. Si bien tenemos nuestros equipos, no estamos exentos de recibir alguna picadura, pero por lo general, el 100% de los apicultores ya estamos acostumbrados a tenerlas, no es que no nos molesta, pero no nos afecta tanto. Los trajes vienen con más aislación, mas separado de la piel, porque mayormente es un trabajo que se hace en el verano, uno está trabajando bajo el sol, con temperaturas elevadas, casi no hay apiarios que estén en la sombra. En las recorridas se va viendo como está de población de abejas, si hace falta agregarles material o hacer algún trabajo de sanidad. Para la extracción de la miel, se lleva material vacío para hacer el recambio, para que la abeja sigan trabajando. Se abre el cajón, se saca los marcos con miel, que son llevados a la sala de extracción…

– Uno de los reclamos permanentes es que faltan salas de extracción en la provincia, ¿la única solución es el asociativismo?

– Hacen falta más salas, pero representa una inversión muy grande tenerla y cuyo uso anual es de 3 a 4 meses. Por lo general se hacen cooperativas o solamente algún apicultor con más trayectoria y con mucha cantidad de colmenas, puede realizar esas inversiones… 

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