Desde 2001 cerró una de cada tres estaciones de servicio

En 2001 existían en todo el territorio nacional 6.157 estaciones de servicio para abastecer a un parque automotor de 6.947.086 vehículos, según cifras de la Asociación de Fábricas de Automotores (Adefa). El año 2010 terminó con 4.233 puntos de venta, una reducción del 31,2 por ciento, según datos suministrados por la Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos y Afines de la República Argentina (Cecha). Con ellas, ahora se tuvo que proveer a un parque automotor de más de 9.000.000 de vehículos.

Para la Federación de Empresarios de Combustibles (Fecra), que lidera Rosario Sica, la pérdida es todavía mayor: unas 3.200 estaciones de servicio habrían desaparecido desde el mejor momento de la década del 90. “Y cada día van a seguir cerrando si acá no hay una política energética clara”, pronosticó Sica, en declaraciones a diario La Nación.

Con los actuales números, cada estación debe atender a un promedio de 9500 habitantes, muy por encima de los 5900 argentinos que correspondían a cada puesto en 2001. La situación es más complicada que en otros países: en Brasil, hay aproximadamente 5500 habitantes por cada puesto de abastecimiento; en España son poco más de 5000; en el Reino Unido, 6700, y en Estados Unidos, apenas 2700. No obstante, en algunos países, como China o México, cada estación atiende en promedio a casi 14.000 habitantes.

Según Marcelo Baremboum, director del portal Surtidores.com.ar, las principales causas del declive de las estaciones argentinas son el limitado abastecimiento por parte de las petroleras y la falta de rentabilidad del sector. “Al recortarles la disponibilidad de combustibles, les recortan la posibilidad de ventas”, resumió.

Desde hace varios años, las petroleras operan con cupos por estaciones. En teoría, deben entregar lo mismo que el año anterior más un porcentaje equivalente al crecimiento de la economía, pero esta norma no siempre se cumple o, si se cumple, no siempre resulta suficiente.

“Si le dan el mismo cupo que el año pasado, pese a la mayor demanda, el estacionero puede vender menos días al mes o menos horas al día. Por ejemplo, si el combustible alcanza sólo para 20 días al mes, quedan diez días ociosos en los que se debe seguir manteniendo la estructura del negocio”, explicó Baremboum.

Cuando una estación cierra, otras de la zona deberán absorber la clientela, pero el cupo de combustible no se reasigna.

Sica se quejó de que, mientras el precio del combustible está congelado a los valores del 28 de enero (por disposición del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno), los costos siguen aumentando. En particular, apuntó a las negociaciones salariales: en 2010, los empleados de las estaciones recibieron un 35% de aumento y, este año, las negociaciones comenzaron con posturas bien alejadas.

“No tenemos combustible. Y a nosotros nos queda en bruto sólo un 7% del precio de venta. De ahí salen todos los gastos”, sostuvo. Un rato antes, un empresario que llega a vender 400.000 litros mensuales (lo que sería la envidia de muchos estacioneros) le había comunicado que estaba pensando en cambiarse de rumbo porque los números no le cerraban.

La situación, con todo, no es equivalente en todos los distritos. En la última década, la mayor parte del descenso en el número de estaciones estuvo explicado por lo que pasó en las provincias de Santa Fe (caída del 45%) y de Buenos Aires (-37,5%) y en la Capital Federal (-35,3%). Otros distritos, como Chubut, Formosa o La Pampa, también perdieron a gran parte de sus puestos de venta de combustibles. Pero también hubo provincias donde la caída fue mínima o hasta hubo una expansión, como Jujuy (17,5% más de estaciones), Salta (4,7%), San Juan (14,8%) o Misiones (3,6%).

Estas diferencias pueden estar vinculadas a que en los grandes centros urbanos muchos dueños de estaciones de servicio ubicadas en esquinas de gran valor inmobiliario deciden retirarse a cambio de importantes ofertas que llegan de constructores de torres o edificios. Otro factor que contribuye a acentuar el proceso es la dificultad que tienen las estaciones que pierden el contrato de bandería con las grandes petroleras para encontrar un contrato similar en una competidora.

Se transforman entonces en “estaciones blancas” que tienen aún mayores dificultades para abastecerse de combustible. En 2001, representaban el 12,7% del conjunto y ahora son el 17,8% del total.

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio está protegido por reCAPTCHA y se aplican la política de privacidad y los términos de servicio de Google.