Desde FADA explican cómo el efecto del aumento del dólar impactó en todas las cadenas productivas

La Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina publicó la semana pasada, la última medición de los “Indicadores de Precios” de 4 de los productos derivados del campo: carne bovina, leche, queso y pan. El estudio revela que nuevamente el sector lácteo tiene datos alarmantes y en la cadena, el tambo es el más perjudicado, ya que no alcanza a cubrir sus costos operativos.

Natalia Ariño, economista de FADA, explicó que “el efecto del aumento del dólar de los últimos meses impactó en todas las cadenas, fundamentalmente en sus estructuras de costos. Ya sea porque los insumos de la actividad requieren productos que necesariamente están atados al dólar, como maíz, soja o trigo, utilizados en la producción de tambos, feedlots, harinas y pan, como también de los costos propios de producir, que en una economía inflacionaria como la que estamos viviendo, genera un traspaso de dichos aumentos a los precios”.

Por otra parte, los impuestos que se presentan en las distintas cadenas productivas analizadas por FADA van del 26% al 32%, que es el monto que los consumidores pagan en el mostrador, por la carga tributiva de los distintos niveles del Estado. Los más perjudicados al respecto son la carne vacuna y el pan. Por otro lado, los costos de producción (materia prima, laborales, estructura, servicios, transporte, entre otros) rondan entre el 88% y el 70% del precio final, siendo el sector lácteo (leche y queso cremoso) la cadena con mayores costos en relación al precio.

El sachet de leche entera, promediando una primera y segunda marca, en septiembre tuvo un precio de $ 26,19 por litro. Del mismo, el tambo representa el 29,2% del precio final ($ 7,64), la industria el 29,3% ($ 7,68), el comercio el 16,6% ($ 4,35) y los impuestos el 24,9% ($ 6,52).

El informe de FADA revela que la situación de la actividad tambera empeoró, pasando de una pérdida de $ 0,73 en febrero de 2018 a $ 2,23 por litro en septiembre. En dólares, el productor recibió ese mes por litro de leche U$S 0,20, mientras que en septiembre de 2017 su valor era de U$S 0,33. Es decir que en la moneda extranjera, el valor cayó un 39% en un año. Según David Miazzo, economista de la misma organización, “el principal costo que aumentó fueron los referidos a insumos para alimentos, por un doble efecto: sequía e incremento del dólar”.

La cadena del queso también presenta un resultado negativo de $ 14,60 por kilo. Como en el caso de la leche, el tambero sigue perdiendo. Al ser un producto de mayor valor agregado, los otros eslabones ganan. En concreto, para este producto, la pérdida del sector primario genera que “la cadena en su totalidad sea deficitaria” remarcan desde FADA. En cuando a los precios de la carne bovina, se incluyó el análisis de la etapa de cría, donde el Estado – a través de los impuestos – tiene una participación del 29,8%. La cadena presenta ganancias mínimas, del 1% del valor final. El feed lot sigue con déficit, por el impacto de los precios de sus insumos básicos para la alimentación, inflación y devaluación.

En el caso de los distintos eslabones productivos del pan, de acuerdo a INDEC, el “francés” en septiembre tuvo un precio de $ 60,40 por kilogramo. De ese valor, el trigo representa el 13% del precio final ($ 7,86), el molino el 5,6% ($ 3,41), la panadería el 49,2% ($ 29,70) y los impuestos el 32,2% ($ 19,43).

La panadería es el eslabón donde se produce el mayor salto de valor en esta cadena. La investigadora Natalia Ariño explicó que “esto se da fundamentalmente por dos razones: la primera, es que se realizan dos actividades, producción y venta por menor, es decir que hay dos sectores fusionados; la segunda, es que tiene escalas sustancialmente menores a los eslabones anteriores (producción primaria y molino), por lo que tiene costos unitarios mayores”.

Miazzo acotó que “el Indicador de Precios de FADA es un seguimiento de cómo se conforman los precios a medida que pasan por los distintos eslabones, en el recorrido que va desde el campo hasta llegar al consumidor. El estudio tiene por objetivo macro contribuir a la transparencia y a reducir la desinformación, para obtener la mejor foto posible de por qué los alimentos valen lo que valen y así poder identificar dónde pueden estar los principales problemas de cada cadena”.

El informe se publica con “un rezago de dos meses por el tiempo que se requiere para recabar la información de las distintas fuentes. Para poder construir estos datos, FADA cuenta con la colaboración de productores de trigo, ganaderos y tamberos, así como feed lots, frigoríficos, industrias lácteas y molinos harineros y supermercados, carnicerías y panaderías. Además de las mismas, se hace uso de informes y estadísticas publicadas por INDEC, IPCVA, CNV, entre otras fuentes.

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