Cuando todos debemos ocuparnos para que el Día del Niño sea perfecto

Porque el recuerdo más atesorado de todo adulto son los juegos de la niñez, El Observador destina este espacio, para que los grandes reflexionemos sobre la importancia de dedicarle tiempo, cariño y una buena base educativa a los niños y para que los más pequeños se diviertan con unos juegos que agudizan el ingenio.

Juguetes y algo más

La Cámara Argentina de la Industria del Juguete decidió posponer una semana la tradicional celebración del Día del Niño, con motivo del proceso eleccionario que tuvo lugar el pasado 14 de agosto. El festejo será este domingo 21, fecha destinada a recordar los derechos y la importancia que tienen los niños en toda sociedad, puesto que serán los miembros activos de las futuras generaciones. De dicha responsabilidad que deberán asumir, se desprende la trascendencia que cada padre y en su defecto, el Estado, deben darle a la formación, educación y bienestar de los pequeños.

 Los derechos del niño

El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) recuerda año a año, que todo niño tiene derecho a: 1) La protección contra las diversas formas de discriminación o castigo con motivo de sus condiciones físicas o intelectuales, sus actividades, opiniones o creencias. 2) Un nombre, una nacionalidad y una identidad. 3) La libertad de expresión, de pensamiento, de conciencia y de religión. 4) A ser protegidos legal y activamente de aquellos que ataquen o pongan en riesgo su vida, su privacidad privada, su familia, domicilio o correspondencia personal. 5) Disfrutar del más alto nivel de salud posible, como así también el debido tratamiento y rehabilitación que le sea indicado. 6) Recibir educación, sin que ello implique perder tiempos de recreación, esparcimiento y juegos acordes a su edad y 7) No ser explotado económica ni sexualmente. Todos estos derechos fueron proclamados en la Convención Internacional de las Naciones Unidas, tratado al que Argentina adhirió e incorporó a la Constitución Nacional.

 Niños especiales

Existe un núcleo de población vulnerable, representado por los niños con capacidades diferentes, quienes gozan de los mismos derechos que cualquier niño, pero además, debe asegurárseles que cuenten con los dispositivos que necesiten para valerse y movilizarse por sí solos. También cada comunidad debe facilitarles las vías de participación, para lograr su plena integración y fundamentalmente, tienen derecho a que sus estilos de vida y rutina no sean alterados por la vorágine de los mecanismos sociales.

Una plegaria para los niños

“Quiero pedir por los niños que nunca han comido postre, que no tiene cobija favorita que llevar a todos lados, que ven a sus padres sufrir, que se acercan a nuestros coches en cada cruce pidiendo con sus ojos, que no tienen baños para asearse y cuyas fotos aparecen en las estaciones de policías y no en las oficinas de sus padres… Quiero pedir por los niños cuyas pesadillas suceden a plena luz del día, por aquellos que comen lo que encuentran, que nunca han ido al dentista, que no reciben mimos de nadie, que se van a dormir hambrientos y despiertan también hambrientos, por todos los que no tienen dirección… Por esos niños Señor, quiero pedir el día de hoy. Porque son valiosos, dan una nueva forma de ver el amor en nuestras vidas y a su vez, son una razón para vivir. Ellos nos hacen sentir la necesidad de comprometernos a construir un mundo más justo…En este, su día, pido por todos los hijos del mundo, para que Dios los bendiga con amor y alegría”. (Anónimo).

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