Destacan las oportunidades de Argentina en su calidad de productora de alimentos para el mundo

Las oportunidades de las que goza la Argentina en su calidad de productora de alimentos para abastecer al mundo “son el doble de buenas de las que se presentaron en el siglo XX”, y si logra combinar conocimientos, tecnología e inversión para aumentar la producción agropecuaria podrá satisfacer la creciente demanda mundial, aseguró un experto.

 

El ex decano de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y actual director de Agronegocios y Alimentos de esa casa de altos estudios, Fernando Vilella, dialogó con Télam sobre la oportunidad que tiene la Argentina de abastecer la demanda de alimentos del mundo.

 

El programa de Agronegocios y Alimentos estableció una metodología que estudia los potenciales productivos de los países a partir de sus recursos naturales como la tierra y el agua, sus atributos tecnológicos como el conocimiento y sus condiciones organizacionales e institucionales.

 

“La Argentina tiene ventajas claves respecto de sus recursos naturales” describió, y citó que el país cuenta con tierras cultivables, disponibilidad de agua dulce y tecnologías productivas, sustentables y amigables con el medioambiente.

 

A criterio de Vilella, “las dificultades que tenemos son en términos organizacionales e institucionales respecto de cuál será el papel del Estado en el futuro”, en el marco de un mundo que va a demandar cada vez más alimentos.

 

“Nos posicionaremos en una situación favorable si sabemos aprovechar” las condiciones naturales del país y del desarrollo tecnológico, dijo.

 

Al respecto citó a los materiales genéticos resistentes a la sequía que podrían ser cultivados en zonas más secas, lo que ampliaría la frontera agropecuaria.

 

“Ese material genético, como las semillas mejoradas podrían ser utilizadas en suelos afectados por alta de agua o suelos salitrosos”, explicó.

 

“Eso cambiaría la cantidad de tierras cultivadas, haciendo una agricultura más amigable con el medioambiente y, a la vez, más productiva”, detalló.

 

Consideró que eso se logra no sólo con mejores semillas sino con “mejores prácticas agrícolas”, para “sacar más producción por metro cuadrado y no deteriorar” la tierra.

 

“La clave es lograr más conocimiento por metro cuadrado, formando profesionales universitarios, técnicos y productores que en conjunto resuelvan la problemática”.

 

Citó que la Argentina es pionera, hace 20 años, en masividad de siembra directa, que “es un mecanismo de alta productividad con bajo uso de energía que mejora el suelo por aumento de materia orgánica”, y dijo que permite “entregar suelo con mejor condición a la próxima generación”.

 

También citó al uso, hace 10 años, de la agricultura de precisión, que es el uso de herramientas informáticas para el manejo de mapas de rendimiento.

 

Consultado si la producción alimenticia de países como la Argentina se orientará en materia exportadora a satisfacer la demanda asiática, recordó que ese mercado abarca el 60 por ciento de la población del mundo, que actualmente vive una “transición nutricional” que lo hace pasar “del tazón de arroz a incorporar carne, como pollo y cerdo”, describió.

 

“Los productos que más crecen son los vinculados a la alimentación de los animales, como el maíz y la soja. Argentina aprovechó la oportunidad y generó volumen de producción y exportación. El 55 por ciento de las exportaciones del país son de base agropecuaria”, afirmó, y resaltó que “hoy la oportunidad del país es el doble de buena que la del siglo XX”.

 

Respecto del uso de cereales para elaborar biocombustibles, se estima que esa utilización será de un 25 por ciento en la próxima década. El hecho de que los Estados Unidos use al maíz para producir etanol, es un factor determinante en sostener y aumentar los valores del cereal.

 

“Si el maíz se destinara a alimento animal, se desplomarían los precios y la Argentina estaría en una situación complicada desde el punto de vista económico”, calculó Vilella.

 

Dijo que tanto los Estados Unidos como la Argentina “generaron políticas de fomento del biocombustible en reemplazo del petróleo. Pero si usamos todos los granos para energía, no alcanza, el biocombustible es un integrante más de una matriz más compleja”, explicó.

 

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