“Cumbre Latinoamericana”: Motta disertó sobre el presente y futuro de la avicultura

El reconocido empresario y dirigente crespense, Héctor Motta, fue uno de los oradores invitados especialmente para la “Cumbre Avícola Latinoamericana”, que se concretó esta semana en Atlanta (Estados Unidos). El presidente del Grupo Motta destacó que “en los albores de la avicultura, la producción de huevos tenía como único destino el consumo familiar y que el ave fuera de ciclo, era consumida como proteína cárnica. Para 1920, pequeños grupos de productores se iniciaron en la selección genética e introdujeron el alimento balanceado en la nutrición de las aves. En 1950, luego de la Segunda Guerra Mundial, se registra una avicultura intensiva propia del avance en técnicas de producción y de cría. En ese sentido, aparecen en escena líneas genéticas de aves más productivas, capaces de convertir una menor cantidad de alimento en una mayor cantidad de huevos y carne. En ese momento, la avicultura dejó de ser una actividad familiar o artesanal y se convierte en una producción industrial. Para 1970, se afianzan los pilares de la avicultura industrial: genética, alojamiento, alimentación y manejo. De allí en más, la producción de carne aviar pasó de un consumo promedio de 5 kgs./año/per cápita a 30 en las décadas sucesivas, superando en la actualidad un promedio de 50, al tiempo que el consumo de huevos pasó de 85 huevos/año/per cápita a 170 en las décadas sucesivas, superando en la actualidad un promedio de 300. Vale la pena destacar que, entre 2017 y 2019, América produjo dos veces y media más huevos que el total producido por Europa y que, en ese contexto, Argentina se ubica como el 8º productor y exportador mundial”.

Motta destacó que “la avicultura es una ‘fábrica’ de empleo. Además de producir alimentos de excelente calidad nutricional, genera arraigo en las localidades donde se asienta y contribuye a fortalecer un círculo económico virtuoso en la economía. Asimismo, genera divisas a través del comercio exterior de su producción y tributa una importante cantidad de impuestos a través de la venta de sus productos en el mercado interno. Mientras tanto, el consumo de pollo y huevo no detiene su crecimiento y la industria crece a la par, asegurando el nivel de oferta adecuado para el correcto abastecimiento del segmento consumidor. Por otra parte, es importante destacar la bioseguridad, que no es una práctica nueva. Desde hace décadas se aplica en cada eslabón de la cadena, asegurando así, la inocuidad y la calidad de toda la producción. La genética y la tecnología, han crecido exponencialmente. Este notable avance se traduce en una sensible disminución de los costos de producción y en una continua mejora en la calidad”.

“El cuidado del medio ambiente es uno de los puntos en donde se destaca la industria avícola y en donde se ha avanzado a pasos agigantados. En el alojamiento de aves también ha mostrado grandes avances, promovidos por la búsqueda constante del bienestar animal, logrando una producción en sintonía con las nuevas tendencias a nivel global”.

El empresario afirmó que “estamos cursando la ‘Cuarta Revolución Industrial’, caracterizada por un solo sistema conformado por máquinas, sistemas y bienes; un proceso productivo controlado por sistemas digitales y una proyección hacia 2025 donde se podrá aumentar entre un 10% y 25% la eficiencia operacional, reducir entre un 10% y 20% el costo energético y entre un 10% y 40% el costo de mantenimiento”.

Finalmente llamó a la preparación de un Documento que debería publicarse en 2023, “el cual debe profundizar sobre las nuevas formas y normas de producción, priorizando la libertad sin perder la sustentabilidad y la sostenibilidad del negocio…”.

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