De Carli dio su opinión sobre uso de agroquímicos y la relación con casos de cáncer

Ing. De Carli [1600x1200]Desde hace algunos años es muy fuerte el debate entre sectores que relacionan a los agroquímicos con los casos de cáncer y aquellos que sostienen que esa vinculación “no tiene asidero, ya que se carece de fundamentaciones científicas”. En ese marco, también está claro que dichos productos, son una parte esencial del sistema agrícola-ganadero, ya que con el control que hacen de las diferentes plagas y enfermedades, se posibilita producir la cantidad suficiente de alimentos para toda la humanidad. Y sin alimentos, argumentan desde esta parte, no habría vida.

Esta semana, el Ing. Ricardo De Carli, profesional del INTA, habló sobre este controvertido tema con el programa “Diario 6”, que conducen Gustavo Pusineri y Omar Stricker en Canal 6 ERTV. El ingeniero dijo que “los plaguicidas se usan desde hace mucho tiempo y si no los tendríamos, estaría pasando lo que ocurría en otros tiempos, cuando aparecían plagas como la langosta, que se comía todo y después había carencias de alimentos. En Argentina, siempre hemos producido para el consumo y para exportar, pero en otras partes, donde la densidad poblacional es mayor, se morirían de hambre de no tener estas prácticas, que desde la antigüedad son usadas para proteger los cultivos de las plagas que hay en el ambiente, como los insectos o la competencia con las malezas. Lo importante es poner este debate en el contexto justo, porque es responsabilidad de todo ciudadano cuidar el ambiente donde vivimos y de contribuir a lo que es hoy la seguridad y soberanía alimentaria. Son objetivos que van de la mano, hay que tener alimentos para la existencia y produciéndolos en la forma más amigable con el ambiente. Con una buena legislación y eficientes organismos de control, tendríamos un mínimo impacto ambiental para producir esos alimentos que se necesitan” remarcó.

De Carli comparó que “si cualquiera de nosotros tomara un vaso de nafta, gas oil o lavandina, se moriría o sufriría un ataque y lo mismo pasa con los productos que hoy se discuten, pero si los usamos correctamente, le sacamos provecho y no causan daños. Hoy, los agentes químicos que estamos usando, como los combustibles o en las casas con los productos de limpieza, generan también un impacto ambiental que el usuario lo ignora. El tema de los plaguicidas, sigue el mismo patrón de funcionamiento: si los exponemos a nuestro cuerpo, a los animales o a las fuentes de agua, podríamos tener consecuencias de salud, pero si el uso está dado sobre el cultivo solamente, llegando a lo que llamamos el ‘lugar de acción’ y no sale de allí, no hay problemas. Tenemos un punto de vista técnico, que lleva tranquilidad en ese aspecto. Además, lo que se llama ‘toxicidad aguda’ de estos productos ha bajado muchísimo, siguen siendo tóxicos pero el impacto sobre los seres vivos es menor”.

– ¿Por qué cree que muchos relacionan agroquímicos con casos de cáncer?

– Cuando aparecen este tipo de enfermedades como tumores y cáncer, los que saben de enfermedades de salud, que son los médicos, dicen que son múltiples factores que los producen, a eso lo tenemos que entender. Para algunos, el cáncer existe desde que está la soja y no desde la antigüedad. Japón, que no tiene agricultura, ni hace soja, tiene muchísimos casos de cáncer, con lo cual nos damos cuenta que es una enfermedad que está desde hace mucho tiempo y en distintos lugares, por la presencia de agentes químicos que están en el ambiente o por predisposiciones genéticas…

– Siempre se recomienda el mayor cuidado en los aplicadores… 

– La población más expuesta, lógicamente son los aplicadores, que son personas que están haciendo hasta 15.000 has. por año, colocando herbicidas, fungicidas, etc. Las empresas responsables, como las que tenemos en la zona, a ellos se les van haciendo monitoreos de manera permanente, según la prescripción médica y van viendo cómo está su organismo. Si encuentran presencia de alguna sustancia que no tiene que estar, esas mismas empresas los cambian de sección…

– Otro debate es el relacionado sobre las distancias en relación a las zonas urbanas…

– Decir, que no se aplique a 1.000 m, la probabilidad de que haya algún riesgo es menor, pero lo que pasa es que ese tipo de medidas, tienen un impacto económico en la superficie improductiva que quedaría. En Europa, hay distancia de 5 o 10 metros y en los más conservadores, de 50. Pero las distancias no son absolutas en cuanto a la garantía, porque más importante es la condición de la aplicación, el manejo de la gota y la dirección e intensidad del viento. Se estableció en varias comunidades, como en Córdoba y Santa Fe, una distancia mínima que pueden ser de 50 a 100 m para el uso de determinados plaguicidas y a partir de ahí hay una zona de amortiguación donde el uso tiene que estar con condiciones de supervisión especial, pero se puede usar. Muchas veces se trata de tomar una decisión en base al sentido común que nos dice que si tengo un agente de riesgo, hay que ponerle una distancia importante, pero hay que entender, qué hacemos con esa superficie improductiva y que el propietario tiene que pagar impuestos y de alguna forma hay que darle alguna solución.

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