Crespo: Reflexiones e historias en el “Día de la Madre”

En la mayoría de los países, el “Día de la Madre” se festeja en mayo, pero en Argentina, la celebración es el tercer domingo de octubre. Se estableció esa fecha por el calendario litúrgico que la Iglesia Católica utilizaba antes de la reforma del Concilio Vaticano II, donde se agasajaba a las madres el 11 de octubre (festividad de la “Maternidad de la Virgen María”). Finalmente, con el correr de los años se estableció que sea el tercer domingo de ese mes, lo que quedó instaurado hasta la actualidad.

Como cada año, en El Observador homenajeamos a las madres entrerrianas, con historias que se escriben en la cotidianidad y que merecen ser destacadas y reconocidas. Esta semana estuvimos en el cuartel de Bomberos Voluntarios de Crespo y dialogamos con 5 mamás que integran dicha institución: Ida Waigandt (25 años de servicio, 3 hijos: Lucas de 40, Laura de 38 y Pedro de 36); Mara Rohr (ingresó en 2012 a la entidad, tiene 2 hijos: Noelí de 5 y Alejandro de 2) y Romina Franz (hace 2 años que está en Bomberos, tiene un hijo: Martín de 15) y quienes jurarán el año próximo como voluntarias (hoy aspirantes), Diana Repp (3 hijos: José de 11; Mía de 9 y David de 6) y Vanesa Aguilar (un hijo, Walter de 5). Con ellas, por su solidaridad, compromiso y tenacidad, reconocemos también, a las miles de mamás que este domingo estarán celebrando su día.

– ¿Cómo es ser mamá, trabajar y atender las cuestiones del hogar y ser bombero además?

– (Waigandt) Siendo madre y sabiendo que me iba a demandar tiempo y esfuerzo, no dudé en sumarme a la institución, principalmente por el deseo de ayudar. Crecí en un hogar pobre y siempre estuve predispuesta a colaborar en lo que fuera. Hoy, con 25 años de servicio en Bomberos, puedo decir que el cuartel es mi vida. Cuando comencé, el menor de mis hijos ya tenía 10 años. Son chicos criados en el campo, muy independientes, que desde un primer momento me acompañaron en esta vocación. Lo mismo mi esposo, que también es bombero. Recuerdo que teníamos un llamado de emergencia y salía con mi moto al cuartel, por lo que dejaba todo como estaba en la casa y ellos (por sus hijos) se encargaban de seguir lo que quedaba pendiente…

– (Rohr) Empecé siendo aspirante, en 2012, cuando tenía 23 años. Hace un par de años pasé al cuerpo de reserva, siendo instructora de los cadetes, que es una actividad muy linda también. Me sumé a la institución, como muchos bomberos, porque uno a esto de la solidaridad, de querer ayudar, lo tiene muy adentro, siempre tratando de brindar algo a quien lo esté necesitando…

– (Franz) Yo provengo de familia de bomberos. Uno de mis tíos fue uno de los fundadores de la entidad y también, como decían Ida y Mara, me incorporé por esa necesidad que tenía de ayudar…

– (Repp) Siempre me gustó la idea de incorporarme a esta institución, de ayudar al prójimo y espero poder llegar al objetivo, que sería a partir del 2020, en el que haré el juramento para desempeñarme en esta actividad. Anteriormente no se me había dado la oportunidad, porque tengo 3 hijos, que como ahora están un poco más grandes, me dan la oportunidad de cumplir con este sueño…

– (Aguilar) Yo también estaría jurando el año que viene. Me quise sumar antes pero no llegué a tiempo para inscribirme. Después surgió esta posibilidad, lo consulté, porque tengo mi nene chiquito (5 años) y no me animaba a dar este paso. Pero empecé y se lo recomiendo a otras mujeres que deseen integrarse…

– ¿Qué dicen sus familias y especialmente sus hijos sobre esta actividad?

– (Franz) Mi hijo me apoya totalmente. Me dice que está orgulloso de tener a una mamá bombero. También sabe que en cada emergencia me voy, pero no cuando vuelvo y él se organiza bien con sus actividades…

– (Rohr) Yo fui mamá ya estando en la actividad. Somos conscientes que cuando tenemos hijos chicos, ellos necesitan más de lo que podemos brindar a la sociedad como bombero, pero siempre, de una u otra manera vamos colaborando. Y cuando uno jura y se incorpora, es para toda la vida, fundamentalmente el voluntario, por lo que si hay una necesidad en la calle o cualquier situación en la que uno está presente, por más que no tenga el traje puesto, va a actuar y aplicar para lo que uno se capacitó, porque el servicio nos llama. He salido muchas veces cuando mi primera hija era bebé y es ahí donde está el apoyo de la familia…

– (Repp) Mis hijos tienen adoración por el cuartel. El más chico, que tiene 6 años, dice que cuando sea grande, quiere ser bombero…

– (Waigandt) Lo que siempre decimos es que aquel que tiene esta vocación, que no dude en sumarse, porque es una actividad muy linda. Por supuesto que lo primero que tienen que hacer, es consultarlo con sus familiares. Uno entra con el sentido de ayudar, pero se encariña tanto, que después no se quiere ir más. Yo voy a cumplir 59 años y quiero estar hasta los 100 acá. Bomberos es todo para mí. Pero así como tiene sus cosas lindas, lo de la solidaridad, lograr nuevas amistades y demás, también tiene sus momentos difíciles, duros… En estos 25 años he visto lo inimaginable. En la época que no estaba la rotonda (cruce de las rutas 12 y 131-32), hemos concurrido a accidentes con adolescentes y familias enteras que se han perdido. Lo mismo en los incendios, hay que ponerse en el lugar de las personas que han perdido todo, estar con ellos, hablarles, contenerlos y en eso, como madre, una también puede dar un consejo…

– (Rohr) En Bomberos somos una gran familia, que nutre como persona, que permite trabajar en equipo, sin perder la esencia que es ayudar voluntariamente a otros. Tengo contacto con los cadetes que vienen surgiendo y veo la perseverancia que tienen. Hay un grupo que está hace 3 años y los admiro, porque no son bomberos todavía y vienen, estudian, participan, están muy comprometidos…

– (Waigandt) Quiero agregar que además forman parte del cuerpo activo del cuartel de Crespo, otras 3 mamás, que son Mara González Wagner, quien tiene dos nenes (Samuel de 4 años y Rafael de 3); Betiana Barreto (un hijo, Tomás de 6) y Eliana Romero (mamá de un bebé de 7 meses, de nombre Aarón)…

– El Handy o equipo de comunicación es parte de sus vidas también…

– (Waigandt) Sí. Era como mi marido el Handy. Iba conmigo a todos lados. Como ahora somos más bomberos en Crespo, con mi esposo compartimos uno y lo llevamos a todas partes. En estos 25 años, las 24 horas viví atenta a qué podía llegar ese llamado, que sabemos que es el momento de actuar, porque alguien está necesitando de nuestra ayuda…

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